sábado, 25 de abril de 2020

¿Y LA FOGATA CORONOVIRAL?

De la más modesta  emergencia incendiaria
Luis Barragán

Desde que existe o, mejor, descubrió el hombre cómo provocarlo, el fuego también  impone cualesquiera amenazas. Puede decirse, la civilización ha avanzado en la medida que ha podido dominarlo, conjurando o intentando conjurar sus peligros. 

Controlar el fuego, significa prever sus accidentes: la noción y desarrollo de las fuerzas bomberiles, añadido el impacto en el imaginario social,  es necesario referirlo, está virtuosamente asociado con el libre mercado.  Solemos recordar los grandes acontecimientos incendiarios y la inmediata actuación de las citadas fuerzas, olvidando los más modestos y delatores del nivel de comprensión, de recursos y respuestas de una sociedad determinada.

Intentando la más exacta impresión de lo que fuimos y respondimos, los trágicos sucesos de Tacoa (19/12/1982),  concitaron la inmediata movilización de todos los recursos por entonces disponibles para apagar el gigantesco fuego que devoró las instalaciones del litoral varguense, aunque nos parece mejor indicador lo acaecido – otro ejemplo – en el centro caraqueño, alrededor de la esquina de Las Monjas, como lo muestra la prensa de la época  (El Universal, Caracas: 01/03/1945).  El juego fotográfico, demuestra un mínimo de recursos y de organización para sofocar el incendio acaecido a un costado del Capitolio Federal, alcanzado el edificio La Francia, la agencia El Sol, el Café Tupinamba,  los carros de alquiler de Nicolás Schetti, la joyería El Rialto, la tienda Mía, con pérdidas estimadas en    Bs  500 mil. 

Los venezolanos no estamos preparados hoy  para las emergencias incendiarias de carácter ordinario y, mucho menos, extraordinario, aunque la pandemia estuvo precedida por las  ya olvidadas piras en las se convirtieron los depósitos del CNE.   Lo excepcional sería disponer de efectivos bomberiles adecuadamente uniformados, socialmente protegidos, con vehículos apropiados, mangueras y otros implementos: lo excepcional sería que tuviesen …  agua.

Apenas iniciándose la cuarentena, en la búsqueda de un medicamento a varias cuadras de la casa, nos sorprendió la evacuación de un pequeño edificio por un conato de fuego, con una unidad de la Policía Bolivariana atravesada en la avenida y dos vehículos bomberiles en precarias condiciones. Afortunadamente no pasó nada que lamentar, pero la rapidez del episodio produjo una aglomeración de los habitantes de diferentes edades en la angustiosa planta baja, siendo contadas las personas con mascarillas. E, inevitable, indagamos, y el agente policial trató de ser respetuoso al responder: “Señor, de vaina estamos acá, porque pedir atención médica inmediata para esta gente o darle un tapabocas es como mucho, cuando no hay ni agua para echarle a la candela”. 

Reproducción:  Incendio en los alrededores de la esquina de Las Monjas, Caracas. El Universal, Caracas, 01/03/1945.

24/04/2020:

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