domingo, 10 de febrero de 2013

¿CONFIAR?

NOTITARDE, Valencia, 10 de Febrero de 2013
Cristo nos llama a seguirle (Lc. 5, 1-11)
Joel de Jesús Nuñez

El evangelio de este domingo nos presenta tres partes: Jesús aparece predicando a la gente a la orilla del Lago de Galilea; era tanta la multitud que quería escucharlo, que tuvo que subirse a la barca de Simón, que luego Jesús lo llamará Pedro, y se puso a predicarles la Buena Noticia del Reino de los cielos. Dice el evangelista Lucas que Jesús se sentó en la barca y comenzó a enseñar a la gente. Lucas, y los demás evangelistas, presentan a Jesús como el verdadero Maestro, que viene a enseñar no sabiduría humana, sino a revelarnos la sabiduría divina, a transmitirnos un mensaje que viene de lo alto, de Dios Padre. Hay algo que resalta en esta primera parte del evangelio de hoy, la gente quiere escuchar a Cristo, porque descubren que su forma de hablar, su lenguaje, sus palabras son diferentes, llenan y nutren la vida, “son palabras de vida eterna” y por eso prestan atención a lo que dice el Maestro de Nazaret y al mismo tiempo, se percibe que Dios quiere hablar al hombre, lo busca, se quiere encontrar con Él, quiere guiarlo, proporcionarle las enseñanzas que podrán ayudarlo a vivir su vida cotidiana, su día a día. Jesús va al lugar de trabajo de toda aquella gente, para allí transmitirle el mensaje de Dios. En nuestra sociedad de hoy, en la Venezuela de hoy, necesitamos escuchar a Dios, prestar oído a lo que nos pide Cristo, hacer vida sus enseñanzas. Hoy más que nunca, percibimos a la gente necesitada de un mensaje de fe, esperanza y sobre todo amor, esas palabras que llenan la vida nos la transmite Cristo; lo que necesitamos pedirle es que nos ayude hacerlas vida, que nos dé signos de su presencia entre nosotros, que nos fortalezca con su Espíritu Santo para poder hacer vida su palabra en medio de lo que nos toca hacer cada día.
En la segunda parte del evangelio de hoy, Jesús realiza en medio de aquella gente y a la vista de Simón Pedro, su hermano Andrés y los hermanos Santiago y Juan, el milagro de la pesca milagrosa, es ya de día, ya habían regresado de pescar toda la noche, estaban lavando las redes para prepararse para otro día, Jesús le dice a Pedro que conduzca la barca mar adentro para pescar; en su lógica humana le dice a Jesús que han pasado toda la noche pescando y no han sacado nada, pero ahora en su nombre, es decir, teniendo fe en Él, creyendo en su persona como Dios, creyendo en sus palabras, echará las redes, así lo hace y la pesca fue abundante. Hay aquí varios signos, primero lo que pide Cristo a Pedro, un salto de fe, creer en Dios y creerle a Dios, trascender la lógica humana. El subir a la barca y llevarla mar adentro es prefiguración de la vocación de Pedro, no sólo seguir a Cristo como discípulo, sino que en medio de ese seguimiento tendrá la misión especial de guiar a la Iglesia que Cristo vino a fundar, guiarla en su nombre, la barca de la Iglesia. La pesca milagrosa, donde hay peces de todos los tamaños es la universalidad del mensaje cristiano.
Cristo ha venido a salvar a todos los hombres. Por eso, la tercera parte del evangelio es la vocación, el llamado que Jesús hizo a aquellos cuatro hombres, parejas de hermanos, a “ser pescadores de hombres”, es decir, a predicar el mensaje de la salvación a toda la humanidad. Es la tarea del creyente, del que sigue a Cristo, en medio del mundo distinguirse como discípulo de Jesús, como uno que ha escuchado su llamado y se convierte en instrumento de salvación, traducido en un hombre o mujer al servicio de los hermanos, que vive de la fe, la esperanza y el amor, ayudando al prójimo a encontrar el sentido de su vida, a encontrarse con Dios que llena todas las expectativas del corazón del hombre. Así como Pedro y los otros que lo dejaron todo para seguir a Jesús, porque descubrieron que en Dios toda la existencia humana se ilumina, se renueva, se transforma y comienza a vivirse una nueva dimensión de la vida que comienza a dar plenitud a todo lo que hacemos y nos proyecta a esa vida que no termina, sino que tiene su culmen en la contemplación cara a cara de Dios.
Pidamos al Señor que nos ayude, que nos fortalezca para que en medio de este mundo cansado, que va sin rumbo, que necesita de Dios y a veces no lo sabe, los cristianos podamos transmitir el mensaje que salva y renueva al ser humano.
Ida y retorno
Con el Miércoles de Ceniza, los cristianos católicos, iniciamos la Cuaresma, tiempo de conversión, de volver a Dios, espacio para intensificar la oración, el ayuno, la penitencia, la caridad con el prójimo. Que estos cuarenta días nos sirvan para crecer espiritualmente, para vivir más cerca de Dios. Si así lo hacemos, les aseguro que experimentaremos la alegría de descubrir lo que se siente y vive cuando se está con Dios; hasta las adversidades y las crisis se superan, porque con Dios se logra todo o se encuentra el sentido a todo. Feliz Cuaresma, que nos preparemos bien para la Pascua del Señor.

Breve nota LB:  No tomamos apuntes de la misa de hoy. Empero, recordamos aquello de estar hechos a su imagen y semejanza, debiendo resolver en la vida, contando con la inteligencia para afrontar las situaciones diversas...., además que los bienes son para nosotros y, no al revés, vivir para nuestros bienes.... Dejar todo, entregarse: no se puede estar marcando con boyas el sitio de pesca. Esto es, confiar (Iglesia de La Coromoto, El Paraíso, Caracas).

Ilustración: Miki Karni.

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