lunes, 26 de mayo de 2014

DON EXTRAORDINARIO

NOTITARDE, Valencia, 25 de mayo de 2014
"Caminando con Cristo"
El Espíritu Santo Consolador (Jn.14,15-21)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

Los cristianos católicos y la mayoría de los hermanos cristianos separados, manifestamos la fe en Dios Uno y Trino, no así Los Testigos de Jehová que no creen que Jesús ni el Espíritu Santo sean Dios, o iguales al Padre. Aludo a esto, porque constantemente esta secta protestante, ataca despiadadamente y con grandes errores teológicos esta fe de la mayoría de los cristianos. Nosotros creemos que  el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios; misterio que el mismo Cristo nos ha revelado con su Encarnación y venida al mundo y que de modo especialísimo, en este discurso de despedida que recoge el evangelio de San Juan en su capítulo 14, deja claro la presencia de ese Dios trinitario. Por supuesto, en ninguno de los evangelios aparece literalmente la palabra Trinidad; como no aparece en el pasaje que hoy nos ocupa, pero si aparece desvelado, mostrado, proclamado y conversado por Jesús. Solo en el texto que hoy meditamos aparece Jesús, hablando de su unidad-identidad con el Padre y del Espíritu Santo como otra persona que viene a consolar. El Espíritu Santo no es una fuerza, una energía, como lo predican algunos, es la tercera persona de la Santísima Trinidad, el Maestro interior, el Consolador, El Espíritu de la Verdad. Vemos como Cristo al hablar del Espíritu Santo habla de una persona distinta a Él, usa un sustantivo y no un adjetivo para referirse al Espíritu, no dice que sea una emanación o fuerza de Dios; es mucho más que esto. Es Dios mismo haciendo morada en el corazón de cada cristiano y en la vida de la comunidad de los creyentes que es la Iglesia. Jesús revela, por tanto, a un Dios que viene y quiere morar en el corazón de cada ser humano a través del Espíritu Santo que hace posible la presencia del Padre y del Hijo en la vida del cristiano. Por eso, Dios no se encuentra fuera del hombre, sino en lo más profundo de su ser y ahí es donde Dios quiere morar siempre y allí lo debe encontrar el hombre que ha abierto su vida a Él a través de la fe.
En el texto evangélico de hoy, Cristo describe una de las tantas funciones del Espíritu Santo: Acompañar a los discípulos en la ausencia física de Jesús. Por eso, se le llama Espíritu Santo Consolador (Paráclito del griego paraklétos, que significa consolador), porque ocupa desde el momento de la Resurrección de Cristo el papel de Maestro, Guía, Protector y Defensor y es a través de Él que se hace posible que Cristo haga morada en el corazón de cada ser humano que lo acepta como Dios y Salvador.
El Espíritu Santo es el gran don de Cristo resucitado a la Iglesia, a la comunidad de los creyentes que nació del misterio pascual del Señor; es decir, de su muerte y resurrección. La inhabitación del Espíritu Santo en el corazón de cada cristiano es la nueva forma de vivir el Señor resucitado entre sus seguidores para siempre. El Espíritu que resucitó a Jesús de la muerte, vive dentro de nosotros, alienta la  esperanza de nuestra futura resurrección; nos ayuda a entender que sólo en el amor podemos alcanzar la vida eterna que comienza en el aquí de nuestra historia; nos capacita para comprender el lenguaje cristiano de cruz y muerte y nos enseña que la última palabra no la tiene el mal sino el bien, no la muerte sino la Vida que es el mismo Cristo Nuestro Salvador, que muriendo en la cruz destruyó la muerte y el pecado para siempre. Es también el Espíritu de Cristo quien mantiene unida a la Iglesia y la impulsa hacia la aventura de la evangelización por todo el mundo.
El cristiano está invitado constantemente por el Espíritu Santo a ser anunciador de la verdad, de la vida, de la fe, de la esperanza y sobre todo del amor con el testimonio diario de una vida según el querer de Dios y al estilo del vivir de Nuestro Señor, Jesucristo.
IDA Y RETORNO: Para los que vivimos en San Diego, hoy tenemos un compromiso con la democracia, con nuestro Municipio y con el país entero. Necesitamos expresarnos a través del voto y sea cual sea nuestra opción, buscar lo mejor para el bien de todos los que hacemos vida en éste hermoso y pujante Municipio carabobeño. Dios bendiga a San Diego y toda su gente.

Cfr. Isabel Vidal de Tenreiro: http://elimpulso.com/articulo/buena-nueva-que-es-amar#

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