EL UNIVERSAL, Caracas, 02 de mayo de 2018
Mayo francés: 50 años
Teódulo López Meléndez
El cansancio que lleva al Mayo francés tiene dos escritores emblemáticos que marcan el tiempo de la posguerra. Son Bertolt Brecht y Jean Paul Sartre, ambos estrechamente relacionados con el marxismo. Brecht había tomado del expresionismo un marcado acento contra los valores burgueses y asumido un lenguaje desmitificador en donde no faltaba la proclama de una “humanidad buena”, pero, y es su mérito, también una desmitificación lúcida de los mecanismos en el cual se apoyaba el sistema a combatir. Su visión del arte es antirromántica, una escogencia ética y moral. Ante la Europa que se cansa, Brecht aparece como el artífice de un planteamiento con vastas implicaciones históricas, políticas y sociales. El otro polo que solivianta a los cansados es Sartre. Él mismo un “cansado”. Convierte en sus textos lo absurdo y el divorcio con lo burgués en una experiencia psicológica que cala profundamente en la juventud europea. Sartre concientiza sobre una sensación de inutilidad, de falta de significado.
El deseo de superar esta situación es un abono muy fuerte para esa juventud cansada, hasta el punto de que en medio de las revueltas de París se le señala como el líder intelectual. El planteamiento existencialista urgía a cambios rápidos en la sociedad. La utopía estaba viva, las “causas justas” sobraban, para los protagonistas de la revuelta el objetivo era el magnificente de cambiar la sociedad. En el fondo la exigencia era de una nueva cultura.
En nuestro presente no existía un planteamiento de este tipo, hasta que aparecieron los “indignados”, hoy apenas una referencia lejana y casi en el olvido. La desesperación de Cioran no prende en el alma, porque es única y personal, sin propósitos de contagio.
La ruptura de la bipolaridad ideológica y el abandono de la utopía social, homogeneizaron el mensaje con la ayuda de la tecnología. El planteamiento de los que protestan contra las injusticias del capitalismo es para que se ablande, se comporte debidamente, asuma alguna característica de compasión: perdonar la deuda a los países pobres o no imponer recetas que aumenten la pobreza. Hoy se asume el populismo.
No estamos en un redescubrimiento de la vida como sucede cuando la amenaza de muerte ha cesado.
Fuente:
http://www.eluniversal.com/el-universal/7799/mayo-frances-anos
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