domingo, 12 de abril de 2020

LOS EJES DE LA CARRETA

De los límites de la narrativa coronoviral
Luis Barragán


“Una formación discursiva no ocupa, pues,
todo el volumen posible que le abren por 
derecho los sistemas de formación de sus
objetos, de sus enunciados, de sus conceptos;
tiene, por esencia, lagunas, y esto por el sistema
de formación de sus elecciones estratégicas”
Michel Foucault (*)


En otra etapa de la vida republicana, el nombre de los directores nacionales de Epidemiología y de Defensa Civil, por ejemplo, serían familiares a los venezolanos que no atinan siquiera con el de los ministros del ramo, porque la pandemia ha sido ocasión para la reivindicación extrema de la cúpula del  poder que arbitra sobre la vida y la muerte  mismas. Constituye una reafirmación piramidal de la usurpación, traducida en un órgano rector para administrar al peligroso huésped,  dependiente directamente de las decisiones presidenciales y vicepresidenciales, con un solo ministro aventajado como vocero; y una reafirmación kelseniana de sus resoluciones, mediante un decreto de Estado de Alarma imposibilitado de cualquier debate parlamentario, de la opinión pública y de los expertos que la accedan.

Más allá de su obvia  pertinencia, la cuarentena ha agudizado el control social habitualmente ejercido por la delincuencia común, la precariedad y encarecimiento de los servicios médico-asistenciales, o las consabidas faenas represivas de la dictadura socialista.  El confinamiento es, prácticamente, el único recurso preventivo que emplea una población desasistida y, además, forzosamente auto-disciplinada,  aunque intuye o sabe que no lo vive igual o parecido a los países de una caracterizada democracia liberal, acercándose más al silencio resignado de aquéllos regímenes totalitarios que ocultan celosamente sus tragedias.

Puede aseverarse, hasta nuevo aviso, las redes digitales todavía ayudan a la conformación de una comunidad cada vez más amplia, espontánea y heterogénea para el intercambio necesario de información y de pareceres, capaz de ejercer una orientación y también una resistencia formidable ante el biopoder en auge. Susceptible de toda desviación, conciliando tácitamente la inquietud, la convicción y el pensamiento político con el antropológico, luce como una veta extraordinaria para el estudioso sobre el discurso común que está emergiendo, ojalá alternativo, con sus dificultades, truncamientos, desarrollos y promesas.

Inevitable digresión, nada fortuita o circunstancial  fue la  denuncia fundada que hizo María Corina Machado sobre la  inminente crisis humanitaria, por 2014, comprobada las generosas posibilidades que ofrece un pensamiento, una actitud y un compromiso de ruptura. Comprobando los límites angustiosos de una narrativa, por siempre temeroso de revelar las propias, Maduro Moros suele invocar las cifras del contagio y de la muerte de otros países que libremente las divulgan, como si bastara para convencernos  de su intención antes que de su diligente voluntad por salvar al país de esta y de otras tragedias. Sin embargo, imponiéndose,  otra vez constatamos la íntima naturaleza de un régimen que se realiza con el tráfico ilícito de la gasolina y de otros bienes escasos, como del asedio inconcebible de los llamados colectivos armados contra la dirigencia social y política de numerosas localidades, negado el combustible y el salvoconducto a los profesionales independientes de la salud.

Por consiguiente, no tratamos sólo de la biopolítica que lidia con el biopoder, según los términos consagrados por la literatura especializada, la que dispensó sus mejores atenciones al mundo occidental y el capitalismo avanzado, sino de una prolongada guerra no convencional que le ha asignado un papel al coronavirus, instrumentalizándolo para la supervivencia misma del régimen.  Sugiere, por lo pronto, el hallazgo, la apropiación y la maduración  de un discurso que está  lejos de agotarse, a favor de las libertades públicas y de la reivindicación de la condición humana, generador de múltiples estrategias que superan la sola interconectividad.

(*) “La arqueología del saber”, Siglo Veintiuno Editores, México, 1979: 110 s.

13/04/2020:
Ilustración: Ghee Beom Kim (no es un coronavirus).

No hay comentarios:

Publicar un comentario