¿Y nuestros muertos qué?
Nicomedes Febres
*Tengo lista la investigación sobre El Libro de la Muerte en Venezuela
relativo a nuestras costumbres funerarias, que aunque ustedes no lo
crean nunca ha sido escrito. Hay un libro sobre los cementerios de
Caracas desde 1567 hasta 1905 de Manuel Landaeta Rosales, del resto un
par de folletos y más nada. La investigación se remonta desde las
costumbres funerarias de nuestros aborígenes ilustradas por un francés
de apellido Picart hacia 1725 y luego por Riou en la amazonia venezolana
hacia 1875. Hay crónicas detalladas en los distintos períodos
históricos hechas por sus testigos, desde los entierros masivos producto
de las distintas pestes y terremotos de Caracas en la Colonia, La
Independencia, o de la Gripe Española de 1918, también de entierros
suntuarios o masivos en el alma popular como los de José Gregorio
Hernández, Carlitos Estrada o Delgado Chalbaud y como fueron
evolucionando las técnicas funerarias y los hábitos mortuorios
incluyendo los velorios de angelitos y los mejores chistes de velorio.
Hay hasta manuscritos de don Rómulo Gallegos, que cuando joven fue
escribiente de la Funeraria La Equitativa, o cuando las agencias de
pompas fúnebres se peleaban por los difuntos en la esquina de Veroes,
donde estaban localizados los mejores negocios del ramo, o cuando se
puso en Caracas de moda visitar el modernísimo Cementerio General del
Sur por razones turísticas y a verlo venían los gringos. O sea, sé de
lo que estoy hablando y por eso este robo masivo de las placas del
Cementerio del Este quedará para la posteridad, al igual que la
profanación de panteones y sepulcros en nuestros cementerios por
ladrones de tumbas que roban restos de los cadáveres para ritos de la
magia negra tan del gusto del actual poder en Venezuela. Estoy remolón
para escribir el libro por dos razones, primero porque será difícil
conseguir un patrocinio para el mismo, y segundo, pese a que no soy
hombre dado a las cosas esotéricas ni a lo necrofílico, sentí ese
respeto reverencial que nos merecen nuestros ancestros y con esas cosas
sentimos que no se debe jugar. Así que le he dado largas al asunto
porque impacta al alma, pero esa historia debe ser contada. Lo
verdaderamente grave es que nuestros compatriotas acostumbrados a
visitar las tumbas de sus muertos para conversar, para meditar, para
rezar o simplemente llevarle flores, ahora han perdido hasta ese
derecho elemental humano que es honrar a sus difuntos. Por eso estos
muérganos han roto hasta el derecho de comunicarse con nuestros
familiares ya idos.
Acostumbro escribir de historia hasta la Gran
Venezuela de CAP, pero podría escribir ahora un largo capítulo sobre los
ritos funerarios del chavismo, desde la profanación de la tumba de El
Libertador, el surgimiento de Ismael y su corte malandra como objeto de
devoción, las capillas familiares instaladas en las más humildes
barriadas populares, los velorios de malandros con sus enfrentamientos
armados, los asaltos masivos a los carros en las autopistas, la música
rocolera, fundamentalmente rancheras y vallenatos en el cementerio
general del Sur y del Este, que es una profanación a la música sacra y
religiosa de los no malandros que somos la mayoría, las orgías entre
malandros y sus jevas en La Peste, la parte última del cementerio o la
proliferación de cementerios clandestinos en las barriadas, que no es
práctica novedosa como se vio en la construcción de El Silencio en 1943
cuando allí descubrieron dos grandes cementerios subrepticios de acuerdo
a Duhamel, el prefecto de entonces. Además los rituales del traslado de
los restos del difunto hasta el Cuartel de la Montaña en La Planicie,
preñados de ritos satánicos registrados. En eso el chavismo si dejará a
su paso una estética de la muerte, que era la misma de la Bovera durante
comienzos del siglo XIX. Doscientos años y son los mismos carajos.
