TAL CUAL, Caracas, 08 de Febrero de 2012
"Entregan la soberanía"
Periodista, profesora universitaria, con doctorado en Ciencias Políticas, y columnista de El Universal e Infolatam, María Teresa Romero lamenta que Chávez se haya enamorado de manera tardía del sueño histórico de Fidel. Considera que con su radicalismo, Maduro y Diosdado solo buscan ocultar su ineficacia de funcionarios ante la descomposición de un Estado cada vez más acéfalo
Elizabteh Araujo
Periodista, profesora universitaria, con doctorado en Ciencias Políticas, y columnista de El Universal e Infolatam, María Teresa Romero lamenta que Chávez se haya enamorado de manera tardía del sueño histórico de Fidel. Considera que con su radicalismo, Maduro y Diosdado solo buscan ocultar su ineficacia de funcionarios ante la descomposición de un Estado cada vez más acéfalo
–¿Cuál es el estado de la nación, con un vicepresidente que un día se disfraza de Chávez y otro día de Capriles?
–¿Hay realmente estado de la nación? El Estado venezolano se muestra cada vez más acéfalo. Al desgobierno actual intentan contenerlo con un títere bicéfalo manejado desde La Habana, que un día se pone la gorra del amor y otro la del odio. Nunca como hoy la situación nacional había llegado a tal estado de descomposición moral, social, económica y política.
–¿Cómo cree usted que perciben los centros de poder, sea la UE o la Casa Blanca, este bochinche?
–Nos ven con preocupación y lástima, aunque por razones diplomáticas y crematísticas no lo digan en voz alta. Saben que, como todos los bochinches, éste terminará mal y tal vez más temprano que tarde. Saben que volver por la senda del orden, el desarrollo y la democracia costará a los venezolanos un buen trecho de sangre, sudor y lágrimas. No sólo los europeos y los estadounidenses, también muchos otros de América Latina y del Tercer Mundo que hoy se dicen amigos y le hacen la venia al gobierno chavista, y lo están esperando en la bajadita.
–¿Tan mal lo está haciendo el binomio de oro como para que haya gente en la oposición que ahora desea que Chávez se recupere?
–Estemos o no de acuerdo con Chávez y su proyecto militarista neocomunista de vocación totalitaria, su liderazgo y carisma eran innegables. Ese binomio de oro no sólo adolece de esos atributos, sino que interpretan el papel impuesto con pasmosa mediocridad y vileza. José Ingenieros hubiese dicho que son los típicos prohombres de las mediocracias que equidistan del bárbaro legendario. Basten dos ejemplos: La forma como se les han negado a los presos políticos, en especial al comisario Simonovis, medidas humanitarias; y cómo se han enfilado en contra de sus adversarios, en particular en contra de diputados opositores.
–¿Cuánta verdad hay en que tal exhibición de radicalismo primitivo es una forma de acallar las pugnas internas dentro del PSUV?
–Además de eso, porque aunque traten de ocultarlo, no hay duda de que se han desatado en el chavismo las pugnas y divisiones tras la larga ausencia del caudillo, con esa estrategia y aumento de polarización buscan también ocultar la descomposición del Estado; la situación crítica, delincuencial en que se halla el país; la ineficiencia de la gestión chavista; y sus propias carencias de autoridad y liderazgo. Maduro y Cabello son los encargados de llevar la transición política, de garantizar continuidad de la revolución bolivariana sin la presencia de su Supremo Hacedor. Trabajo arduo. De modo que tienen que recurrir a esa estrategia del más radical y salvaje para mostrar autoridad y control, así como para disipar dudas sobre el proceso que deben llevar.
–¿Será, como dijo hace poco Enrique Krauze, que tras la ausencia de Chávez del escenario político, habrá una fase de luto y luego una recomposición del panorama político, en la que el chavismo sin Chávez podría ser barrido?
–Convengo con este intelectual pero también con otro analista residente en México, el ex asesor de Chávez, Heinz Dieterich. Desde diferentes perspectivas ambos coinciden en la improbabilidad de que Chávez recupere las capacidades físicas como para volver a ser Presidente y en que, tras ese hecho o su eventual muerte, la revolución se mantenga. Desde 2010 Dieterich viene afirmando que el chavismo, con Chávez, se hunde como el Titanic. ¡Imagínense un chavismo sin Chávez, sin el Dios Supremo, sin el Gran Redentor! La situación actual es una pista de lo que pueda pasar sin Chávez: el caos, el bochinche, la ingobernabilidad y hasta una posible dictadura. Luego de esa fase vendrá, como siempre pasa en la historia, la recomposición política, social y económica que será difícil, pero no imposible.
