domingo, 3 de mayo de 2020

VIVO PASADO

Linterna mágica
Nicomedes Febres

Hoy no quiero hablar de política, sino de Caracas y el pasado histórico y civil tan olvidado y maltratado. Hace diez años o más en uno de esos remates de cosas viejas en Caracas me encontré con una foto en vidrio de la vieja universidad de la esquina de San Francisco, era de unos pocos centímetros y la compré por ya ni recuerdo el precio. Hablé con expertos en fotografía y no sabían identificarla, hasta que hablé con mi amigo Antonio Padrón quien me dijo que era una linterna mágica. Dado que había picado mi detestable y odiosa curiosidad, que siempre me mete en problemas, empecé a indagar y fui adquiriéndolas al punto que debo tener cerca de 150 o 200 linternas mágicas de Venezuela de principios de 1900 y todas tomadas por fotógrafos norteamericanos y compradas en Estados Unidos. Son una suerte de diapositivas grandes en vidrio de unos 8 cm por lado, muchas en blanco y negro y otras muchas coloreadas a mano, que fueron tomadas por las grandes casas editores de fotografía como Keystone View, Underwood, o White, dedicadas al negocio de hacer turismo desde la casa vendiendo álbumes y viendo imágenes con un proyector con luz venida de lámparas de kerosén llamado también Linterna Mágica. Pero muchas otras piezas fueron ordenadas por museos y universidades para sus programas de divulgación del conocimiento sobre Venezuela. Son como una diapositiva pero con luz de lámpara de kerosén. Imagínense el panorama de ver unas doscientas imágenes de nuestro país de hace cien años y donde no hay presencia de la política, ni de los políticos ni de fotos oficiales y todo es relativo al paisaje, a las ciudades, a la vida cotidiana, al mercado, al cultivo del café, del cacao, de la caña y de la vida de la gente corriente o la vida comercial. Incluso hay publicidades sobre espectáculos de teatro o music hall. Esa era la Venezuela real fuera de Miraflores. Aparte de las fotos de las casas editoras, las demás están identificadas y pocas fueron tomadas por los doctores Eugenio De Bellard y Blumenthal quienes se radicaron aquí. En especial el doctor De Bellard, que permaneció entre nosotros, procreó una estimada familia y dio nombre al Hospital de Guatire. Del doctor Blumenthal estoy detrás de la pista. Por supuesto, con la aparición del petróleo en el pozo de Los Barrosos 2 en el pueblo de Santa Rosa en diciembre de 1922, fue expansivo el interés en nuestro país y el crecimiento de los pueblos y ciudades del Estado Zulia. Hay imágenes únicas e irrepetibles como el Mene muy grande que dio nombre al pueblo de Mene Grande, que posteriormente fue destruido, o los pistoleros armados encargados de proteger a los obreros petroleros que exploraban los territorios de los motilones que defendían sus tierras del invasor, incluso tengo un set de fotos con obreros muertos y heridos por las flechas motilonas, un acto que fue negado por el gobierno, por la empresa petrolera y por los dirigentes obreros y unos y otros se chantajeaban mutuamente porque oficialmente eso nunca ocurrió. Sobre el tema de linterna mágica he publicado dos libros en bajo tiraje, uno pagado por mi y otro por el suscrito y la empresa de mi hermano en el afecto Edgardo Rincón, uno de los hombres más bondadosos y decentes que conozco. Ambos libros están agotados. Cuando esta tragedia actual pase espero hacer una gran exposición sobre el tema, un documental y un tercer libro con todo el material existente para el momento. Esa Venezuela de la linterna mágica es un país que existió pero es desconocido.

La foto del día es una linterna mágica única e irrepetible del centro de Caracas, que parece corresponder a la esquina de Traposos y se ve al fondo lo que parece ser el Pasaje Linares. De todos modos cuando tenga acceso a mis archivos la podré identificar con precisión por la presencia de la tienda Verdún. Debe ser de los años 1920. Disfrútenla

Fuente:

Breve nota LB: Siempre le agradecemos sus crónicas,  por lo demás, exitosas en Facebook, muy numerosas veces linkeadas y compartidas. La pandemia sorrendió a Nicomedes en Weston (Estados Unidos) y ha hecho un extraordinario esfuerzo por mantener sus notas, alejado de los copiosos archivos de casa.  Por ciertos, en días pasados, nos vimos obligados a incursionar (o excursionar) en el centro histórico de la ciudad capital para buscar una cocina eléctrica (se entenderá la emergencia). Prácticamente, una zona de guerra en la que hay indifeencia generalizada hacia las mínimas normas de prevención frente al corona virus, grandes aglomeraciones y flujos de peronas casi como en un día de feria, pillaje, múltiples alcabalas policiales que no transmiten sensación alguna de seguridad.

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