*Un cortejo fúnebre en la avenida San Martin en los años 1940 cuando
esta se parecía a El Paraíso y el velorio de José Pantoja del estado
Vargas hace pocos días, sin dinero para la urna, donde se ve la extrema
delgadez de los deudos, cosa extraña en un grupo como ese, de donde se
deduce que todos son víctimas de la actual dieta de maduro.
Fuente:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10215473107241594
El caso Di Marzo
Nicomedes Febres
* Aprovecho el asesinato de Evio di Marzo para reflexionar sobre
dos o tres cosas porque quiero salirme hoy de la política, primero
obviamente, debemos lamentar el asesinato de cualquier venezolano
valioso o con algún mérito personal, en especial esos padres y madres
humildes y anónimos asesinados o abusados por el hampa cuando salen de
casa a buscar el sustento diario para los tripones, méritos que son una
rara rareza dentro del chavismo, además como soy admirador de Yordano,
lamento en medio de su difícil actualidad personal, el dolor que le
depara la muerte de su hermano, cuya música desconozco. El hecho de
haber muerto siendo taxista en horas de la noche nos habla que, si bien
era o fue chavista, lo cierto es que la forma de su muerte prueba que no
era un enchufado y como diría lamentablemente Yacumbele: el mismito se
mató. Paz a sus restos y mis respetuosas condolencias a toda su
familia.
Estoy no lejos, sino lejísimo, de ser crítico musical, incluso
creo que oigo más la música con el corazón que con el oído que es muy
lerdo, y siendo así, le agradezco a Yordano aquí, y públicamente, su
compañía en momentos cuando él estaba presente solo con su música que
me ayudó mucho. Los hombres establecemos una complicidad especial con
los cantantes cuyas canciones nos llegan al alma y así, subjetivamente,
uno los considera unos amigos y los mejores cantantes, no solo de la
patria, sino del mundo. La lógica y el rudimentario oído que tengo me
informan que hemos tenido cantantes de una gran voz: Carlos Almenar
Otero, Alfredo Sadel o José Luis Rodríguez, por solo citar tres, sin
embargo, los que me han acompañado a través de mi vida son otros, dos en
el primer lugar de los criollos, Felipe Pirela y Yordano, con cuyas
letras y voz me identifico para irme de barranco, que es el estado ideal
y natural para oír la música que me gusta para viajar dentro de mí.
El gran género es el bolero y la balada, y si hubiese sido más precavido
o más melómano tendría una colección excepcional de esa música y de
música clásica, y conste que lo lamento profundamente. Cuando estaba
pequeño vivíamos frente a una fuente de soda llamada Trasatlantic antes
de la bajada de la Casanova y mi balcón daba al sitio donde cantaba
todas las noches Graciela Naranjo y aquello me parecía un privilegio y
quería ser grande lo más pronto posible para vivir aquello. Por eso
me encantan nuestras boleristas mujeres, Graciela Naranjo, Estelita del
Llano, Antonieta, Marlene, Floria Márquez, Toña Granados, Soledad
Bravo, Mirtha Pérez, y Kiara a quien veía antes en Margarita y es una de
las mujeres más bellas que mis ojos han visto. Es más, en alguna
ocasión estuve conversando con mi entrañable amigo Fausto Verdial para
producir un proyecto de Ópera Bolero en los años 1980, cuando éramos
felices y no lo sabíamos y cuando estuvo de moda que los restaurantes de
Sabana Grande presentaran espectáculos jueves, viernes y sábado en la
noche. Cosa que fue una tradición en Caracas desde los años 1940, hasta
entrado el gobierno de Betancourt en 1960.