–¿Cuán cierta es la influencia de los Castro como para suscribir la opinión de gente seria que asegura que Venezuela se ha vuelto una colonia de Cuba?
–Sin duda, esa influencia la estamos viendo desde que Chávez llegó al poder, incluso antes, cuando en 1994 visitó La Habana y Fidel Castro lo recibió con honores. Como presidente electo en enero de 1999, a pocos días de su posesión presidencial, visitó Cuba y se declaró simpatizante de la Revolución. Chávez se enamoró de manera tardía del sueño histórico de Fidel y, a diferencia de Rómulo Betancourt en 1959, le abrió la puerta de nuestro petróleo y otras riquezas, de nuestras instituciones, de nuestras fuerzas armadas, de nuestros puertos, notarias, sistemas comunicacionales, de identificación, extranjería y del aparato de defensa y seguridad. El chavismo ha puesto en bandeja de plata al régimen castrista nuestra soberanía nacional, y su larga estadía en La Habana evidencia que hasta la transición política está siendo llevada por los Castro. Cuando Raúl Castro vino a Caracas en 2010, dijo tajante que “cada vez crece más la hermandad entre Venezuela y Cuba, que cada día son la misma cosa”. El tiempo le ha dado la razón. Hoy en día la sociedad entre ambos le ha permitido a Cuba no sólo sobrevivir económicamente, sino tener una presencia y ejercer un dominio político sobre Venezuela jamás imaginado, y hasta ser legitimado y tener una voz importante en el hemisferio.
–¿Esta larga ausencia de Chávez le ha hecho perder influencia en los aparatos por él inventados, como el ALBA, Celac y otros foros de marcado tinte bolivariano?
–Todavía ejerce influencia. Fue evidente en las más recientes reuniones de la OEA, ALBA y CELAC. Tomemos el caso de la OEA en cuya reunión extraordinaria todos los miembros y su Secretario General legitimaron la tesis inconstitucional de la continuidad del gobierno y al único que levantó la voz en contra alertando sobre el gobierno de facto que desde el 10 de enero existe en Venezuela, el embajador de Panamá, Guillermo Cochéz, fue desconocido y luego destituido por su propio gobierno. El pragmatismo de hoy en política internacional hace posible que estos nuevos foros anacrónicos tengan vigencia. Pero, a medida que vaya desapareciendo la figura de Hugo Chávez, que no logren imponerse las de un Nicolás Maduro o un Raúl Castro, y que por la situación económica venezolana ya no haya dinero que repartir, esos entes y su influencia desaparecerán.
–Respecto a ese tema, hace días vimos a un Insulza como convidado de piedra en la reunión de la Celac, cuya presidencia pro-tempore la va a ejercer un dictador. ¿Será que Insulza, con esa acomodaticia posición, está contribuyendo a enterrar de una vez a la OEA?
–No por casualidad desde hace tiempo lo llaman el sepulturero de la OEA y de la Carta Democrática Interamericana. La etapa de gestión de Insulza no sólo pasará a la historia como la más insulsa, en términos de defensa y promoción de la democracia representativa y pluralista, sino también como la más ominosa para el sistema interamericano. Le ha abierto las puertas a las dictaduras y al comunismo.
–¿Cómo percibe la situación actual de Cuba, donde algunas veces hay muestra de apertura mientras reprimen a disidentes? ¿Terminará el régimen abriendo las puertas a la economía de mercado y mantener el poder de forma dictatorial?
–Raúl Castro dijo, desde que heredó el poder de su hermano, que quería que Cuba siguiera el modelo chino, de apertura económica con dictadura política. Lo ha estado haciendo aunque con reformas económicas tímidas a causa de la subordinación emocional e intelectual que aún ejerce Fidel. Creo que si no viviera su hermano, las reformas hubiesen sido más rápidas y profundas. Otra razón para no haber adelantado el modelo chino es el temor a que en medio de la construcción se le vaya de las manos el control de la sociedad cubana. Por eso se ha dedicado más a militarizar al país y postergar su insistente frase “o rectificamos o nos hundimos”.
Fotografía: Saúl Uzcátegui.
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