Amenazas
Nicomedes Febres
Si antier hablaba del coraje como valor central de un político, hoy me desvío al tema mientras esperamos a los americanos. También mis maestros civiles y civilistas me enseñaron el inmenso valor de la inteligencia, la paciencia, el tesón y el sentido del humor en la política. De Chucho Reggeti aprendí, aparte de la generosidad, el saber mantener el sentido del humor ante las más duras condiciones y deslealtades. Lo digo porque vi el final del programa de dosdado donde informa que si vienen los americanos, él dará la orden de buscar, y por el tono se infiere que matar, a todos aquellos que se alegren por la venida de los soldados norteamericanos. Eso, más allá de una amenaza revela el terror de dosdado ante lo que viene. Pero más allá del terror, es también una decisión que está fuera de la política y de la humanidad que es la Política. Acaso no entiende que eso rompe cualquier consideración hacia su entorno y hacía su posición ante la Historia. Esas amenazas y balandronadas están bien entre delincuentes, pero no entre políticos. Eso está bien para boves o para rosete, o para los malandros de la piedrita, pero no para un militar de carrera. Un ingeniero egresado de la universidad que va a ser juzgado ante un gran tribunal y ante la Historia. Decir esa pendejada degrada hasta a los vecinos de El Furrial, donde supongo que dosdado debe tener algún aprecio. Degrada a los galleros entre los cuales debe tener amistades y afectos. No dosdado, eso no se dice ni aunque fuera verdad. Eso no es política, eso es delincuencia pura y dura y ningún político en la Venezuela republicana lo ha dicho y menos hecho. Ni Carujo, ni el malandro de zamora, pues eso se lo dejaba a onza, tigre y león sus esbirros, ni Matías Salazar cuando lo fusiló Toñito Guzmán Blanco, ni siquiera Don Cipriano, luego de que le imputaran el fusilamiento del gallardo general Antonio Paredes, macho entre los machos. Ni lo dijo el Benemérito que solo preguntaba a los carceleros si fulano o zutano todavía vivía? Anjá, vea pues? Ni lo dijo el general Felix Galavis antes de tirar a don Eustoquio a la muerte del Benemérito en la gobernación de Caracas. Ni lo dijo Rafael Simón Urbina arrepentido ante el cadáver del comandante Delgado Chalbaud, asesinado por accidente. Que vea dosdado lo mal que quedaría con esa amenaza ante la televisión y una amenaza ante hombres que tienen veinte años en la calle jugándose el pellejo civilmente. Para esa gente pasó el tiempo de asustarse. Y veinte años es mucho tiempo como dice el tango.
Fuente:
Fotografía: General Antonio Paredes http://lbarragan.blogspot.com/2014/03/paredes.html
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