Parlamento y cine venezolano
Luis Barragán
En su sesión ordinaria del 20 de los corrientes, según acostumbra, la bancada oficialista planteó un crédito adicional por la cantidad nada irrisoria de Bs. F 114.500.000,oo, destinado a la realización de tres largometrajes y dos telenovelas. Incorporados, nos opusimos con toda claridad, en nombre de la bancada democrática, alegando razones que no fueron debida y específicamente rebatidas, aunque– “dijo que los parlamentarios y parlamentarias socialistas plantean proyectos que no necesitan los venezolanos y las venezolanas” (http://www.antv.gob.ve/m8/noticiam8.asp?id=51686), como lo despachara burdamente ANTV en su reseña del día.
La solicitud del crédito en cuestión, fue aprobada por el propio Presidente de la República, en beneficio de los proyectos realizados por Román Chalbaud y Luis Alberto Lamata, a quien presumimos también propulsor de un film – no faltaba más – dedicado al consabido “Maisanta”; e, igualmente, favorable a los de Henry Escalona y César Bolívar para la televisión. Paradójicamente, la prensa independiente no informó al respecto, a pesar que las fuentes del Estado reseñaron a su modo la tramitación y aprobación de los recursos exigidos.
Recibido un quinteto de correos electrónicos que cuestionó nuestro rechazo, a pesar del relativo respeto empleado que bien pudieron imitar algunos personajillos interesados que molestaban desde el palco del hemiciclo, creemos importante insistir en que no se trata de algo personal contra los aludidos realizadores. Por ello, incurrimos en la inelegancia de citar nuestra intervención en la cámara:
“De nuevo los términos están invertidos. Cuando aún estamos en el curso de la discusión del presupuesto público, la bancada oficialista sigue planteando estos créditos adicionales haciendo de la excepción una regla. (…) Es necesario recordar la necesidad de planificar para ser más eficiente y hacer eficaz el gasto público. Porque la pregunta natural sería ¿cuál es la finalidad del Presupuesto Público Nacional? Por lo demás, un crédito adicional tiene también algunas características: se hace más difícil el control del gasto, no es participativo sino discrecional, y, en lugar de tomar esta Asamblea Nacional el tiempo necesario para estudiarlo, la Comisión Permanente de Finanzas se apresura a aprobar la solicitudes que hace el Ejecutivo Nacional, y borrando todo criterio en cuanto a la división de los órganos del Poder Público, esta sucursal del PSUV inmediatamente se apresta a aprobarlo (…) Debemos también hacer algunas consideraciones específicas sobre la solicitud de marras, un punto de cuenta donde el ciudadano Presidente de la República no arbitra criterios y recursos para el impulso de la industria cinematográfica, sino decide por unas determinadas películas, unos determinados directores de cine, unas determinadas producciones telenovelísticas, que nos permiten recodar un película extraordinaria llamada “El Circulo del Poder” (1991) donde Andrei Konchalovsky precisamente retrataba a José Stalin, al Padrecito de todos esos pueblos de la Europa sojuzgada, decidiendo – incluso - el nombre de las películas, de los directores, el contenido de lo que se iba a decir; y nos preguntamos si el ciudadano Presidente de la República también debe decidir lo que debemos ver todos los venezolanos (…) Es ventajista también, porque no considera la posibilidad de otros directores de acceder a estos recursos para concretar sus obras de arte, sino que desde arriba se decide quiénes pueden filmar, quiénes pueden ocupar la televisión, quiénes pueden telenovelar al país. A la moneda verdadera de la necesidad de impulsar la industria del cine nacional, corre la moneda falsa del privilegio por algunos directores y algunas producciones y algunos proyectos desde el más alto nivel del Estado venezolano (…) La Comisión Permanente de Cultura y Recreación ni siquiera conoce un solo proyecto de este Fondo Cinematográfico, porque no han tenido la amabilidad ni siquiera de dirigirse a esta Comisión, a la cual modestamente pertenezco, para hablar de planes y de proyectos e intercambiar ideas con un Parlamento que es irreductiblemente plural, ni tienen la amabilidad siquiera de dirigirse a esta Comisión quienes se suponen artistas y se aprovechan de las circunstancias de esta otra etapa de la Venezuela Saudita, donde es el Gobierno quien dispensa caprichosa, discrecional y arbitrariamente estos recursos (…) El Parlamento ha de legislar y no habilitar, ha de controlar y no acatar, ha de parlamentar y no parlar, pero - al negarnos a aprobar esta solicitud - el Parlamento debe presupuestar y no fiar”.
Por cierto, sujetos al escaso tiempo concedido para las intervenciones, como no ocurre en otros parlamentos del mundo democrático, no señalamos que a José Stalin le deleitaban los filmes hollywoodenses, en una exclusiva sala de proyección que compartía con sus allegados, como Beria. O que vimos por primera vez la película citada, veinte años atrás, significativamente, en la Sala Margot Benacerraf del Ateneo de Caracas.
Nos preocupa la definición, consulta, implementación, seguimiento y control de una política pública orientada al desarrollo de una industria audiovisual competitiva, mas no complacer al jefe de la cinematografía y telenovelística nacional que decide por sus favoritos temas y directores. La Asamblea Nacional yerra al aprobarle tamaña cantidad de dinero, obviando hasta la posibilidad de un concurso de creadores.
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/11/parlamento-y-cine-venezolano/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=920048
Fotografía: Sesión ordinaria d la Asamblea Nacional, Caracas (20/11/12), tomada de:
http://www.antv.gob.ve/m8/noticiam8.asp?id=51686
¡Excelente!
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