domingo, 11 de noviembre de 2012

CONTRASTE

San Marcos, 12: 38-44

En su homilía de hoy, el Padre Numa Molina (SJ) aludió al domingo familiar. Es que hemos olvidado la dimensión espiritual de la vida familiar. El mundo del consumismo la borró; la televisión es el inquilino que se apodera de todos los rincones del hogar, al no saber manejarlo con prudencia. Después, se trata de internet, del celular. Y recordó una humorada, mediante la cual una señora pide a un genio que haga de su esposo, alguien atento, cariñoso, conversador, etc.: el genio cumplió, y lo convirtió en un celular.

Molina señaló que no ha vivido la experiencia como esposo o esposa, pero sí la del acompañamiento en los problemas de parejas. Muchos de los problemas tienen por orígen la familia y, en medio de situaciones también dolorosas, hay que tocar la campana. Los jóvenes no asisten a misa, no desean bautizarse o hacer la comunión, por ejemplo, porque se pretende cultivar donde no se ha sembrado. Un asunto de valores, del
ambiente absorvente que obliga a preguntarse sobre los valores cristianos. Su papá tiene 82 años, y a las ocho de la noche apaga la televisión y no importa la jerarquía del invitado, pues reza el rosario. Hoy es poco el espacio para la reflexión en familia, el comer juntos, etc.

Valores familiares, fondo espiritual olvidado. Nos peleamos por las vacaciones laborales fieramente, pero no hallamos tiempo para el abrazo y el compartir familiar. Valores espirituales, la solidaridad, la paz, el diálogo, que se dejan atrás por la discordia, la blasfemia, la obscenidad.... ¿Dónde lo aprendimos? Por ello, hay que pedir al Señor, la sabiduría necesaria para desterrar la violencia familiar, y conseguir la paz. La familia es un proyecto de dos, pero a las reuniones de las sociedades de padres y representantes únicamente va ella (el término le parece odioso, pues compromete a padres y madres).

Tomemos el modelo familiar de Nazaret: amor, respeto, trabajo, oración (*).

1Re 17, 10-16
Salmo 145
Heb 9, 24-28

(*) El Padre Molina, en la primera parte de la misa, cuando está la admisión de los pecados, dijo que Dios nos quiere abrazar y perdonar, mas no es un momento de baja estima, como si fuésemos lo peor....


Ilustración: Pablo Buitrago.

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