"Ya que en ninguna parte del mundo hay coincidencias entre lo real y lo ideal, entre la experiencia y el deseo, entre la vida y la perfección, en términos escolásticos se diría entre la esencia y la existencia, dondequiera surge una aspiración general a la salvación que se traduce en las religiones. Y de aquí deriva un cuadro de proyecciones constantes, donde se contraponen el punto de partida, es decir, la situación existencial precaria, con el punto de llegada, es decir, la meta ideal, que se presenta como liberación en la historia o al fin de ella, el hebraísmo, el cristianismo y el islamismo; o bien, como 'liberación de la historia' y de la existencial individual, como en el caso del induísmo (SIC), del budismo y en general de las espiritualidades orientales y cósmicas. También encontramos reflejada la gran bipartición de la experiencia religiosa humana en las tradiciones del teísmo histórico profético y la del monismo despersonalizante. En el mismo contexto se encuentran las vías y los medios sugeridos para conseguir la salvación; las personas que sirven de guías, mediadoras e intercesoras de salvación; y la pregunta si la salvación se puede conseguir con las únicas fuerzas de que dispone el hombre, o si al contrario, es necesario un don superior, una 'palabra divina', como vaticinaba Sócrates en la víspera del gran paso a la otra vida (Fedón 85d)"
Pietro Rossano
("Los interrogantes del hombre y las respuestas de las grandes religiones" Ediciones Paulinas, Caracas, 1992: 114 s.)
Ilustración: Alejandro Santafé, "Obsesiones".
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