miércoles, 6 de mayo de 2020

OBSOLESCENCIA DE LAS RELACIONES HUMANAS

Michel Houellebecq: el mundo después de pandemia ‘será exactamente igual’
Alejo Schapire

El más influyente de los narradores franceses de la actualidad publica este lunes una carta en la que reflexiona sobre las consecuencias del coronavirus. El impacto del confinamiento en la escritura, la confirmación de la tendencia de una “obsolescencia en las relaciones humanas” o la disimulación de los muertos son algunos de los temas que aborda, lo que le lleva a decir que el día después el mundo “será el mismo, solo que un poco peor”.

A contramano de quienes vaticinan que ya nada será igual, que la pandemia es una oportunidad para replantearse el mundo y salir mejores, Michel Houellebecq (1956) responde con una risita desesperada que echa por tierra cualquier esperanza.

En una carta titulada “Un poco peor”, el narrador francés resume el estado del mundo tal como lo ve después de la convulsión provocada por la COVID-19.

El texto publicado este lunes empieza con un toque de humor frío que le viene de fábrica, hablando de su correspondencia. “Hay que admitirlo: la mayoría de los correos electrónicos intercambiados en las últimas semanas tenían como objetivo principal comprobar que el interlocutor no estaba muerto o a punto de estarlo”.

Houellebecq achaca luego al nuevo coronavirus de constituir, al mismo tiempo, una amenaza “angustiante y aburrida”. Es “un virus banal, de la familia poco prestigiosa de los virus gripales, con condiciones de supervivencia poco conocidas, con características difusas, a veces benignas, a veces mortales, ni siquiera transmisibles sexualmente: en resumen, un virus sin cualidades”.

Flaubert contra Nietzsche

Lo que sí le interesa al escritor francés en vida más leído en el exterior, es lo que el virus dice de la capacidad para pensar y escribir el mundo, así como de lo que revela de la transformación de la sociedad occidental a través de la innovación tecnológica.

Desde el punto de vista de la labor intelectual, Houellebecq retoma el tema de la producción literaria y filosófica a la que obliga la cuarentena.

“Este confinamiento me parece la oportunidad ideal para resolver la vieja disputa entre Flaubert y Nietzsche. En algún lugar (he olvidado dónde) Flaubert dice que uno sólo piensa y escribe bien cuando está sentado. Protestas y burlas de Nietzsche (también he olvidado dónde), que llega incluso a llamarlo nihilista (lo que sucede en un momento en el que ya había empezado a utilizar la palabra de forma equivocada e indiscriminada): él mismo concibió todas sus obras caminando, todo lo que no se concibe caminando es nulo, además siempre ha sido un bailarín dionisíaco, etc.”, escribe.

“Nadie puede sospechar que tenga una exagerada simpatía por Nietzsche, debo sin embargo admitir que, en este caso, es más bien él quien tiene razón. Tratar de escribir si no se tiene la posibilidad, durante el día, de caminar durante varias horas a un ritmo sostenido, es fuertemente desalentador: la tensión nerviosa acumulada no logra disolverse, los pensamientos y las imágenes siguen girando dolorosamente en la pobre cabeza del autor, que rápidamente se vuelve irritable, incluso loco”, apunta.

En cuanto a los efectos del confinamiento en el “común de los mortales”, Houellebecq explica que ya había abordado el tema en su novela La posibilidad de una isla, con el espectáculo insípido de una humanidad que se extingue, ”con individuos que viven aislados en sus celdas, sin contacto físico con sus pares, sólo unos pocos intercambios por computadora, y que van disminuyendo”.

Houellebecq no cree que nada vaya a cambiar, sino que las tendencias de fondo de la sociedad tecnificada se agudizarán. “En primer lugar, no creo ni por medio segundo en afirmaciones como ‘nada volverá a ser lo mismo’. Al contrario, todo seguirá siendo exactamente igual. De hecho, el curso de esta epidemia es notablemente normal. Occidente no es para la eternidad, por derecho divino, la zona más rica y desarrollada del mundo; se acabó, todo eso, desde hace tiempo, no es una primicia”, enfatiza.

Las muertes disimuladas

“El coronavirus, al contrario, debería arrojar como resultado principal la aceleración de ciertas mutaciones en curso. Desde hace algunos años, todas las evoluciones tecnológicas, ya sean menores (vídeo on demand, pago sin contacto) o mayores (teletrabajo, compras por Internet, redes sociales) han tenido como principal consecuencia (¿objetivo principal?) la reducción de los contactos materiales, y sobre todo humanos. La epidemia de coronavirus ofrece una magnífica razón para esta fuerte tendencia: una cierta obsolescencia que parece golpear las relaciones humanas”, escribe.

