EL UNIVERSAL, Caracas, 12 de septiembre de 2016
Cae la dictadura
Juan Carlos Parisca Pérez
Estaban suspendidas las clases hasta enero, pero nuestro grupo se seguía reuniendo. El día del plebiscito recorremos varias partes de la ciudad. Había muy pocas colas. Escasa gente acudió a votar. El gobierno consumó un fraude y anunció unos resultados dando a Pérez Jiménez como ganador por amplia mayoría.
Se acercaba la Navidad. La tensión política pareció debilitarse por unos días. Pero, por debajo la crisis seguía en desarrollo, hasta que el primero de enero a las seis de la mañana unos aviones sobrevuelan Caracas. Dejan caer una bomba sin espoleta, que no estalla, y luego siguen vuelo. Durante el día se sabe que unos oficiales de la Fuerza Aérea se habían alzado en Maracay. Se trataba del pronunciamiento de los mayores Martín Parada y Roosevelt Adrianza.
Nuestro grupo se vuelve a reunir. Ahora nos vemos todas las noches. Transcurren los primeros días de enero. Los cambios en la cúpula del gobierno se aceleran. Nos llegan invitaciones para protestar. Recuerdo una manifestación en la puerta de la iglesia de Santa Capilla a las cinco de la tarde. Llego y no veo gente afuera. Entro a la iglesia. El cura está dando la bendición. Caen unos papeles del techo. Agarro uno y salgo a la calle sin leerlo. Corro en cualquier dirección. Es un riesgo ser sorprendido dentro de la iglesia.
Al día siguiente me dicen que seguirán las protestas en las iglesias. Voy a una frente a Santa Teresa. Esta vez hay mucha gente en la calle. Llega la policía para reprimir. De pronto veo a la madre de uno de mis amigos del grupo, la señora Lesbia Toro. Ella me ve y grita. Volteo en el momento en que un policía me va a descargar un peinillazo. Doy un salto y evito el golpe. Corro. El policía se ocupa de otros y no me persigue. Llegan noticias sobre la prisión de alguna gente conocida.
Me entero que los padres de algunos amigos no duermen en sus casas. Entre ellos el doctor Elías Toro, médico muy afamado. En su casa se venía reuniendo un grupo de personalidades ligadas a la Generación del 28, entre las que se mencionaba a Miguel Otero Silva, Amílcar Plaza, Pancho y Porfirio Irazábal y los doctores Rafael Vegas e Isaac Pardo.
Recibimos panfletos que convocan a una huelga general para el veintiuno de enero. Están firmados por una Junta Patriótica. Ese día, al mediodía, las calles están solas. No circulan los diarios.
Pasa el veintidós con mucha expectativa. Se dice que la Marina no está con Pérez Jiménez. El veintitrés en la madrugada suena una sirena. La televisión anuncia que Pérez Jiménez huyó del país, con Llovera Páez y sus familias. Me reúno con el grupo de amigos y vamos a la universidad. Hay una concentración en la Plaza del Rectorado. Convocan a Miraflores. Marchamos dentro de una multitud de jóvenes: universitarios, liceístas, incluso estudiantes de los colegios privados que se sumaron a las protestas en los últimos días.
La manifestación llega a Miraflores. No se sabe bien cuál es la composición del nuevo gobierno. Se anuncia una Junta presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazábal, con una tendencia derechista en su composición; con Eugenio Mendoza, conocido industrial, de ministro, y varios militares perezjimenistas que se colaron.
Al caer Pérez Jiménez quedo con una gran inquietud y con deseos de continuar participando en la lucha por la democracia. Se reabre la universidad y volvemos a clases. Nuestro grupo se vuelve a reunir. Decidimos fundar un periódico universitario que llamamos OPINIÓN, con una tendencia política muy amplia.
Antes de lanzarnos a la empresa periodística habíamos tenido una reunión con el doctor Arturo Uslar Pietri, quien nos alerta sobre la dificultad de producir un periódico de jóvenes. El primer número tuvo como tema de fondo una entrevista al rector de la Universidad, doctor Francisco De Venanzi, quien nos sugiere apoyar al Frente Universitario. No sabía por qué las opiniones de Uslar y De Venanzi me lucían dispares. Mucho después comprendí que realmente eran dos tendencias políticas muy diferentes.
Todavía no tengo inclinación política clara.
El grupo de personalidades liderizado por el doctor Elías Toro, funda una organización llamada Integración Republicana. Decido apoyarlos. Comienzo a asistir a sus reuniones. Guardo mucho respeto por los líderes, pero siento al grupo como flojo. Muy alejado de lo que ocurre en la primera línea de la política del país.
Para fines de año se aproximan las elecciones. Rómulo Betancourt, Caldera y Larrazábal se han lanzado. Integración es antiadeca, pero no quiere un militar en la Presidencia, por lo que tampoco apoya al contralmirante Larrazábal. Un día veo al doctor Caldera entrar acompañado por Eugenio Mendoza. Integración anuncia el apoyo a la candidatura de Caldera. A mí no me emociona. Gana Betancourt. Me desanimo mucho y me aparto de Integración.
Fuente: http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/cae-dictadura_524728
Ilustración: Dumont.
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