Luis Barragán
La sociedad civil organizada y especializada en materia esequibana, incluyendo la elaborada y sostenida preocupación de la academia, ha manifestado su inquietud respecto al tratamiento que el gobierno guyanés concede al problema y sus anunciadas diligencias en la ONU. La ocupan distintas vicisitudes como la suerte de los venezolanos más allá del río Cuyuní, la emisora radial a escasos kilómetros de Delta Amacuro, o las incursiones de perforación de la Exxon Mobil en las aguas en disputa.
No hemos sabido de respuesta alguna del ministerio de Relaciones Exteriores y, además, tememos una reducción del personal experto en la histórica reclamación que tampoco habla. En tiempos de censura y bloqueo informativo, también luce como una inmensa temeridad que los funcionarios filtren sus más sentidas angustias.
Puede decirse, la desequibación o desesequibación de la cancillería, por lo pronto, obedece a algunas circunstancias ya duraderas, como la de silenciar – hágase o no – toda gestión para neutralizar cualquier perturbación adicional a las que genera un gobierno de las características de Miraflores. Ocupado en otros asuntos, nuestro representante por ante la oficina del Buen Oficiante (vacante) tampoco atrae a los expertos y experimentados diplomáticos que están desterrados del despacho ministerial por más de década y media.
El mayor pretexto ha sido que la dirección de la política exterior venezolana la ejerce el presidente de la República, por lo que a nadie le ha de interesar su formulación, sino el mero resultado a acatar. Y ésta, tan errada convicción, es la que permite ocultar cualesquiera desaciertos que, al fin y al cabo, no tardamos - evidentemente – en padecer todos. Empero, otra es la circunstancia decisiva.
En efecto, la ciudadana canciller tiene la agenda copada como vocera de supervivencia de Maduro Moros, por lo que le importa más simular un diálogo en Santo Domingo o difamar a los organizadores de la reciente y exitosa toma de Caracas. E, incluso, hay mayor esmero oficial en anunciar una suspensión de las relaciones diplomáticas con Brasil, proclamando el liderazgo de Lula y Dilma, mas no evaluar las que se sostienen con Georgetown, por cierto, tan favorecido por Itamaraty, como lo ha referido Jorge Luis Fuguet en sus recurrentes campañas por las redes sociales.
05/09/2016:
http://www.noticierodigital.com/2016/09/desequibacion-de-la-cancilleria/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=42943
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