sábado, 2 de diciembre de 2017

VUELO (IM) PROPIO

De las malas compañías
Luis Barragán

Una vieja canción de Serrat (por cierto, cuya actual postura respecto a Venezuela tanto cuestionamos,  cercanos a la arrechera), perteneciente al álbum “En tránsito” (1981),  habla de los amigos que se tienen por muy escogidos, los mejores de cada casa, meadores a mitad de la calle.  Por supuesto, la actividad política suele generarlos en un número considerable, pero sólo el afecto real y compartido que  el tiempo y las vivencias de antaño y hogaño conceden, autorizan la legítima expresión: malas compañías.

Nada ocioso, por una suerte de repentino inventario,  tenemos las muy malas que no temen en fijar postura ante el régimen, al lado de las – ya – muy buenas que, sabiéndolos opositoras y hasta nominalmente opositoras, son compañías que tienen por característica la veleidad y el oportunismo, escondidos en el confort de una pose.  Éstas tienen por igual ventaja el ejercicio de la escritura, por lo  menos, con dominio el de las reglas más elementales para expresarse, pero quizá porque la tinta se ha agotado, forzándolos a la repetición de consignas que a la postre banaliza los hechos, o quizá porque deliberadamente no desean exponerse, prefiriendo la crítica personal, oral y momentánea, resultan prescindibles.

Entre los amigos que trillan provechosamente el teclado, con nombre propio (favor no confundir con el anónimo y pretendido, enlatado y efímero  l'enfant terrible de las redes), los hay quienes tienen efectivas responsabilidades políticas, por diferentes circunstancias se encuentran provisionalmente separados de ellas, o dicen degustar un definitivo retiro, aunque – consabido – priva aquella sentencia de que la política no sabe de muertos.  Entre los activos e inactivos, cuenta la edad y también el peso de un exilio involuntario, mas insisten en el testimonio necesario.

Incurriendo en el injusto olvido de otros malos amigos, al suscribir la presente nota recordamos a Dulce María Tosta, Nicomedes Febres, Hermann Alvino, Julio César Moreno, Abdel Naime, Freddy Marcano, José Alberto Olivar, Luis Buttó y Armando Martini. Independientemente del desempeño cotidiano, político o no, dentro o fuera del país, no dejan de opinar, regularmente por escrito, sobre la situación del país, respondiendo a una angustia incontenible que suscita las coincidencias y las discrepancias de una polémica ineludible, por escamoteada que otros la quieran.

Sabemos de las buenas compañías que, por mucho talento que tengan, prefieren arrinconarse sin aventurar una opinión – digamos – propia y sostenida, por lo que optamos por las malas que le ponen un sello a los portales noticiosos también arriesgando el destino personal. Y, aunque se mofen de cuestiones importantes, son imprescindibles para el debate.

04/12/2017:

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