Instrucción para trascender
Luis Barragán
Creciente y radicalmente subvertida nuestra cotidianidad, constatamos la recurrente traición de las consignas publicitarias a manos del propio régimen de fuerza que las idea. So pretexto de un juego táctico o estratégico, clamando por la paz sideral, auspicia y condiciona el diálogo que constantemente traiciona, incurriendo en una perversa pedagogía, aunque signifique – por ejemplo – el desprecio de las intenciones y diligencias vaticanas. Por ello, la tendencia dominante en todos los ámbitos de la vida social, partiendo del propio espacio doméstico, es la de presumir la mala fe, pues, la buena hay que probarla.
Resulta inevitable apuntar al poder político establecido y su enfermiza irradiación de antivalores, con más feligreses que simpatizantes ante las grandes mayorías que lo rechazan, para referirnos a un esfuerzo de varios años que adelanta la Iglesia Católica y, particularmente, el Padre José Martínez de Toda (SJ) y la Comunidad Ignaciana En Todo Amar y Servir (CIETAYS) de la Iglesia de San Francisco de Caracas. Por supuesto, referencia que no compromete políticamente a sus integrantes con nuestro personal comentario, lo que importa es destacar – cercanos a la Navidad - la opción y el reto que ofrecen y plantean en medio del marasmo de antivalores que explican un siglo XXI que, muy antes, se dijo y creyó tan diferente al que tenemos.
Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en la vida corriente (EVC), contribuyen al reencuentro eficaz no sólo con Dios, sino con nosotros mismos fundados en una interpelación constante que recibe respuesta del Creador que nos ama. Sin embargo, porque no se trata meramente de divulgar las convicciones religiosas que nos inspiran, también constituyen una formidable herramienta – a nuestro juicio – para el no-creyente, el que tiene grandes y, añadimos, razonables dudas o, salpicado por el insólito sincretismo de los días que transcurren, harto contaminado y confuso, literalmente sobrevive a las circunstancias por las que, simplemente, apuesta.
Insistimos, aunque haya alguna desconfianza hacia el medio eclesiástico, en un país en el que ya escasea toda escuela ética, seguros de la buena intención y voluntad de sus promotores, los ejercicios en cuestión constituyen una extraordinaria alternativa para trascender el actual orden de cosas que nos deshumaniza o despersonaliza galopantemente; a la postre, orden poco o nada útil ni utilitario en las marejadas de la simple supervivencia que promueve. Por lo demás, suele prevalecer el prejuicio anticlerical que ni siquiera se arriesga al más elemental intercambio de pareceres, perdiendo el cuestionador la oportunidad de crecer y enriquecerse espiritualmente, instruyéndose para trascender con una reflexión y debate imposible de ahogar aún por la ferocidad del oleaje.
El Padre Martínez y todos quienes le acompañan en la tarea de difusión y realización de los EVC, iniciativa singular y sostenida que contrasta con el naufragio de una sociedad a la que el Estado pretende desorganizar para sojuzgarla, los ha extendido en el medio urbano con una convicción y un entusiasmo ejemplarizantes. No tienen intención política o partidista alguna, ni se enfrascan en una discusión que a la larga los desnaturalice, pues, amando y sirviendo en todo, gratuitamente nos ceden un espacio en la segura embarcación que es la capaz de atravesar la tempestad para iluminarse e iluminarnos en el horizonte.
Fotografías: LB, escenas de los ejercicios espirituales, Iglesia de San Francisco, Caracas. En el patio de la Residencia de los Jesuitas (20/11/2017), habla el hermano Hugo (16/10/17) y Tienda de encuentro (04/12/17).
17/12/2017:
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