Fue una tradición inmensa
donde brillaron sitios como El Trocadero de Deloffre en Quinta Crespo,
el Tony en la Plaza Venezuela de Toni Grandi, el Jimmy Arizona de los
hermanos Riocci en La Florida, el Pasapoga de José Arriaga en la avenida
Urdaneta, el Todo París de Eugenio D’Arcy en la Gran Avenida, el
Montmartre en Baruta de Jacques del Sol, el River´s en la Avenida
Casanova, el Trasatlantic, Le Mazot de Papillon en Chacaito, hasta La
Potiniere de los Salani o el Hipocampo de los mismos, hasta que con el
Don Chicho en la plaza de Las Delicias de Sabana Grande surgieron con
éxito las discotecas en Caracas. Pero esa es otra historia. Presumo que
la música disco se impuso por razones de costos operativos, la
dependencia cultural de la elite criolla hacia la música del norte, la
influencia de la televisión y los vídeos en la masificación de esa
música, el atentado de las guerrillas contra La Belle Epoque, la
presencia de los centros comerciales con su cultura puertas adentro y
quizás el cambio de la oferta musical de música para oír, a música para
ver. Vainas del Rock supongo yo. Podría echar fácilmente esa historia,
que debe ser contada antes de caer en mi etapa del P. P. T. (Pijamas,
pantuflas y Televisión) .
* En las fotos el aviso de El
Trocadero a comienzos de 1940, una imperfecta foto del Trasatlantic y
Kiara. Por esto, para ser de verdad una nación, debemos coleccionar las
fotos de nuestro pasado común.
Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10215465937982367&set=pcb.10215465944902540&type=3&theater
Lloro con gran pena, la muerte de mi gran amiga
Paula Giraud Adriani
Profesora Rosa Briceño, Directora de la Banda Marcial de Caracas,
patrimonio histórico de la Caracas linda que todos amamos:Que pena tan
grande siento en estos momentos al enterarme del fallecimiento de mi muy
querida amiga y profesora Rosa Briceño, ocurrida este martes 29 de
mayo...Me lo informaron al mediodia,porque dos amigas queridas de la
extinta Gobernación de Caracas sabian que esta mala noticia,si me la
decían anoche,me iba afectar muuuucho…
Mis dos queridas amigas y
mi persona fuimos parte del gran equipo que participó en el hermoso
video FANTASIA CARAQUEÑA, en el año 1997…Y como periodista de la
desaparecida Gobernación de Caracas,tuve el privilegio de haber sido
amiga de la profesora Rosa Briceño, al igual de haber contado de parte
de élla, con un inmenso afecto por mi persona. Siempre estuve pendiente
como periodista y funcionaria de la Gobernación de Caracas,de todas las
cosas maravillosas que hizo la muy talentosa Profesora Rosa Briceño
Ortiz como Directora en la Banda Marcial de Caracas,patrimonio
histórico de la capital de Venezuela...
Descansa en paz mi muy
querida amiga y profesora Rosa Briceño...Lamento infinitamente tu
partida para volar al infinito...Que Dios te bendiga y lleva contigo tu
talento musical para el mundo del cosmo, de las estrellas... Todos los
que estuvimos cerca de ti,que fuimos muchos... lloramos con gran dolor
tu partida…
Rosa Briceño Ortíz, nació en Caracas, el 26 de abril
de 1957. Fue una destacada venezolana directora de orquesta, bandas de
concierto y pianista . Inició sus estudios musicales en la Escuela
Superior de Música José Ángel Lamas en la especialidad de piano. En 1980
egresó como directora de coros de la Escuela de Canto Coral de la
Fundación Schola Cantorum de Caracas, bajo la tutela del maestro Alberto
Grau.
Paralelamente realizó estudios de composición en la
Escuela de Música "José Lorenzo Llamozas" con la maestra Modesta Bor. En
la Accademia de Musicale de Chigiana, en Italia, recibió clases con los
maestros maestros Franco Ferrara y Guennady Rozhdestvensky. En
Venezuela fue la primera alumna mujer de la cátedra de dirección
orquestal del maestro Gonzalo Castellanos Yumar.
Forma parte de la primera generación de mujeres en Venezuela en titularse como directora de orquesta.
Era licenciada en Educación y Magister Scientiarum en Diseño de Políticas de la Universidad Central de Venezuela.
Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10216345653292866&set=pcb.10216345698573998&type=3&theater
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