lunes, 5 de noviembre de 2012

PARLAR, ACATAR, HABILITAR

Parlamento, política y espectáculo
Luis Barragán


El extinto Congreso de la República hermanó a los sectores extremos de la izquierda y de la derecha, empleando la díada de los tormentos de Bobbio, en una sistemática, larga y profunda hazaña de la satanización. No hubo problema, dolencia, angustia o trauma que no repicara a las puertas de los privilegiados y perezosos diputados y senadores, imputándolos por su propia existencia.

La calamitosa hondura de esa campaña cebada contra el parlamento, no sólo surtió las consecuencias esperadas por unos avisados apostadores políticos frente a otros, sino hoy se traduce en el generalizado desconocimiento de sus misiones fundamentales. El problema está en la confusión con los gabinetes ejecutivos reiteradamente encadenados a través de la radio y la televisión con un único deliberante, como en la necedad de las ya incomprensibles tareas de legislación, control y debate.

Recientemente, con motivo del nonagésimo quinto homenaje que se le rinde a Alí Primera y a su familia, espectáculo que hizo nido en la misma Constituyente de 1999, la sesión que – nada más y nada menos – consideraría el proyecto de presupuesto, arrancó con un ditirambo digno de otros escenarios. De nuevo, como no ocurría en las décadas de la modernidad, un grupo musical tomó la tribuna de oradores y remató con la consabida consigna de sus gubernamentales pasiones.

La bancada opositora reconoció también al cantor popular, pero – luego de la complaciente intervención de Ismael García – un diputado oficialista prodigó una retahíla de lugares comunes, haciéndonos responsables de los muertos y desaparecidos de la guerra de guerrillas que sus antecesores iniciaron, no sin quemar incienso en el altar de las pretendidas realizaciones del gobierno nacional. Nos hartaron de la evidente manipulación política de Primera, convirtiendo la faena propagandística en el otro escalón para la interesada degradación de la Asamblea Nacional que ha de parlar, mas no parlamentar; acatar, no controlar; habilitar, no legislar.

Las – apenas – referidas circunstancias, agravan las responsabilidades de las fracciones democráticas de una oposición que ha de reivindicar al parlamento, comenzando por divulgar intensamente sus propósitos constitucionales. Por añadidura, pocas satisfacciones tenemos gracias a una labor desorganizada, improvisada e improductiva, colmados por las condiciones prevalecientes.

Insatisfacciones necesarias de ventilar cuando tuvimos por origen un extraordinario acuerdo de fuerzas y corrientes, exitosamente electoral. Y, aunque los asfixia un libreto monocorde, valga el contraste de las esporádicas asambleas de la fracción oficialista con la ausencia de un mínimo y aceptable sentido de colegiación opositora.

Obligada coletilla, gozando de buena publicidad, los diputados suplentes pretendidamente disidentes de la MUD, incurren en un atrevimiento demasiado convencional, pues, que sepamos, no hicieron llegar jamás sus planteamientos al restante elenco de parlamentarios principales y suplentes, propiciando los correctivos necesarios. Por lo demás, cuando suscribimos un modesto artículo de interpelación sobre la Universidad Central de Venezuela en Noticiero Digital (http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=871966), apuntábamos a la responsabilidad de aquellos que fueron importantes dirigentes estudiantiles.

La promoción parlamentaria no significa una ruptura con el pasado reciente, como a lo largo de la historia demostraron los secretarios juveniles de los partidos que ocuparon sendas curules parlamentarias o edilicias. Necesaria ejemplificación, el novísimo diputado Oswaldo Alvarez Paz, quien ya no era el secretario general nacional de la JRC, afrontó la reforma universitaria en la frontera de los sesenta y setenta, contrapuesto – si la memoria no falla – al incorporado diputado Alexis Adams, partidario de la llamada renovación. Por cierto, en la década de los noventa hubo una peculiar división del MEP, pues el único diputado principal con el que contaba se distanció del suplente, peleando ambos por una oficina en el edificio administrativo del Congreso.

Decididamente premoderno, el parlamento ahora ofrece desafíos antes impensables. Es tiempo de reivindicarlo a través de la política, y – no redundamos- de la política democrática.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/11/parlamento-politica-y-espectaculo/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=915950
Fotografía: Capitolio Federal, Caracas; publicada en la revista "Billiken" (1951), cuyo director-propietario fue Lucas Manzano.

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