EL UNIVERSAL, Caracas, 14 de Febrero de 1936
El Programa de Febrero 1936
JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
El Programa de Febrero nace de la mente de los más lúcidos venezolanos de principios del siglo XX, entre los cuales cabe mencionar a Alberto Adriani Mazzei, Diógenes Escalante, Caracciolo Parra, Manuel Egaña entre otros, que hacen un diagnóstico de la Venezuela postgomecista, tiene ocho puntos cardinales de análisis y presentación de propuestas de cursos de acción gubernamental para gobernar en el quinquenio 1936-1941. Al respecto los puntos a tocar fueron: 1) Régimen de Legalidad, 2) Higiene pública y asistencia social, 3) Vías de comunicación, 4) Educación nacional, 5) Agricultura y cría, 6) Política fiscal y política comercial, 7) Inmigración y colonización y Puntos complementarios. Es posible, que los redactores del Programa de Febrero se hayan adelantado a su tiempo en cuanto al diagnóstico y medidas a ejecutar.
Así las cosas, dentro del Programa de Febrero entre otros como Alberto Adriani, que será determinante y corredactor en tres políticas públicas entre otras que estarán en este Programa de Febrero. Estaban pues, allí esbozadas, algunas ideas para modernizar y adecuar tanto el sector agrícola como el sector pecuario del país, entre otras materias que tocaba este documento.
En efecto, contenía el Programa de Febrero entre otras ideas y medidas aplicar, la creación de: un Banco Agrícola y Pecuario, creación de cátedras ambulantes de agricultura, conservación de los recursos naturales del país; política de bosques, política de aguas, conservación de los suelos, organización y desarrollo de nuestra industria de pesca, distribución económica y rápida de los productos en pesca entre otras medidas que revolucionaran el hacer de políticas públicas del país.
Estaban allí, pues, esbozadas algunas ideas para modernizar y adecuar el sector de las finanzas públicas del país. En efecto, contenía el Programa de Febrero entre otras ideas y materias, la creación de una política fiscal estimuladora de la producción nacional, una reforma del sistema tributario, manejo escrupuloso de los fondos públicos; es decir, una ética pública del ejercicio de la función pública, aumentar la renta minera, estudiar la organización bancaria para una reforma de la misma, impulsará y estimulará los primeros estudios para establecer un Banco Central Banco (que se hará efectivo en 1941), coordinación de los sistemas tributarios del estado Federal, Estadual y de Municipios, establecimiento de tratados bilaterales y multilaterales de conformidad con la política comercial que se adopte de fomento a la producción nacional entre otras medidas, que invito a los amigos lectores a leer de este documento. Otras propuestas de ese texto, girarán en torno a la inmigración, colonización, que buscaba de acuerdo al texto... "Entre las grandes necesidades del país está la de una población relativamente densa, físicamente fuerte, moral e intelectualmente educada, y que disfrute de una economía próspera. La inmigración y la colonización contribuirán poderosamente en tal sentido. Pero para que esa inmigración pueda rendir todos sus beneficios y la población inmigrada no se sustituya, si no se asimile a nuestra población nativa, es necesario que se cumplan previamente ciertas condiciones...".
Más adelante expresará el Programa de Febrero que... "La colonización con inmigrantes extranjeros debería ser precedida de una colonización interior, a base de nativos, lo que permitiría preparar el terreno para la adaptación física y espiritual de los colonos extranjeros...".
Creo que el balance que se puede hacer a través de la historia es de lo acertado de las medidas que planteaba y del claro momento histórico que se vivía en aquel entonces, una Venezuela que se abría al siglo XX, como afirmaba ese gran venezolano Mariano Picón Salas. Invito a las nuevas generaciones de estudiantes sobre todo de ciencias políticas de la UCV, de la materia de sistema político venezolano a estudiar y analizar este documento por la vigencia y actualidad de muchas de sus políticas públicas.
EL IMPULSO, Barquisimeto, 14 de Febrero de 2013
14 de febrero de 1936
Luis Eduardo Cortés Riera
El común de la gente desconoce el significado y la trascendencia de esta fecha de capital importancia en la historia reciente de Venezuela. Me asombra que nuestros compatriotas la confundan con el Día del amor y de los enamorados, el día de san Valentín de la tradición anglosajona. Es por ello que como historiador de oficio me siento en la necesidad de aclarar ciertos aspectos relativos a tan significativa fecha.
Ese día se realizó una movilización popular multitudinaria y espontánea en Caracas, la cual ejerció tal presión que el presidente Eleazar López Contreras debió dar marcha atrás unas impopulares ejecutorias y destituir al general Félix Galavís, un gomecista declarado que había ordenado disparar a la multitud que se hallaba en protesta pacífica en la Plaza Bolívar ese día por la mañana. Además debió restituir las garantías suspendidas desde el 5 de enero, derogar el decreto de censura, así como eliminar el odioso control de periódicos y radios. A ello debemos agregar que gracias a tal movilización removió el primer mandatario a un grupo de gomecistas enquistados en el gobierno, y se vio conminado a presentar un plan de gobierno, al cual se llamó “Programa de Febrero”.