Otro rasgo agravado por la pandemia, según Houellebecq: “la muerte nunca ha sido tan discreta como en estas últimas semanas”. “Las personas mueren solas en su hospital o en las habitaciones del geriátrico, son inmediatamente enterradas (¿o cremadas? La cremación coincide más con el espíritu de los tiempos), sin invitar a nadie, en secreto. Muertos sin el más mínimo testimonio, las víctimas se reducen a un número más en las estadísticas de muertes diarias, y la angustia que se propaga en la población a medida que aumenta el total tiene algo extrañamente abstracto”.

La decisión de qué vidas merecen intentar salvarse en cuidados intensivos en función de la edad avanzada de los pacientes también resulta revelador de la época, deplora el autor de Las partículas elementales.

“Todas estas tendencias, como dije, existían antes del coronavirus; ahora sólo se han hecho evidentes con nuevas pruebas. No despertaremos, después del confinamiento, en un nuevo mundo; será lo mismo, sólo que un poco peor”, remata su mensaje.

Fuente:
http://www.rfi.fr/es/francia/20200504-michel-houellebecq-el-mundo-despu%C3%A9s-de-pandemia-ser%C3%A1-exactamente-igual?fbclid=IwAR3U3uFbnW9RSZQ160J6l4HbQQJ2fSl_uWd_jgNsV5QdnfKEFKcqZqaw_ok&ref=fb
Cfr.
http://www.leparisien.fr/culture-loisirs/michel-houellebecq-ne-croit-pas-a-un-nouveau-monde-apres-le-coronavirus-04-05-2020-8310420.php
https://www.lefigaro.fr/culture/le-pessimisme-de-houellebecq-le-monde-apres-le-coronavirus-sera-le-meme-en-un-peu-pire-20200504

Selon Michel Houellebecq, le monde d'après sera encore "un peu pire"

L'avènement d'un "nouveau monde" après la crise engendrée par l'épidémie de coronavirus, "un virus banal et sans qualité", ne convainc pas l'écrivain français le plus traduit dans le monde. Il voit au contraire une accélération de la diminution des contacts humains.
Si de nombreuses personnalités du monde des livres - de Leïla Slimani à Riad Sattouf - se sont exprimées sur l’épidémie de coronavirus depuis la mi-mars, Michel Houellebecq était resté discret. Célébré pour sa capacité à capter l'époque et à l'anticiper, l'auteur de "Soumission" est sorti de sa réserve lundi 4 mai. Après une cinquantaine de jours de confinement, il a écrit une lettre publiée sur le site de France Inter où son pessimisme - ou sa lucidité - n'a d'égal que son ironie. Son message commence ainsi: "Il faut bien l’avouer: la plupart des mails échangés ces dernières semaines avaient pour premier objectif de vérifier que l’interlo­cuteur n’était pas mort, ni en passe de l’être."
La perte des contacts humains
L'auteur français le plus traduit dans le monde considère d'abord ce virus "même pas sexuellement transmissible" comme "sans qualité", avant de récuser l'idée d'un monde d'après plus généreux et solidaire. "Je ne crois pas une demi-seconde aux déclarations du genre, rien ne sera plus jamais comme avant. Au contraire, tout restera exactement pareil", affirme l'écrivain, qui ajoute "en un peu pire".
L'épidémie de coronavirus, estime le romancier, "devrait avoir pour principal résultat d'accélérer certaines mutations en cours" dont, notamment, "la diminution des contacts humains". Mais pas de manière spectaculaire, "plutôt morne" à l'image de ce qu'il décrivait lui-même en 2005 dans "La Possibilité d'une île", un roman d'anticipation qui racontait "des indi­vidus vivant isolés dans leurs cellules, sans contact physique avec leurs sembla­bles, juste quelques échanges par ordina­teur, allant décroissant".
Un écrivain, ça doit marcher
Le prix Goncourt 2010 pour "La Carte et le territoire" ne croit pas davantage à une prise de conscience de notre destin. "Il serait tout aussi faux d'affirmer que nous avons redécouvert le tragique, la mort, la finitude, etc...", poursuit l'écrivain, qui égratigne dans sa lettre quelques écrivains confinés dans leur résidence secondaire mais en profite pour relancer la querelle entre Flaubert et Nietzsche, le premier jugeant qu'il faut être assis pour écrire, le second affirmant qu'il a conçu tous ses ouvrages en marchant. Tout cela pour exprimer son principal désarroi dans cette période de confinement strict: "un écrivain, ça a besoin de marcher".
Des vies réduites en statistiques
Alors que l'épidémie de Covid-19 a causé la mort de près de 25'000 personnes en France, Houellebecq affirme que jamais la mort n'aura été aussi discrète qu'en ces dernières semaines. "Les gens meurent seuls dans leurs chambres d’hôpital ou d’EHPAD, on les enterre aussitôt (ou on les inci­nère? l’incinéra­tion est davantage dans l’esprit du temps), sans convier person­ne, en secret. Morts sans qu’on en ait le moindre témoignage, les victimes se résument à une unité dans la statistique des morts quoti­diennes, et l’angoisse qui se répand dans la population à mesure que le total augmente a quelque chose d’étrangement abstrait."
Michel Houellebecq constate un autre chiffre, devenu obsessionnel, celui de l'âge des victimes. "Jusqu'à quand convient-il de les réanimer et de les soigner? 70, 75, 80 ans?", s'interroge-t-il. "Jamais en tout cas on n'avait exprimé avec une aussi tranquille impudeur le fait que la vie de tous n'a pas la même valeur", conclut-il.
Cette lettre a mis en émoi les réseaux sociaux qui se disputent la pertinence de l'analyse, les pour et les contre Houellebecq s'entredéchirant comme les pour ou les contre docteur Raoult. Nouvelle polémique en vue...

