jueves, 22 de mayo de 2014

OBITUARIO

Requiem por Jaime
Nicomedes Febres

* Nuestra vinculación con el presidente Lusinchi fue notoria; su madre tenía una pensión para estudiante por los lados de Santa Rosalia, a donde llegó con sus dos hijos Jaime y Francisco que venían a estudiar medicina desde su lar nativo en Anzoategui. Misia María levantó sola a sus hijos y Jaime, siendo compañero de estudios de un tío mío y de su esposa Gladys Castillo se hicieron gente habitual en casa de mi abuela materna, que era tan estricta que no salía sin tacones y completamente vestida de su cuarto. Ella había quedado viuda a los 23 años y guardo luto cerrado (toda de negro) hasta su muerte a los 89 años. La amistad con los jóvenes Lusinchi se fue consolidando con los años, al punto que mi tío fue el padrino de sus hijos. Tenía Lusinchi todas las características del adeco promedio: sencillez, buena índole, sentido del sacrificio, simpatía. Cuando siendo candidato fue a comer en casa de mi abuela, ella le dijo: Jaime, no te lances a la presidencia, tu no tienes el carácter y el don de mando necesario para el cargo. Tu no eres Betancourt ni Caldera y te van a manipular. Un presidente debe tener mucho carácter y tu eres bondadoso, por lo que no lo harás bien y la república esta primero. En cambio Gladys es un palo de mujer y mucho de lo que has logrado se lo debes a su abnegación. Cuando mi abuela murió, siendo él presidente, fue muy solícito con nosotros. Cuando las mujeres de nuestra estirpe son de tanto temple, uno, por más que quiera, no puede ser machista. Todas son una guerreras. Hoy rezaré por mi abuela y por Lusinchi. Me pareció un buen hombre. Vaya mis condolencias a sus hijos y a doña Gladys, una gran mujer a quien profeso estima.Nunca recurrí al presidente Lusinchi durante su gobierno y creo que se rodeo pésimo y los que se beneficiaron son unos truhanes que hoy sus hijos se vuelven a aprovechar del Estado para volver a cometer todo tipo de fechorías. Lusinchi murió pobre. Paz a su alma.
* La foto del día es la de doña Gladys de Lusinchi y la de doña Blanca de Pérez en 1988, dos excelentes primeras damas que merecen el respeto de todos los venezolanos. No nos avergonzaron. Hay primeras damas a través de la historia que fueron verdaderas arpías y saquearon al país.
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