Todo este cuadro de conmoción social se había desatado desde la muerte del general Juan Vicente Gómez ocurrida en 1935. Desde ese momento los paros, huelgas, manifestaciones eran el pan de cada día. Era natural que aquello sucediese, pues la protesta social había sido ahogada o reducida al mínimo durante los larguísimos 27 años de férrea y brutal dictadura del andino. Como escribió Mariano Picón Salas: “Venezuela entró al siglo XX en 1936”.
El 14 de febrero hubo seis muertos y resultaron heridos unos 150 ciudadanos. Los manifestantes gritaban “no somos comunistas”, “queremos prensa libre”, “queremos garantías”. Sin embargo la manifestación no se disolvió. Algunos manifestantes llegaron a tomar sangre de los fallecidos y escribir con ella en las paredes de la odiada sede de la Gobernación: “Muera Galavís”, al tiempo que eran saqueadas las casas de los capitostes de la dictadura.
La gente tenía el presentimiento que López Contreras quería continuar bajo la consigna de un “gobierno de Gómez sin Gómez”, pero aquel temor se disipó al ordenar el presidente la detención del general Galavís, al tiempo que el poeta Andrés Eloy blanco se dirigió a los manifestantes en la Plaza Bolívar, logrando con su arenga aquietarlos.
Por la tarde de ese mismo día salió a la calle otra manifestación, tan multitudinaria como la de la mañana, apoyada esta vez por la Junta Patriótica, compuesta por Jorge Luciani, Profesor Miguel Acosta Saignes, Rolando Anzola, el poeta Manuel Felipe Rugeles, Ernesto Silva Tellería, Hernani Portocarrero y Raúl Osuna, seguida por organizaciones obreras y estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, encabezada por el eminente médico Dr. Francisco Antonio Rísquez, su Rector, y el estudiante Jóvito Villalba. Fue tal movilización un innegable triunfo de la llamada “Generación del 28”, la cual ocho años antes había insurgido contra la autocracia gomecista en los memorables carnavales de 1928.
El Programa de Febrero comenzó siendo un diagnóstico de las áreas más problemáticas y la solución que el gobierno creía convenientes para enfrentarlas. Una de ellas fue la promulgación de una Constitución Nacional a tono con los cambios que el país había experimentado, la creación de una Oficina Nacional del Trabajo, el desarrollo de una campaña sanitaria, la reorganización de la educación a cargo de Mariano Picón Salas, la reforma del sistema tributario, el establecimiento de un Banco Central, el fomento de la inmigración, la modernización del Ejército y la incentivación del alicaído aparato productivo. Estas medidas fueron un logro político inmediato, pues pudo apaciguar el clima de crispación nacional que campeaba. Tal Programa haría incomprensible a la Venezuela moderna que hoy conocemos y se puede entender como un mecanismo para asumir la modernidad en el país.
En tierras larenses fueron los adecos del trienio 1945-1948, quienes desde el Concejo Municipal propusieron que se bautizara con el nombre de “14 de Febrero” la avenida que todos conocemos y transitamos en el sector Trasandino de Carora, en homenaje a las heroicas jornadas populares de aquel memorable día, las que han quedado para la posteridad como un triunfo de la democracia y de la libertad contra la opresión y el despotismo.
Carora, febrero de 2013.
cronistadecarora@hotmail.com
Nota de LB:
Según la "Guía histórica de Venezuela" de A. Arellano Moreno (1977), los ánimos están encrespados a principios de 1936. Distintas protestas destacan, además, el protagonismo de la Federación de Estudiantes de Venezuela presidida por Jóvito Villalba. Suspensión de las garantías constitucionales y demanda popular por su restititución. Disolución del Congreso gomecista y convocatoria de una Asamblea Constituyente, es la consigna. Al Presidente López Contreras lo visitan unas 50 mil personas que recorren las calles de Caracas, pero desde la Gobernación de la ciudad capital disparan. Y el 14 de Febrero de 1936, hay varios muertos y heridos. Centenares de inmuebles gomecistas resultan saqueados, huyendo muchos de sus propietarios al exterior.
López Contreras planteará el llamado Programa de Febrero y, ya para el 20 de los corrientes, los ánimos están más calmados. Arminio Borjas, Presidente de la Corte Federal, se encarga del poder, y el Congreso elige en abril a López Contreras como Presidente Constitucional. Lo cierto es que, para Manuel Caballero, leído en alguna parte, el 14-F es el inicio de la democracia venezolana, si mal no recordamos, pero - lo más importante - observó que el referido programa no surgió de la noche a la mañana: estaba en el libreto.
La fotografía es del insigne Juanito Martínez Pozueta. Por cierto, una personalidad pendiente de una más seria cercanía. Dejó un inmenso testimonio fotográfico, e - incluso - hemos visto en la vieja prensa, artículos especializados sobre la técnica y el arte de la fotografía, suscritos por él con entusiasmo. Creemos que falleció muy al principio de los setenta.
Fotografía: Juanito Martínez Pozueta para el artículo de Analuisa LLovera sobre los sucesos del 14 de Febrero de 1936. Momento, Caracas, nr. 396 del 16/02/64.
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