domingo, 22 de junio de 2014

EUCARISTÍA

NOTITARDE, Valencia 22 de junio de 2014
"Caminando con Cristo"
El cuerpo y la sangre de Cristo (Jn. 6, 51-59)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El domingo pasado los cristianos católicos celebramos litúrgicamente el misterio del que parte la revelación cristiana, como es el misterio de la Santísima Trinidad; hoy celebramos el misterio central, la cumbre de nuestra fe que está en la Eucaristía, en el Sacramento del altar, donde se hace presente el Cuerpo y La Sangre de Nuestro Señor, Jesucristo. Es decir, la persona entera, viva, real, en Cuerpo y alma, en Sangre y divinidad porque así el mimo Señor lo estableció en su vida pública y de manera especial en la Última Cena y en el Sacrificio de la Cruz. La Santa Misa, no ha sido un invento de la Iglesia Católica, sino que ha sido un sacramento, un signo que ha querido dejar Jesús para el provecho espiritual de toda la Comunidad cristiana.
Como lo leemos en el evangelio de hoy, tomando algunos versículos de ese importante capítulo seis del evangelio de San Juan, Cristo habla explícitamente de comer su carne y beber su sangre; surge entre los judíos el escándalo y la pregunta de cómo éste hombre nos invita a comer su cuerpo y su sangre y Jesús se llama así mismo el Pan Vivo bajado del cielo, que su carne es verdadera comida y el pan que Él dará es su carne para la vida del mundo. Esto no es meramente simbólico, como lo interpretan los protestantes; estas palabras de Cristo se cumplen en la Última Cena cuando Jesús dice: "Tomen esto es mi Cuerpo, beban esta es mi Sangre, hagan esto en memoria (conmemoración) mía" y los que estudian seriamente las Escrituras saben que la palabra "memoria" y "conmemoración" significa actualización, presencia actuante; es decir, cada vez que se celebra allí se actualiza; lo que se celebró en el pasado, como el Sacrificio de Cristo en la Cruz, llega a nosotros y se actualiza ahora por el único sacrificio de la Misa donde Cristo se nos da como alimento bajo las apariencias de pan y vino, que por las palabras de la Consagración, dichas por el sacerdote se convierten en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Comer su carne y beber su sangre es garantía de vida eterna, de resurrección futura; no es un comer en sentido figurado, es comer realmente el pan y el vino consagrado como en la Última Cena que tienen identidad con el Cuerpo y la Sangre del Señor.  San Pablo en su primera Carta a los Corintios nos habla de la Eucaristía y como las primeras comunidades cristianas la celebraban en el domingo para cumplir el mandato del Señor y así hasta el presente. (1Cor. 10, 16-17; 11, 17-27). Por tanto, en cada Eucaristía, en cada Misa que se celebra está Jesús realmente presente, vivo, actuante y desde allí bendice, fortalece, nutre, sustenta y guía al cristiano que se acerca con fe y por la fe en sus palabras, a recibir la Comunión, se hace uno con Jesucristo.
El día de Corpus Christi, como se conoce este día que litúrgicamente celebramos los cristianos católicos, tiene algo que lo distingue, porque aparte de profesar la fe en la presencia de Jesús en la Eucaristía (como se hace el Jueves Santo), se hace una procesión pública, para que la gente sepa que los cristianos católicos tenemos como núcleo y culmen de nuestra fe la Sagrada Eucaristía, donde creemos, por la palabras del evangelio que Cristo está allí presente, en Cuerpo y Sangre, en alma y divinidad; su persona entera, aunque no lo podamos ver con los ojos físicos, con los ojos de la fe lo contemplamos, lo adoramos y permanecemos unidos a Él. La procesión que se hace después de la Misa, expresa esta fe de nosotros los cristianos católicos y de la cual tenemos que tomar mayor conciencia; porque Jesús está con nosotros, camina con nosotros y es el alimento que nos nutre y sostiene nuestras vidas que peregrinan hacia la casa del Padre.
El Cuerpo de Cristo se hace presente por, en y para la Iglesia; porque también la Comunidad de fe es el Cuerpo de Cristo. El pan consagrado es el Cuerpo de Cristo y la Iglesia es su Cuerpo Místico (como lo dice San Pablo en una de sus cartas). Así, quien comulga el Cuerpo y Sangre de Cristo está llamado a la fraternidad y unión con sus hermanos de fe, a romper las barreras del odio, de la indiferencia, de la indolencia y a comprometerse con el otro; especialmente con el que sufre y pasa hambre. Así la Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia en sus sacerdotes y fieles hacen la Eucaristía, pues no sólo la celebran, sino que de ella salen impulsados a vivir la comunión, la unidad y fraternidad.
IDA Y RETORNO: Para nadie es un secreto que Venezuela está pasando por una crisis generalizada a nivel moral, económico, político y social que pone a prueba los valores morales y espirituales de los que creemos y seguimos a Cristo. Es tiempo de apelar y poner en práctica, ahora más que nunca, esos valores. Necesitamos apelar a la reserva moral de nuestro país y buscar, con la fe puesta en Nuestro Señor Jesucristo, los caminos que nos ayuden a detener la debacle en la que está sumergida nuestra patria y buscar prontas soluciones que beneficien a todos los venezolanos. Hoy, día en que celebramos Corpus Christi y que nuestra República está consagrada al Santísimo Sacramento, pidamos al Señor nos ayude y asista en esta hora difícil en el país.

Cfr. José Antonio Pagola: "Nunca es tarde", en: http://es.scribd.com/doc/224780683/29388553-Pagola-Jose-Antonio-Nunca-Es-Tarde-Ciclo-A
Isabel Vidal de Tenreiro: http://elimpulso.com/articulo/buena-nueva-la-misa-es-un-milagro# Ilustración: Nikola Dimitrov

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