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Según Michel Houellebecq, el próximo mundo será "un poco peor"

El advenimiento de un "nuevo mundo" después de la crisis engendrada por la epidemia de coronavirus, "un virus común y sin calidad", no convence al escritor francés más traducido del mundo. Por el contrario, ve una aceleración de la disminución en el contacto humano.
Si muchas personalidades del mundo de los libros, desde Leïla Slimani hasta Riad Sattouf, han hablado sobre la epidemia de coronavirus desde mediados de marzo, Michel Houellebecq se mantuvo discreto. Celebrado por su capacidad de capturar el tiempo y anticiparlo, el autor de "Sumisión" salió de su reserva el lunes 4 de mayo. Después de cincuenta días de encierro, escribió una carta publicada en el sitio de France Inter donde su pesimismo, o su lucidez, solo se compara con su ironía. Su mensaje comienza de la siguiente manera: "Debe admitirse: la mayoría de los correos electrónicos intercambiados en las últimas semanas tenían el objetivo principal de verificar que el interlocutor no estaba muerto, o estaba a punto de estarlo".
Pérdida de contacto humano.
El autor francés más traducido del mundo considera que este virus "ni siquiera se transmite sexualmente" como "sin calidad", antes de cuestionar la idea de un mundo más generoso y unido. "No creo medio segundo en las declaraciones del género, nada volverá a ser igual. Por el contrario, todo seguirá siendo exactamente el mismo", dice el escritor, quien agrega "en un poco peor".
La epidemia de coronavirus, cree el novelista, "debería tener el resultado principal de acelerar ciertas mutaciones en progreso", incluyendo, en particular, "la disminución del contacto humano". Pero no espectacularmente, "más bien sombrío" como lo que él mismo describió en 2005 en "La posibilidad de una isla", una novela de anticipación que decía "individuos que viven aislados en sus células". , sin contacto físico con sus semejantes, solo unos pocos intercambios por computadora, disminuyendo ".
Un escritor debe trabajar
El Premio Goncourt 2010 por "El mapa y el territorio" no cree en la conciencia de nuestro destino. "Sería igual de falso decir que hemos redescubierto lo trágico, la muerte, la finitud, etc.", continúa el escritor, quien tachó en su carta a algunos escritores confinados en su segundo hogar pero aprovechó la oportunidad para revivir la pelea entre Flaubert y Nietzsche, la primera juzgando que es necesario estar sentado para escribir, la segunda afirmando que diseñó todas sus obras mientras caminaba. Todo esto para expresar su angustia principal en este período de estricto encierro: "un escritor, necesita trabajar".
Vidas reducidas en estadísticas
Mientras que la epidemia de Covid-19 ha matado a casi 25,000 personas en Francia, Houellebecq dice que la muerte nunca ha sido más discreta que en las últimas semanas. "Las personas mueren solas en el hospital o en las habitaciones de los hogares de ancianos, son enterradas de inmediato (¿o incineradas? La cremación está más en el espíritu de los tiempos), sin invitar a nadie, en secreto. Muertos sin tenemos el más mínimo testimonio, las víctimas se reducen a una unidad en las estadísticas de muertes diarias, y la ansiedad que se extiende entre la población a medida que aumenta el total tiene algo extrañamente abstracto ".
Michel Houellebecq observa otra figura, que se ha vuelto obsesiva, la de la edad de las víctimas. "¿Hasta cuándo debería ser resucitado y tratado? ¿70, 75, 80 años?", Pregunta. "En cualquier caso, nunca hemos expresado con tanta calma y modestia el hecho de que la vida de todos no tiene el mismo valor", concluyó.
Esta carta ha conmovido las redes sociales que disputan la relevancia del análisis, los pros y los contras de Houellebecq se separan como los pros y los contras del Dr. Raoult. Nueva controversia a la vista ...

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