Esta semana concluye con el saldo lamentable de la injusta desaparición física de Napoleón Pisani. Apenas, pudimos escapar, como dos horas, a la hemeroteca de la Academia Nacional de la Historia, y, saliendo de ella, en las vecindades del mediodía, junto a Julio Moreno, nos encontramos con Derbys López Suárez, quien entraba. Un rápido saludo, pero - como luego nos comentó María F. - éste nunca se imaginó que, más tarde, saludaría y conversaría brevemente con Pisani, corriendo la noticia de su muerte al finalizar la tarde...Además de la fotografía, nos permitimos reproducir la nota de Alfredo Schael, tomada del grupo Museo de Transporte / Facebook.
LB
Último acto e instante de un hombre de la cultura
Alfredo Schael
Napoleón Pisani Pardi murió dentro del Museo Boulton este jueves 14 en la tarde, justo al lado del Panteón Nacional.
Resultó víctima de su propio arrojo. Con el que asume defender una porción pequeña del patrimonio vasto, extraordinario, único, común a todos los venezolanos, legado de generaciones que para protegerlo han dispensado todo y abaten cualquier contingencia.
Colaborador adhoc del Museo Boulton, lo frecuentaba casi a diario. Iba a estudiar documentos y admirar las colecciones además de asesorar en cuanto pudiese ser útil su parecer.
En eso andaba Pisani cuando fue sorprendido por varios sujetos a quienes el caballero enfrenta con valentía de hombre, mas sobre todo como doliente de la colección a la que los zarrapastrosos habían puesto la mano y por instantes la retienen para llevársela brincando la tapia.
Sin duda que menospreciaron la fuerza con la cual a su no poca edad, el Pisani comprometido varón, responde tal y como siempre hizo, nunca diferente a la manera de reaccionar ante el que iba a ser su último acto e instante de la existencia.
Napoleón Pisani se comporta como el auténtico celador de la cultura nacional. Infatigable, bien apreciado creador, maestro, promotor, curador, actualizado divulgador del arte y el saber,…
Consagró la vida a la cultura. A la defensa de los bienes patrimoniales de su país, de las ciudades, al don excepcionalmente maravilloso de la creación artística y lo estético. Al humanismo, lo bello y al desenvolvimiento libre de la inteligencia y el arte.
En los últimos años, continuación de su trayectoria como periodista cultural, cronista y entrevistador que en los años 70 y 80 publicaba en la prensa escrita, supo adaptarse a los medios electrónicos y redes sociales. Abrió el blog Escritos de un Salvaje, tribuna propia desde donde nada reverencial, sin compromisos ni acomodos, decantaba pareceres y angustias.
Abunda en notas acerca del desprecio por el ordenamiento y la estética urbana, el patrimonio artístico público que como el de Caracas, vive a merced de caprichos y situaciones sobrevenidas por los antojos de cualquier funcionarillo a quien el tránsito por el poder pareciera otorgar la potestad de resolver como le plazca.
Las estatuas de Caracas, esas que aparecen y desaparecen sin que nadie se digne ni atreva a dar razón, al igual que las plaza, jardines y monumentos mal tenidos e irrespetados, fueron temas abordados con soltura al escribir.
Pisani Pardi deja lecturas además de alumnos a quienes orientó como docente en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, en ámbitos universitarios, compartiendo sin recelos la erudición y puntos de vista a veces no tan convencionales. Fue militante activo de la izquierda.
Le interesó ofrecer su propia versión del Armando Reverón al que interpreta como crítico de arte e intenta presentarnos al hombre a quien mozo, fue a mirar en El Castillete y analizará en la academia.
Merecieron su atención artistas como Michelena, Tito Salas,… muchísimos que estudió, pudo frecuentar, entrevistó, reseñó o promovió desde la Galería Iberoamericana, la cual le tocó dirigir en el Este de Caracas.
Con Napoleón Pisani Pardi se va un acopio enorme de información útil la cual no toda tuvo tiempo para compartirla a través de medios públicos, el aula o el contertulio entre compañeros, seguidores y amigos.
Nos consta en el Museo del Transporte su poder de convocatoria pues el pasado año propuso un encuentro con artistas populares. Atrajo a más de 40 invitados a retratar este espacio al cual Pisani también sirvió como colaborador espontáneo. Deja nombre y huella. La estela de su figura y fuerza de la palabra. Quejidos por la salud debilitada o esos dolores hondos que le acompañaron los últimos años. También el sabor del carácter difícil.
Sin embargo, por encima de cualquier otra consideración, resalta la certeza que fue hombre de mucho saber, para nada cansado de servir, deseoso de llegar al final de la vida siendo útil. Actuando en diversos planos con el valor demostrado en el que sería su último día e instante. Ese que también logra agravar angustias: debemos mayores desvelos a la vida de todo el colectivo tanto como al patrimonio cultural.
A nombre de los amigos que deja el profesor Napoleón Pisani Pardi en el Museo del Transporte “Guillermo José Schael”, en el de Jorge Bello Domínguez -quien nos lo trajo e introdujo en nuestro equipo de trabajo-, no cabe más que suplicar por el descanso en paz a su alma inquieta
14 de febrero de 2013
Fotografía: Derbys López Suárez y Napoleón Pisani Pardi, tomada del grupo Museo del Transporte Guillermo José Schael.
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