viernes, 1 de diciembre de 2017

DE UNA VIEJA SENTENCIA

Nummus
Guido Sosola

El fracaso de las elecciones regionales dio paso a la inevitable polémica que, naturalmente,  no cesa sobre el conversatorio de República Dominicana. Entre los dimes y diretes, el único incentivo que destaca para que el régimen se siente a conversar, por mucha floritura que se invierta en la cosa, es el del dinero.
Censura y bloqueo informativo por delante, la opinión pública va atando cabos por la suerte que corren o pudieran correr los bonos al igual que  la reestructuración de la deuda pública externa o cualesquiera redimensionamientos que tengan a bien dispensar los acreedores. Este asunto es algo complejo, por lo que nos atenemos a nuestra orgullosa escolaridad: la Asamblea Nacional ha de aprobar cualquier contrato y, por mucha constituyente que exista, el problema es de reales y las grandes empresas financieras nunca están ni estarán dispuestas a arriesgar más de lo necesario al tratarse del tercer o quinto mundo.
Presumimos que el régimen facilitó el viaje a RD de la delegación que lo rivaliza o dice rivalizarlo. Con el conversatorio caribeño termina un ciclo de la unidad encarnada  en la MUD y comienza otro, con alianzas alternas como Soy Venezuela que también presupone la necesidad de un diálogo, conversatorio, negociación o encuentro casual e inadvertido en la propia oposición. Además, resolver el problema de la representatividad, porque en la Asamblea Nacional hubo un rollo con el Acuerdo de RP por falta de quorum y hay quienes cuestionan la misma selección de los equipos político y técnico.
La publicación de las transcripciones de cada consulta que se hizo en la AN con los sectores sociales, porque se trata del parlamento, despejará muchas dudas en la materia, como queda  pendiente aquello de que un diálogo que no siente a actores tan reales como Diosdado Cabello y María Corina Machado en una misma mesa, no luce convincente. No sé, digo yo, pero un proceso como el colombiano no se explica si en lugar de sentar a Timochenko, lo hubiera hecho con uno  de sus lugartenientes o tercero o cuarto asistente personal, como tampoco prometió al no concurrir Uribe.
Pero volvamos al dinero, porque la tal constituyente dijo sancionar un presupuesto de grandotes 36 billones, recientemente. Todo el mundo sabe que es una competencia exclusiva de  la AN y que ésta, en el supuesto de haber recibido el proyecto, tenía hasta el 15 de diciembre para considerar la materia: no hubo ni la más remota concesión, por lo que el viaje a RD y quizá a este viaje se reduzca toda la tarea, elecciones presidenciales por delante para febrero o marzo, se hizo al mismo tiempo que la espuria constituyente “salvó” la plata, “sancionando” la ley de presupuesto, sin que sepamos de la ley de endeudamiento.
Una vieja sentencia que llegó con las carabelas de Colón, reza: “A balazos de plata y bombas de oro, rindió la plaza el moro”. Caramba, sobran las palabras.

01/12/2017:

No hay comentarios:

Publicar un comentario