Manual indispensable
Luis Barragán
Recientemente, Luis Alberto Buttó
ha aportado una estupenda, necesaria y oportuna brújula: “Civiles y militares.
Manual indispensable” (Negro Sobre Blanco, Caracas, 2015). El calificado académico
asume – así - una importante responsabilidad de orientación
y discusión sobre una materia tan crucial, aunque frecuentemente evadida, para
el novicio y el ya experimentado investigador que intentan la adecuada
interpretación de unas relaciones difíciles, procurando la documentación y al
análisis de un problemario destinado a estructurar una opinión alternativa
(sólidamente fundada para que sea – además – relevante y pertinente), epistémica y metodológicamente convincente,
refutable como lo exige todo conocimiento científico (17, 32, 42, 68, 79, 81
s., 109 s.). Por ello, insiste, en el enfoque
multidisciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario para alcanzar un
lenguaje común mínimo, la interpelación eficaz e, incluso, una justa postura
frente a las teorías tradicionales y las esnobistas (82 s., 105).
Establecidos los parámetros esenciales
para una accesible y grata disertación, el breviario conquista su hondura a
través de una tarea central, como es la de “evidenciar la intervención de los
miliares en política”, propiciado por el
monopolio de la coerción y la fuerza legal (78, 101). Hábito harto conocido en este lado del
mundo, nos remite al universo de las
relaciones entre civiles y militares de un superior desafío, complejidad y
entidad que la simple yunta cívico-militar, denominación en boga capaz de
enmascarar otras que retratan – a
nuestro juicio – una regresión a la premodernidad.
Relaciones civiles y militares
que se concretan entre los oficiales superiores y la élite civil gobernante,
derivando en asuntos no menos específicos: la intervención militar en política,
el control civil democrático, la concepción y operación del sector defensa
(105). La clave reside en la (in) subordinación de un sector respecto al otro, concluyendo que el “control civil significa, entre otras cosas, [la] plena autonomía del sector
civil para formular las políticas del Estado en materia de defensa nacional”,
precisando que ha sido de penetración partidista en el socialismo real y
también que el analista suele deslumbrarse – creyéndolo vigente – por el mero
cumplimiento de las formalidades jurídicas (61, 65, 69), aunque la experiencia
pretoriana tienda a sincerarse como un estadio definitivo de militarización.
Valga acotar,
control civil que mejor ha realizado la democracia liberal representativa y, habida cuenta que su perfeccionamiento
constituye una bandera atractiva y poderosa, no siempre ocurre, pues, la
mentada superación en Venezuela se convirtió en un monumental retroceso que
ahora trastocan sus fundamentos en una
urgente reivindicación. Ella es víctima
de una “caterva de adjetivos que el pensamiento posmoderno vacuamente pretende
endilgarle”, observa con acierto Buttó (77).
Gana en exactitud
el control civil que nos remite a un subgrupo de oficiales de comando, con poder
de fuego acumulado, fuera de toda representación política debido a la sensata
restricción de la ciudadanía que recae sobre todos los miembros de la entidad
castrense, supeditado al de los civiles con responsabilidades de gobierno.
Significa negar la autonomía militar, terreno fértil para el pretorianismo (34,
110), y la misma confusión de la institución armada con el Estado del cual es
un instrumento u órgano-herramienta decidido política y estratégicamente, como
corajuda, contundente e inequívocamente asevera el autor (60, 98 s.).
Atina al
distinguir entre la coerción y fuerza en el marco del Estado de Derecho,
respecto a la violencia (23), susceptible de llegar a la brutalidad. Ocurre
algo semejante al diferenciar entre seguridad y defensa, estableciendo roles
(41), aclarándonos en qué consiste la colonización militar (25), el golpe de
Estado (44 ss., 108) y las crisis de gobernabilidad, institucional y de
representación (75 ss.).
Casualidad alguna
fue la de iniciar el ensayo refiriéndose al papel que jugó Narcís Serra i Serra
a lo largo de la década española de los ochenta del XX, por cierto,
recordándonos a otro reformador militar como Manuel Azaña al advenir la II
República, enfatizando la obligación que tiene todo dirigente político de
estudiar realidades que no debe extrañar, como la castrense, impuesta la
necesidad de informarse – incluso – en términos operacionales (107 ss.). Queda pendiente la discusión en torno a la
creciente desespecialización de la dirigencia venezolana que, apuntadas las excepciones
de rigor, ofrece un dramático contraste con lo que fue el oficio cotidiano en
décadas anteriores.
Varias veces hemos
constatado las flaquezas del debate constituyente de 1999, en ésta y en otras materias, coincidiendo en
la “inexcusable demostración de la supina ignorancia” que los diarios de
debates arrojan respecto al alcance real de las competencias de los sectores
civil y militar (60). Tarea próxima es
la de propiciar un futuro y decisivo debate sobre la materia militar en el
parlamento que viene, faltando poco para que caduque el actual, como modesta e
infructuosamente quisimos hacer en 2010 (http://www.dailymotion.com/video/xidikx_copei-trabaja-en-una-serie-de-leyes-que-regularian-el-ambito_news).
La academia ha
dado muestras de responsabilidad, como lo comprobamos con Buttó, expresión de
una vigente escuela de pensamiento que tuvo en Domingo Irwin el innegable
maestro e inspirador. Ensayo con
carácter de propuesta, es el “resultado de cierta angustia intelectual que me
ha atosigado en los años dedicados al tema” (106), materializado ahora en una
edición heroica – vistas las actuales circunstancia económicas - en la que, permitiéndonos la observación
quizá ociosa, por una parte, el autor emplea recurrentes términos coloquiales (a la chita callando, troche y moche, light,
sardina a la brasa, caer de maduro, alturas del partido), ironizando – además
– con sinónimos que le sirven para la caracterización de determinados aspectos;
y, por otra, desmintiendo cualquier tufo “reaccionario”, evoca brevemente las
letras de Alí Primera y Silvio Rodríguez, cuando no cita a Moisés Moleiro y a
Vladimir Lenin.
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2015/08/manual-indispensable/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=1104377
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2015/08/manual-indispensable/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=1104377
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