De un primer vistazo, atrae la portada del libro
de Anne Applebaum en su edición rusa, sobre el Gulag. La creemos toda una pieza
de arte. Es siempre difícil el diseño y tanto que, a veces, siendo tan malo, no
se compadece con las bondades del texto (y viceversa). Quizá tan difícil como
fue el de diseñar las caratulas de los viejos long-plays que, reducidos al
pequeño ejemplar digital de hoy, ha de extremar el genio del creativo. Por
supuesto, esto tiene que ver con los países
libre y convincente mercado que gran alrededor de las vitrinas,
estéticamente también exigentes, y no en la Venezuela decaída y retrocedida que
ya no sabe de ellas, excepto los lugares sospechoss de generosas ofertas.
Claro está, hay editoriales con un diseño emblemático que
reducen la posibilidades de portadas alternativas. No obstante, este diseño corporativo (pensamos
en Anagrama o Tusquets, por ejemplo) constituye una gran ventaja: apela a la
confianza generada por la empresa. No imaginamos sus colecciones de los más
variados formatos, trazos y colores.
Podemos convenir que el sello editorial (logotipo o siglas, a modo de ilustración), bastará para
experimentar adicionalmente con un preámbulo gráfico atractivo, aunque esto
aumenta el costo de la edición. Valga recordar, por una parte, las viejas
ediciones que hcieron de la figuración plástica o de la fotografía su fuerte,
frente a la tradicional o concisa que sólo avisaba del libro. O de las viejas
ediciones de Tecnos, sin motivo gráfico alguno, sólo respaldadas con el nombre
de la editorial, sobre fondo verdoso; o del fondo anaranjado o amarillo, según
la materia, de Amorrortu. O de la
moderación de Siglo Veintiuno.
Descubrimos esta portada de la Applebaum, por la búsqueda de
una fotografía distinta para el blog al emplear caracteres rusos. Muy diminuta
la muestra, hubo que hacerle una captura de imagen.
En fin, ¿cuáles portadas memorables por excelsas o por deleznables?
(LB)
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