jueves, 30 de abril de 2020

AVISOS

[Recordemos, un sencillo click sobre las imágenes, las abre].

1.- EL UNIVERSAL, Caracas 1928: Cerca de la Calle Real de Catia, la casa en venta de un precio quizá accesible. Se está a solo tres dígitos telefónicos de llamar y hasta cerrar un negocio atractivo, teniendo en cuenta que los herederos de la segunda o cuarta generación agradecerán muchísimo tan oportuna adquisición por el desarrollo del tráfico inmobiliario que impondrá la avenida Sucre, debidamente asfaltada: la otra carta de presentación para la autopista que va y viene de La Guaira.  Faltando poco, está la oferta de un taller mecánico, aunque no refiere la ubicación, porque de Dr. Paúl a Salvador de León lo dicen, o marcando los otros tres dígitos de la fortuna.

"Guanchez" tiene por carta de presentación a "La Alemania", con mucho de todo.  Dentro de setenta años es que llegará la trágica vaguada, peor que el terremoto que se sentirá de la "Mansión Charaima" en adelante. Esto es, hay razones para animarse y llegar a Macuto, tomando la carretera con sumo cuidado. Valga el dato, la comida es tan confiable que aceptan comensales no hospedados.

2.- EL FEDERALISTA, Caracas, 1866: En la imprenta del periódico se dan noticias sobre el precio de los cuatro caballos para la trilla o las diligencias que hagan falta por la ciudad. Definitivamente, la de los Bravos es una calle respetable para los negocios y, si usted es acreedor de las Rentas Municipales, con decreto en mano, Rafael Domínguez hace todo el papeleo, cubriendo los gastos necesarios: apenas, pide el 15% de comisión de la misma deuda que se reciba de la Junta de Crédito Público distrital.

¿Que marzo ya pasó? ¿Quién dijo? Mueva bien la máquina del tiempo y colóquese en situación de provecho. No serán como los bonos 2020 del siglo XXI, pero en algo ayudan bien  para adquirir los caballos e irse de vacaciones a la pensión "Guanchez" y, si queda algo, comprar la casa de Catia.

Por cierto, sólo el extranjero que llega a la ciudad, puede encontrar una "pieza de habitación" que, a la vez, gratamente recibido, le servirá la casa para perfeccionar el idioma. ZB es caueloso y únicamente en la imprenta es que puede diligenciarse la acogida familiar. No hay mejor lugar para la enseñanza y práctica del idioma que vivir en un vecindario y, es de suponer, el inmigrante - por transitorio que fuese - llega a hacer negocios, en nombre de alguna casa que requiere de algún trámite en la ciudad capital, por distante que sea el ejericio de la representación de la transnacional. El Táchira, por ejemplo.  Por ello, faltó colocar: "Favor abstenerse los curiosos".

¿Cobrará el pater familiae en divisas? Lo dudamos. ¿Quién las recibe y las cambia? Además, ha  de competir con las fichas de los latifundistas. Ya el Congreso ha derogado la de 1857, por lo que, desde 1865, está vigente una nueva Ley de Moneda. Refiere Arturo Uslar Pietri, en un libro de esos que en el XXI no se publican, que la particularidad de la ley en cuestión reside en haber ordenado la acuñación con la efige de Bolívar. Es la primera vez que ocurre en Venezuela ("Sumario de economía venezolana para alivio de estudiantes", Ediciones del Centro de Estudiantes, Caracas, ¿1945?: 119).

Ahora bien, entendemos mejor el término pieza. Así se le llamarán después a las msmas habitaciones, aunque por 2020 se hará ya poco uso de la expresión. Luego, la habitación es la propia casa - por lo demás - habitable. Y se confundirá con residecia o domicilio personal.

3.- LA PROPAGANDA, Caracas, 1894: "Sediento de ocupación", un joven de clara vocación por el trabajo paga el aviso para encontrarlo. No será cualquier cosa la que hará, si es que debemos tomar en cuenta la inversión previa. Quiere ganarse la vida, quizá probando a un celoso padre la opción que representa para la hija. A falta de dote, servirá el  aviso aún sin clasificar que aparece en un medio de nombre sincero. Sinceridad que también se agradece. La redacción del aiso ilustra el afán moral del aspirante.  O será el esilo del redactor del aviso que le puso inspiración y vuelo.

Según la costumbre, en la imprenta se darán detalles. No obstante, acaso tenga el aspirante razón al pagar el aviso. Le sale más barato lograr que el eventual empleador se anime al comprar el periódico. De un lado, sale leer  tene un mínimo de poer de compra (al menos, del periódico), en una sociedad de hacendado analfabetismo, por lo que su oferta debe estar por encima del promedio en una ecoomía en ruinas. Y, por el otro, ¿qué puede hacer el aspirante, recorriendo las calles del casco que será el "histórico" para 2020, y de os pueblos circunvecinos, gastando dinero al transportarse o tiempo, si anda a pie?

Un detalle. ¿Será el retrato hablado de la oveja extraviada? Tiene por nombre el collar de cascabeles. ¿La gratificación?  Es "mui bien", según la promesa. Quizá e buscador de empleo pueda hallarla en La Candelaria, ero no podrá caerse a palos con la recompensa. Tiene un firme propósito moral que no admite tamaño desliz.

4.-  LA ESFERA, Caracas, 1954: Pedir prestado, nunca ha sido fácil.  Mucho menos por la bicoca de noventa mil bolívares, toda una fortuna a mediados del siglo XX. Por ello, la garantía hipotecaria. Así será de bueno el negocio planteado. El Sr. Tovar ha de ser un dligente tramitador de este tipo de relaciones.  Además, honrada la toponimia, opera desde una casa de Bolsa a Mercaderes. Faltará muchísimo tiempo todavía para que los registros y notarías se hagan poco confiables.

5.- EL NACIONAL, Caracas, 1993: Nuestra sección no acepta publicidad política, pero la necesidad obliga al tener en cuenta que nadie nos fía y, mucho menos, podemos dar garantía hipotecaria alguna. Además, tentadora la oferta de la casa de Catia, o la de pasar un fin de semana en Macuto,  no encontramos a la oveja del collar de cascabeles  ni por mucho que lo pongamos acá, conseguimos un empleo confiale y estable. De modo que vale el aviso del técnico petrolero trastocado en exitoso político y no menos exitoso hombre de negocios, a quien - por cierto - despidieron tan injustamente de la embajada guaidosiana de Bogotá. Valga la nota: no se necesita invitación especial, ni militar en el partido citado.

(LB)

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