jueves, 31 de mayo de 2018

AVISOS

1.- EL VENEZOLANO, Valencia, 1875: A don Canuto le aclaran las cosas. No hay recluta por estos lares. Los enemigos son capaces de inventar cualquier cosa. De modo que, como ocurría en los años de la famosa libreta militar, pueden andarse confiados: el hampa les llegará primero que la recluta. Además, la cosa no es como antes, pues, en los cuarteles hoy se pasa hambre y no hay asomo siquiera de un cursito de plomería para la posterior vida  civil.

2.- BILLIKEN, Caracas, 1925: igera sospecha, ya no quedarán muchos de los que vinieron al mundo o se vieron con el propio Leopoldo Aguerrevere. De todos modos, el número telefónico luce imperdible para indagar la dirección exacta de su consultorio. Como podrá apreciarse, el ejercicio público de la medicina constituía todo un aval. Por supuesto, ni se imaginó que, casi un siglo más tarde, los neonatos no tendrán garantía alguna para sobrevivir en Venezuela.  Así son las cosas.

3.- EL VENEZOLANO, Caracas, 1840: Una casa de alto que ocupa el gobierno, está en venta entre la Carabobo y la Orinoco. No sabemos si la desocupará ese gobierno o se mantendrá bajo alquiler. O, de repente, si expropiará la casa de alto y de bajo. Y, en las actuales circunstancias, dificultado el hallazgo y la compra de un termómetro "normal", el de la graduación de melaos y de azñucar moscabada podrá servir si, tomada la temperatura, resta por aquí, suma por allá, promediándola. En la esquina de Sociedad, de todos modos estaba cerca la sede del Congreso,  aunque todavía no en el Capitolio Federal, cuya construcción tardará  tres décadas y tanto. ¿Serviría la oferta para medir también la temperatura política?

4.-  EL HERALDO, La Guaira, 1904: Una casita a 500 bolívares es toda una ganga, aunque cómo saber de los artilugios del "encono monetario". Uno de los callejones del Corral de los Bueyes, refiere el aviso, puede resultar prometedor para los señores Izquierdo y Casanova, a quienes presumimos beneficiarios del premio de la lotería.

NOTA (IN) NECESARIA: Cada imagen puede ampliarse directamente o, si lo prefieren,  en el disco duro, para una mejor lectura. Bastará "clickearla" (feo verbo, pero a tono con estos tiempos).  No sabemos si algún día, los avisadores pagarán esta publicidad para mantener el blog, pero seguimos viviendo del "fiao" de los googleicos.

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