Barragán y su intención polémica por la libertad sexual
William Anseume
El diputado Luis Barragán, copartidario de muchas causas justas, así como también liberales; mi amigo hasta hoy, ha abierto una indispensable polémica que no pienso eludir.
Entre otras razones porque me parece oportuna, necesaria y tardía, en una Venezuela donde el enfoque de los debates devienen centrados en la mera (y necesarísima) disputa por el poder, sin mayores atisbos de profundidad en la atención de las más verdaderas y elementales necesidades ciudadanas.
En principio se enfoca el parlamentario agudo, en su artículo del viernes próximo pasado por este mismo medio, a criticar mi texto en el que abiertamente combato los retrógrados postulados del viejo Papa emérito, Ratzinger. Tal vez para buscar enemistarme más con mis buenos conciudadanos católicos a los que tanto aprecio. Pues no. El problema es doctrinario, de fe mal entendida y fundamentalmente político, que es hacia el discurso donde apuntaban y apuntan mis palabras. A la marca indeleble de la influencia discursiva de esos vocablos hipócritas sostenidos durante siglos por la iglesia contra la sexualidad libre, contra la homosexualisad y sus múltiples variantes; a la par de sus implicaciones morales, sociales, culturales, juridicas, políticas y, desde luego, sexuales.
Para liquidar el asunto de la fe me bastan palabras antiguas de Albert Camus: Sólo para lo imposible hace falta Dios; para lo posible se bastan los hombres. Sino, remito al preocupado diputado a los muy sabios voquibles, altamente trillados, por lo que contienen de verídico, de Santo Tomás.
La iglesia lleva lo suyo en cuanto a represión sexual: "... La Contrarreforma se dedica en todos los países católicos a acelerar el ritmo de la confesión anual. Porque intenta imponer (como si esto fuera posible WA) reglas meticulosas de examen de sí mismo -Pero sobre todo porque otorga cada vez más importancia en la penitencia- a expensas quizá de otros pecados- a todas las insinuaciones de la carne..." (Foucault. Historia de la sexualidad).
En Venezuela, insisto, estamos años luz de lograr avances significativos, como los conseguidos en cerca de treinta países en el mundo y especialmente en Sudamérica en materia de atención política y jurídica de las libertades individuales (también colectivas) referidas al sexo. El tabú llega a la imposibilidad siquiera de plantear el tema en la Asamblea Nacional, a profundidad, hasta llegar a una legislación que verdaderamente atienda los derechos humanos, constitucionales, acerca de la personalidad y la no discriminación. Conmino a Barragán a que en lo que quedan de sesiones haga algo por ello, ya que otros diputados más llamados a ese tipo de acciones, como Tamara Adrián, se han desentendido. Salvo a Rosmit Mantilla por la prisión de la que fue objeto y el exilio. Hago mías las palabras del parlamentario de Vente Venezuela: "Una sociedad libre, o mejor, convincentemente libre, ha de responder con fórmulas alternativas y sensatas ante una realidad insoslayable".
La política no puede ser sólo una pelea continua y mortal por el poder. La ciudadanía clama por esos pequeños detalles que serán necesarios para la recomposición del país, para intentar procurar, luego de la salida de esta catástrofe inmensa, un poco de felicidad y protección juridico- social, un poco de libertad ante tanta contencion, así sea también atendiendo una minoría no tan minoritaria. La fracción 16 de julio sabe de eso. Todo aquello que en el futuro inmediato coadyuve a ser mejores individuos debe ser bienvenido, y el reconocimiento igualitario de las uniones de las parejas sin distingo del sexo es fundamental para lograr ese propósito.
Esta sigue siendo una tarea pendiente, relegada de continuo por el parlamento. Entre otros obstáculos para su desarrollo y concreción por los impuestos desde la iglesia de Ratzinger y otras, por su marcada influencia en políticos y partidos, incluso jóvenes. Allá debemos encaminar también las luchas por la libertad, a los individuos y sus necesides inmediatas. Una libertad coja, a medias, poluta, resulta ser una pobre, absurda libertad.
Para mí: Es todo, señor diputado.
14/05/2020:
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