martes, 17 de marzo de 2015

RÁPIDO INVENTARIO DE UNA TENDENCIA

De un naciente particularismo
Luis Barragán


Lejos de enunciar las específicas materias sobre las cuales pretende legislar, el gobierno se ampara en una habilitante que le permitirá – incluso, confesamente – perseguir a toda la oposición y disidencia so pretexto de una campaña anti-imperialista que, por cierto, no repara en la asombrosa relación que existe respecto a China, Rusia, Cuba y otras potencias de acendrados intereses geopolíticos y geoestratégicos. Entendemos esta habilitante como un Estado de Excepción a la medida de la supervivencia de los actuales elencos del poder, contrarrestada toda posibilidad de un posterior control parlamentario, al igual que la consideración y anuncio de medidas propias de la conflictividad y urgencia alegada con tanta estridencia con el descarado desconocimiento de un principio constitucional: el de la corresponsabilidad del Estado y la sociedad en materia de seguridad y defensa de la nación.

Anunciada por Nicolás Maduro, se piensa en una ley para los “quinta-columnistas, donde justos y pecadores se las verán con él y los suyos, aunque seguramente ascenderá a tal rango la tristemente famosa Resolución 008610. Ahora, Diosdado Cabello advierte de otra, orientada a la repatriación de los dólares que, sospechamos, tiene que ver más con una profunda pugna de las camarillas en el poder, porque el dineral solamente lo tienen aquellos que tuvieron o tienen, estuvieron o están con un mismo gobierno de más de década y media. Sin embargo, las vestiduras desgarradas parecen apuntar a otro fenómeno.

En efecto, se ha invocado la unidad nacional y el sentimiento patrio, según lo entienden los más acusados representantes del régimen. Una unidad y un sentimiento que, sospechando de las grandes mayorías, exclusivamente se entiende por chavismo y, peor aún, madurismo con la mezcolanza mágico-religiosa en la que ha derivado el socialismo del siglo XXI.
El consenso y  la patria son los que dicta el régimen dispuesto a una guerra, o a administrar convenientemente su inminencia, solazándose en las amenazas, divorciado de todo sentido común. Capaz de enlazarse con las más sórdidas circunstancias internacionales, inflamada la emoción por las bayonetas que se esconden tras las más generosas consignas, nuevamente apuesta por una guerra civil de consecuencias impredecibles.

Las nuevas guerras  distan de la mera fantasía digital que los relatos de ciencia-ficción construyen, presumiéndolas de un intenso empleo del teclado y deleite por los monitores. Con Mary Kaldor, aprendimos que ellas constituyen una magnífica veta de negocios oscuros, concertándose y sosteniéndose a través de las mafias que pisan los más disímiles terrenos con el tráfico de drogas, de armas, de órganos, bastándoles un determinado particularismo que diga justificarlas, legitimarlas y festejarlas.

De larga maceración en el poder, un movimiento político y social deviene peligrosa secta que, a lo sumo, garantizándola, invoca las consignas ideológicas muy propias de la guerra fría. Luego de quebrar económica, social y políticamente al país, nos condena a la extemporaneidad.

Antes impensable, pues, los anaqueles estuvieron llenos en las vísperas del consabido Caracazo, ahora debemos hacer largas y fatigosas colas para adquirir los insumos básicos, electrónicamente controlados, hasta que la moneda – tal como universalmente se le entiende – llegue a su fin. Y el debate público, inducida la pérdida de su frecuencia y calidad, desemboca en un devocionario inaceptable.

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/22019-de-un-naciente-particularismo
Fotografías: LB, AN (Caracas, 15/03/2015).

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