lunes, 12 de septiembre de 2016

EL CASO DE LOS KURDOS

EL UNIVERSAL, Caracas, 12 de septiembre de 2016
El laberinto sirio
Alfredo Toro Hardy

Los kurdos son una comunidad de 28 millones de personas originarias de las planicies de Mesopotamia, que desde hace miles de años viven en el territorio que hoy día incluye partes de Irak, Siria y Turquía. El territorio donde vivían los más de dos millones de kurdos sirios fue ocupado por el Estado Islámico en el marco del conflicto en Siria y ahora luchan por recuperarlo. Según Tim Arango del New York Times, durante los últimos dos años los kurdos sirios, con armamento, entrenamiento y apoyo militar aéreo de Estados Unidos, han luchado férreamente contra el Estado Islámico, llegando a considerarse como el aliado más confiable del país norteamericano en el terreno. El grupo aspira que su éxito en el campo de batalla se traduzca en apoyo estadounidense para el establecimiento de una región autónoma kurda al norte de Siria y al Sur de Turquía.
Pero la reciente incursión de Turquía en el conflicto en Siria atenta contra los planes de los kurdos. Ahora vemos cómo rebeldes sirios apoyados por bombardeos aéreos  turcos, que también gozan del aval de Estados Unidos, avanzan contra pueblos que los kurdos sirios habían recuperado del Estado Islámico. Conforme a la información suministrada por Anne Barnard del New York Times esta incursión en territorio kurdo representa el choque de dos fuerzas financiadas y entrenadas por Estados Unidos: los rebeldes sirios que son financiados por la CIA y los kurdos que son apoyados por el Pentágono. A esto se le suma el apoyo de Estados Unidos a una mayor participación de Turquía en el conflicto en Siria con el fin de debilitar al Estado Islámico. A pesar de que los kurdos sirios mantienen una actitud férrea en su lucha contra el Estado Islámico pareciera que sus esfuerzos le rendirán pocos frutos concretos. El apoyo estadounidense a una mayor presencia turca en Siria parece confirmar esa premisa.
El caso de los kurdos demuestra cuán complejo se ha tornado el conflicto en Siria y la multiplicidad de actores e intereses que hacen vida en el terreno. Los llamados rebeldes sirios se dividen en cientos de grupos de oposición armada que comandan decenas de miles de combatientes. El principal objetivo de estos rebeldes es derrocar al gobierno de Bashar Al Assad y coyunturalmente al Estado Islámico. El gobierno sirio, con apoyo de las milicias pro-gobierno, lucha por sobrevivir. El Estado Islámico, por su parte, pelea por mantener y expandir el califato salafista que ha impuesto en Siria. Rusia lucha en contra del terrorismo en Siria, pero también tiene  interés en proteger al gobierno sirio, su viejo aliado en la región. Estados Unidos busca diferentes cosas: debilitar a Irán, proteger a Israel y evitar que Siria se convierta en una base para atentados terroristas en el exterior; una y otra vez ha hecho público que puede prescindir del gobierno sirio, pero no parece ser su prioridad en este momento.
Arabia Saudita, por otra parte, dice estar comprometida con la guerra contra ISIS, pero es la principal fuente de la ideología del grupo y muy probablemente su financista original; su principal objetivo es debilitar el papel de Irán en la región. Turquía dice estar comprometida en la lucha contra ISIS, pero los kurdos son su principal objetivo. Los kurdos luchan contra ISIS, en primer lugar para sobrevivir y en segundo lugar para ganarse el derecho a crear su propio Estado al norte de Siria y Sur de Turquía. En un escenario como este no sólo una posible autonomía kurda, sino cualquier resolución de conflicto parecen bastante difíciles.
Los dos actores más fuertes en el conflicto son el gobierno sirio y el Estado Islámico. Pero una victoria de cualquiera de estos dos actores pareciera inaceptable para Occidente. Por otra parte, una victoria de las fuerzas rebeldes tendería a convertir a Siria en una nueva Libia, con decenas de facciones armadas luchando por hacerse del poder. Este no es un escenario deseable para nadie. Ni Rusia ni Estados Unidos parecen interesadas en movilizar sus tropas al terreno para definir el conflicto militarmente, so pena de  terminar enfrentados ellos mismos en una gran guerra. Así que la vía más plausible por el momento pareciera seguir siendo la negociación de un acuerdo de paz. Pero para que las partes negocien tiene que haber agotamiento. Y lamentablemente, después de 250 mil muertos y 23 millones de personas desplazadas, no pareciera haberse alcanzado ese umbral. Una última opción, esbozada por Michael O'Hanlon en un artículo en el Washington Post, es la partición de Siria. La meta sería crear nuevas zonas autónomas unidas por un gobierno federal. Este sistema pudiera garantizar una zona autónoma para los kurdos, si los turcos llegaran a aceptarlo. Pero de funcionar sentaría un precedente que podría acabar por desmembrar todo el Medio Oriente. Lamentablemente, por ahora, pareciera que el conflicto en Siria no tiene salida, o al menos no se ha encontrado aún.

Fuente: http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/laberinto-sirio_524775
Fotografía: http://www.aragon.attac.es/2016/03/07/porque-el-futuro-de-asad-y-la-guerra-en-siria-se-juegan-entre-alepo-y-ginebra/

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