lunes, 18 de febrero de 2013

SUBSIDIO IMPERCEPTIBLE

La prensa IVA
Luis Barragán


Consabido, el periodismo impreso ha sufrido cambios. Además de la competencia impuesta por los medios digitales que procura imitar en el diseño y la diagramación, añadido un propio portal, la comercialización lo lleva hacia un horizonte de franqueza: la publicidad es el soporte fundamental, más que la compra individual de sus acostumbrados lectores.

Entre varios, hubo un diario caraqueño que se ufanaba de no vender sus espacios, como “La Esfera” de los treinta del pasado siglo. Claro está, luego no tardó en sintonizar con las realidades.

Los impresos de distribución gratuita constituyen una vieja novedad en los días que corren, pues, valiéndonos del oxímoron,  tienen una ya larga trayectoria en otros países, mientras que es relativamente reciente en el nuestro. Sin embargo, no tratamos de una fácil empresa.

Un periódico o revista gratuita, como ocurre en la red de redes, debe competir con otros medios … igualmente gratuitos, para captar los lectores (y estratos sociales), capaces de generar la confianza de la industria de la publicidad que, por cierto,  ayuda a mantener los precios y todavía accesibles de los impresos no gratuitos.  El atractivo no ha de radicar sólo en la presentación, apostando por una determinada estética,  sino en los contenidos que satisfagan la demanda realmente detectada y aprovechada. Por consiguiente, aunque lo parezca, el éxito no está garantizado.

En las últimas décadas, por ejemplo, desaparecieron diarios no gratuitos que, en su momento, gozaron de un inmenso prestigio, aunque – por variadas razones – llegada la crisis, intentaron e intentan la gratuita colocación de sus ejemplares, amén de la infopista, diluyéndose lentamente hasta desaparecer o resistir gracias a la marca que despera por el inversionista que no llega.

Atestiguamos otros fenómenos de la gratuidad en los últimos años, ya que el régimen prevaleciente en Venezuela hizo de los impresos una formidable herramienta de proselitismo al igual que un favor, incluso,  para sus más ilustrados seguidores.  Algunos meritorios, es necesario reconocerlo, como “Cuestiones”,  la multiplicidad de diarios, semanarios y quincenarios, en constante reclamo de publicidad oficial, apareciendo otra modalidad de negocios,  hizo inevitable la distinción de los medios estrictamente comunitarios y la reducción de los favores.

De rango ministerial o viceministerial,  los órganos de información, propaganda y publicidad del Ejecutivo Nacional supieron de un reordenamiento que los llevó a la recomendación y creación de sendas fundaciones que le ayudaran en el esfuerzo de difundir las posturas oficiales, compitiendo - subrayemos – deslealmente con el sector privado, sumando al social que ha pretendido prefabricar.

Ya no bastaba con privilegiar a “Últimas Noticias”, aún cuando sospechamos por un instante  que “Vea”, fundado por un adepto al gobierno nacional, como Guillermo García Ponce, pudo ser el vocero oficioso por excelencia del régimen, quizá parecido a lo que fue “El Nuevo Diario” para Juan Vicente Gómez o “El Heraldo” para Marcos Pérez Jiménez. Al fin y al cabo, firmas mercantiles, el camino más expedito y fiable ha sido el de promover un periódico de corte leninista, como el de la Alcaldía de Caracas, o – a través de una fundación –  ensayar con un tabloide un poco más equilibrado y de precio simbólico, posiblemente destinados a diferentes segmentos sociales.

El caso está en que “Ciudad Caracas” y “Correo del Orinoco”  los paga el Estado, siendo indiferentes al mercado. Vale decir, no importa que centenares de miles de ejemplares queden fríos o que el papel sirva inmediatamente para otros menesteres, ya hartos  del enfermizo culto a la personalidad presidencial que los releva de todo debate, porque somos los venezolanos los que subsidiamos esos medios.

Y no se diga que es exclusivamente el ingreso petrolero, porque el presupuesto público se afianza - en un elevado porcentaje -  en nuestros impuestos. Sin distingos políticos o de otra naturaleza, todos los venezolanos los sostenemos a través del imperceptible y regresivo impuesto al valor agregado (IVA) de cada día, por lo que decimos merecer un poco más de sentido pluralista en sus líneas editoriales.

Recordamos que, al discutirse en la Asamblea Nacional la solicitud de un crédito adicional para “Correo del Orinoco”, la respuesta oficialista fue  la del  desparpajo de su aprobación con total evasión de los argumentos de la oposición. Y, aunque reconocemos que intenta un poco más de equilibrio informativo, por lo menos, en las reseñas de las sesiones parlamentarias donde nombra a los opositores, ya que “Ciudad Caracas” únicamente lo hace para denigrarlos,  presagiamos que ambos medios y sus recursos, seguirán en las misma manos en el supuesto de una salida del llamado “chavismo” del poder, ya que – privatizados – no es nada fortuita la fórmula empleada de una fundación.

Hemos visto,  hay una prensa gratuita inmoralmente a prueba de las realidades. No compite, se impone gracias a nuestros diarios tributos.


Fotografía: Élite, Caracas, nr. 512 del 06/07/1935.

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