Luis Barragán
A propósito de las notas que tomamos sobre Phillip Roth y la novelística de política-ficción, acudimos a la Biblioteca Nacional para la puntual consulta de una biografía especializada. Disfrutamos, teniendo el volumen entre las manos, a “Lindbergh” de A. Scott Berg (Putnam’s Sons, New York, 1998), apreciando y palpando los detalles de una magnífica impresión, incluyendo el correspondiente golpe del pulgar, pues también una edición limpia reporta siempre una distinta y distintiva sonoridad, obviamente desconocida por las versiones digitales.
Co-protagonista de “La conjura contra América”, los venezolanos nos familiarizamos tanto con la suerte del famoso aviador que, además de visitarnos a finales de los años 20 del XX, se hizo presente en el refranero de varias generaciones. Víctima de un repudiable y dramático hecho, trascendió con una sentencia cotidiana que no entendería fácilmente la muchachada actual: “Más perdido que el hijo de Lindbergh”.
El caso está en que la obra cuenta con una cuidadosa encuadernación, diagramación e impresión que anuncia muy bien un contenido lleno de detalles extraordinarios. Lo más importante, está resguardada por unas tapas duras que garantizan su manipulación y ubicación en las estanterías, sufriendo el menor daño posible, concitando la emoción del novel bibliófilo más que la del libródromo que no la distingue de otros productos.
La sola circunstancia de una edición de tapas duras, con sobrecubierta de impecable diseño, nos avisa de una rareza en el mercado editorial venezolano aún desde principios del siglo XXI, pues, obviamente, la manufacturación del libro en nuestros predios o la importación de aquellos que nos insertaban en una globalidad aparentemente irresistible, con las importaciones, sincronizó muy bien con el déficit de divisas para tan importante renglón, así atravesáramos – como atravesamos – la mayor bonanza dineraria en toda nuestra historia. Se hizo hábito el consumo de las ediciones de bolsillo, vulnerables y – por tal – prescindibles, hasta traspasar la antes impensable frontera de la escasez y definitiva inexistencia de novedades para leer, reconfirmada por la imposibilidad generalizada de hacerlo a través de la generosa oferta que exhiben las telecomunicaciones foráneas.
Valga acotar que el libro en cuestión, adquirido por la Biblioteca Nacional en los tiempos de Virginia Betancourt, al parecer nadie lo había abierto hasta ahora, cosa que no ha de cuestionar el programa de adquisiciones, por cierto, variadas y masivas que, por siempre, nos merecemos. Ha entrado en los nuevos catálogos del software libre empleado hoy por la institución, porque los de más vieja data no están disponibles a un problema de la plataforma tecnológica de los servicios que una vez tuvimos ocasión de denunciar en la Asamblea Nacional.
15/09/2016:
http://opinionynoticias.com/opinioncultura/27548-de-una-edicion-de-tapas-duras
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