“Caída del cielo” de Néstor Sánchez Sotelo (2016): Una cuarentena desajustadora de los horarios. Ya al borde de las dos de la madrugada, luego de una pesada lectura, nos dispusimos a verla. Varias veces, exploramos la oferta gratuita de Youtube, y guardamos la dirección de lo poco que puede lucir interesante con un cruce de información de las reseñas sobrevivientes en materia de cine. Por ahí, nos percatamos que hubo un intento de suicidio, por lo que la caracterización de romántica hecha por la red audiovisual no parecía del todo acertada. Buen guión para una película mediana. Emplea los consabidos recursos del género romántico, pero tiene un excelente trasfondo. La suicida no era tal, sino su rescatista. La viveza fue la del hurto de la señal televisiva. La obra teatral y el cultivo del silencio. La “sociedad de suicidas anónimos” fue una opción y, después, se convirtió en el restaurant del frente, resultó ingeniosa para resolver el final. Muriel Santa Ana es extraordinariamente carismática (aunque nos desencanta como partidaria del aborto: https://www.youtube.com/watch?v=HkAUbvW8TqU), en contraste con el furibundo baterista Peto Menahem, quien no logró hacer énfasis en los momentos de comicidad. El silencio roto por una repentina y espontánea expresión teatralmente exitosa, no le compite a la batería como parte del reparto. Por cierto, he acá los libros de la actriz: https://www.youtube.com/watch?v=Li3MhSYp6ks.
(LB)
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