sábado, 1 de agosto de 2015

NOTA DE TRISTEZA

Una visita al museo
Nicomedes Febres

* Ayer fui a trabajar al CEGA y al mediodía, como debía esperar a la encargada del turno de la tarde me acerque al Museo de Bellas Artes para ver si me tomaba un café. El museo está fantasmal, sin gente y de 18 salas de exposición, solo las dos de la entrada a mano derecha estaban abiertas con una expo de la colección de escultura en bronce. Ni una imagen nueva, desde Epstein y Moore hasta Agustín Cárdenas, cuando esas esculturas se compraron el petróleo estaba a un dólar el barril, y en estos 16 años, cuando el barril ha llegado a estar a 140 dólares, no han comprado ni una mísera escultura. Los baños clausurados y la gente que labora en el museo desencantada y triste, además ya se agotó el presupuesto de este año. Ellos me recibieron con el afecto y la amabilidad de siempre y soltaros gran cantidad de quejas. Ni siquiera culpo a la administración actual del museo, sino a las cabezas anteriores, y especialmente a Farruco Sesto quién trató de prostituir a todos los museos con sus megaexposiciones y recortes presupuestarios. Los museos hoy están en hibernación y no cayeron en la prostitución gracias a sus empleados. Luego fui a la feria del libro porque en los museos uno no se puede tomar un café porque clausuraron las cafeterías. La feria patética, con unos 20 stand vendiendo libros viejos, unas editoriales privadas con libros de autoayuda tratando de sobrevivir y nadie había vendido nada y las del Estado dedicadas a vender libros sobre el difunto de todas las formas y colores. La poca gente que circulaba por allí eran unos menesterosos y busca vidas. Definitivamente esta revolución fracasó estruendosamente, ni gente había, más allá de esos ganapanes. En un kiosco, y ya con hambre, me comí media hamburguesa infecta de 370 Bs, sin mostaza porque “en Venezuela no se produce mostaza”, según me informo la vendedora. Una chicha que estaba bien a 90 Bs el vaso, y luego me senté a conversar con dos fotoperiodistas de un pasquín llamado Ciudad Caracas que financia la alcaldía de jorge rodríguez. Les pregunto por la colección de fotografías de Torito que compró el viejo Domínguez Sisco en los años 1960 para el concejo municipal, y me responden que Tiuna Films se la robó, a lo que haciéndome el pendejo les digo que cuándo, porque yo las había visto cuando bernal era alcalde, cosa que es mentira, y uno de los fotógrafos me replica preguntándome que quién es Torito. Pana, Torito es el más importante fotorreportero de Caracas entre 1900 y 1940, y quizás de todo el siglo XX, le contesto. Imagínate que salía todas las mañanas a tomar fotos en la ciudad y luego se las vendía a los periódicos a 5 Bs cada una. Cuando vendía una o dos se sentía satisfecho. Era el único fotógrafo que le decía sin miedo a Gómez donde se debía poner para la foto. El tipo amoscado, se quedó mirando a su hamburguesa. Yo la mía se la pase a uno de esos ganapanes con quien me cruce mientras regresaba al museo para ir al CEGA. Le comento algo al pobre hombre y me dice con toda ingenuidad: menos mal que con estos libros, los vendedores de droga se ha escondido un poco por la presencia de la policía, porque esta plaza siempre es un antro de venta de drogas. Así está la otrora gran plaza de los museos, el corazón cultural de la Caracas de antes. Recordé cuando el presidente Betancourt inventó aquello del hampoducto que consistía en que al malandraje que agarraban lo enviaban al Dorado cada día en un avión que salía de La Carlota cada mañana, hasta que el malandraje heredado de Larrazábal y su plan de emergencia fue metido en cintura.
*
La foto del día no puede ser otra que de los museos, de cuando éramos felices y no lo sabíamos.

Fuente: https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10206756838300318:0

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