EL NACIONAL - Jueves 09 de Febrero de 2012 Opinión/9
Comer con ruido
ALBERTO SORIA
Hemos perdido una oreja, dice sin sobresaltarse el especialista en sonidos. "Pero al sentarnos en el restaurante moderno, nos quedamos sin las dos", añade. Una oreja está destinada ahora permanentemente al celular. La otra, la llenan la música del local y el ruido del ambiente.
¿Y cómo oímos a quienes tenemos enfrente o al lado en la mesa? Ah, eso ya no se estila.
¡Ajá! ¿Y cómo conversan ahora los enamorados?, pregunta con una sonrisa el experto en tecnología que nos acompaña. "Hablan escribiendo en sus celulares, o desde la tablets que cada quien desplegó al lado del plato", responde el del sonido.
I Comer sin poder dialogar con quienes comparten su mesa se ha convertido en tendencia de vanguardia. El ruido impera en los restaurantes. Forma parte del ambiente. Tanto que ya en Londres se ha publicado la primera guía de sitios donde se come con tranquilidad.
Cuente usted cuántos y cuáles son aquellos locales en los que puede hablar con tranquilidad.
Advertirá que son pocos, muy pocos. Para las legiones de urbanitas que utilizan los restaurantes como sitios de encuentro para conversar, escoger un local en el que se pueda hablar y ser oído, se ha convertido hoy en un dilema.
"Lo irónico del fenómeno es que nadie nos oye", afirma el especialista en sonidos. Él y los suyos vienen de la arquitectura, el teatro, la ambientación de interiores. Pero están desempleados.
Nadie los contrata para resolver el problema en locales exitosos viejos, ni para contribuir al diseño de sitios nuevos.
Hay tres vertientes para volver sordo al comensal culto, nos explican. Techos, paredes y piso que convierten el sitio en una caja de resonancia de conversaciones, declamaciones de menús, sonidos de vajilla y copas. Música ambiental o de la televisión, siempre fuera de lugar. Y el discjockey contratado para "darle ambiente" al local.
El crítico cultural español Mikel López Iturriaga agregó desde El País de Madrid leña al fuego: "¿Qué pasa cuando te quejas de lo alta que está la música en un lugar al que vas a comer? El camarero suele reaccionar o bien con sorpresa, o bien con cara de disgusto reprimido, en la que se puede leer la frase: `Ya está el pesado de turno’. En cualquiera de los dos casos, lo normal es que te digan que sí, que ahora la bajan. Y en 99,9% de las ocasiones, la música continúa estando a la misma potencia hasta que te vas".
II Hablar mientras usted y sus acompañantes esperan el discurso del lanzamiento de productos, la celebración de una empresa o la presentación de una novedad de una compañía es imposible: la gente del ruido ubica estratégicamente sus cornetas de sonido para acallar la voz humana. Seguramente puede el lector extender el fenómeno a bodas, cumpleaños y festejos varios.
En la sociedad contemporánea, la hipercomunicada, oír al otro ya no se estila.
Fotografía: Pieza del extinto restaurant El Campanero, Caracas.
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