domingo, 17 de mayo de 2020

PARÁCLITO

Evangelio Dominical: Espíritu de verdad
José Martínez de Toda, S.J.

Sexto domingo de pascua. Comentario dialogado al Evangelio que se proclama en el Sexto Domingo de Pascua del Ciclo A, correspondiente al domingo 17 de mayo de 2020.  El texto del Evangelio es tomado del libro de San Juan 14, 15-21.  "No les dejaré huérfanos; volveré"

¿Cómo se despide Jesús de sus discípulos?

En la Última Cena Jesús intenta preparar a sus discípulos para su Pasión y despedida. Y les presenta tres grandes regalos:

1er gran regalo: El mandamiento del amor:

-"Si me aman, guardarán mis mandamientos" (v. 15).

No se obedece a Jesús por miedo o por temor. Le hacemos caso y somos leales a sus mandamientos, porque lo queremos. Obedecerle es señal de nuestro amor.

¿Cuáles son los mandamientos de Jesús?

Por supuesto, está el amar a Dios sobre todas las cosas.

Pero, además de ese, Jesús había enfatizado sólo un mandamiento:

-"Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen ustedes unos a otros, como yo les he amado... En esto conocerán todos que son mis discípulos, en que se amen los unos a los otros" (13:34-35).

Los mandamientos de Jesús no son como las leyes de la Torá, que se referían a ritos muy concretos: el sábado, el ayuno, las abluciones... Más bien, establecen una vida entera unida a su amor y a la revelación del Padre. No son simplemente instrucciones éticas.

¿Cuál es el segundo gran regalo?

El Espíritu Santo. Jesús dice que les enviará al Espíritu Santo:

-"Yo le pediré al Padre que les dé otro Defensor que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad." Éste es el Espíritu que descendió sobre Jesús en su bautizo. El Espíritu Santo es el agente del cambio en nuestra vida de cristiano y de la Iglesia.

¿Por qué se le pinta al Espíritu Santo como paloma?

Dice el evangelio que en el bautismo de Jesús el Espíritu Santo bajó como una paloma que busca su nido. Allí están presentes las tres divinas personas de la Trinidad:

-El Padre, diciendo con voz poderosa: "Éste es mi Hijo, el Predilecto. Escúchenle".

-El Hijo Jesús, que recibe el Bautismo.

-Y el Espíritu Santo que busca su hábitat y su centro en Jesús, como una paloma que busca su nido. La paloma mensajera puede simbolizar buenas noticias.



Un día ella miró por la ventana de una de sus habitaciones y vio a la paloma haciendo círculos en el cielo. "¡Está vivo!", gritó ella. "¡Mi marido está vivo!".>

También una paloma le sirvió a Noé de señal de que las aguas del diluvio habían bajado.

Pero el Espíritu Santo enviado a los discípulos es algo más que una señal. Significa todo lo que hizo Jesús con ellos, cuando Él aún estaba con ellos antes de su Ascensión. Jesús entonces fue su gran acompañante (o Paráclito) y Él les prometió 'otro' Paráclito: "Le pediré al Padre, y Él les dará otro Paráclito, el Espíritu Santo" (Juan 14, 16).

¿Qué hace el Espíritu Santo? ¿Qué es el Paráclito?

Parakletos puede significar un abogado que lucha a tu favor o un testigo que testifica por tu bien, o una persona que da consuelo, consejo o fuerza en un momento de necesidad. Es como el Defensor, Consejero, Consolador e Intercesor.

¿El Espíritu Santo realmente nos ayuda?

El Paráclito es mucho más que un abogado. Es como un entrenador ('coach') para los atletas. Dejados solos, caen en errores. Pero Él está siempre a nuestro lado para instruirnos y corregirnos, para animarnos y motivarnos. Es como era Jesús con sus discípulos.

En el siglo V hubo un hereje inglés, Pelagio, que negaba el dogma del pecado original y enseñaba que los seres humanos no necesitaban de Dios para cumplir sus mandamientos.

La Iglesia condenó sus enseñanzas, pues nosotros necesitamos siempre la ayuda de Dios, que nos viene a través de la fe, la oración o los sacramentos: "Sin mí ustedes no pueden nada". Todos necesitamos al Espíritu Santo.

¿Qué diferencia hay entre la ayuda que recibimos de Jesús y la ayuda del Espíritu Santo?

Jesús encarnado estaba limitado por el lugar y el espacio, como nosotros. Solo podemos estar en un lugar a la vez, y solo podemos ver un número limitado de gente a la vez. Además, Jesús se movía hacia su glorificación (su muerte y resurrección), y dejaría a los discípulos en la Ascensión. En cambio, el nuevo parakletos (el Espíritu de verdad) se quedará con nosotros para siempre para ayudarnos. Jesús lo describe como 'la verdad' (v. 6), así como aquellos que veneran al Padre, lo deben hacer 'en verdad' (4:23-24).

Los discípulos lo recibieron en Pentecostés.

Pero Jesús continúa actuando como nuestro parakletos en el cielo. "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" (1 Juan 2:1).

Mientras tanto Jesús les da el tercer gran regalo.

¿Cuál es ese tercer gran regalo?

Su presencia continúa con nosotros. Jesús les dice:

-"No les dejaré huérfanos; volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero ustedes me verán, y vivirán, porque yo sigo viviendo".

Esto sería en la resurrección. Y hoy nos dice: "El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él".

La iglesia es una comunidad de amor, y ese amor le da gran poder para persuadir al mundo del amor de Dios. La primitiva comunidad cristiana nos sirve de ejemplo, cuando la gente decía de los primeros cristianos: "Miren cómo se aman".

17/05/2020:

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