domingo, 15 de junio de 2014

UNA COMPLETA BIBLIOTECA



Pablo Rojas Guardia

Entrevistado por José Cañizalez Márquez,  en su casa de El Paraíso, "donde nos aguarda la natural cordialidad del poeta",  en su "modesta biblioteca, más que llena de libros, de recuerdos, de vivencias, de ocultas resonancias generacionales, expresadas a través de un retrato, de una caricatura, de un libro dedicado".
Pablo Rojas Guardia, nació el 4 de agosto de 1909, entre las esquinas de Platanal y Desamparados de la parroquia La Candelaria de Caracas. "Después de asistir - dijo - a algunas escuelitas de palmeta, tiza y pizarrón de las calles adyacentes, entré en la escuela que dirigía el Br. Armando Rodríguez, meritorio educador que hasta en los últimos días de su vida, mantuvo fidelidad a la enseñanza. En esa escuela, a la hora de los exámenes finales y de la consiguiente y consabida repartición de premios, hacían acto de presencia Gil Fortuol, Eloy González, Andrés Mata y demás distinguidos representantes de muestro mundo intelectual".
Inicia el bachillerato en el Liceo Caracas, entre Salvador y Dr. Paúl, terminándolo en la esquina de Cuartel Viejo, en el Liceo Andrés Bello. "Por ser año par", la universidad no abría sus puertas  cuando termina la secundaria.  Luego, comienza sus estudios de medicina y pasa por derecho que también  abandona a favor del ejercicio periodístico. Redactor de El Heraldo para luego fundar y dirigir con Luis Castro, un quincenario sobre arte y literatura que resultó clausurado.
Participa en el movimiento estudiantil del '28, convertido en prisionero del Castillo Libertador y de la carretera de Las Colonias. Liberado, conduce El Pueblo, un vespertino que lo llevó otra vez a prisión, por dos años,  en La Rotunda hasta su confinamiento en la Isla de Margarita.
Muere Gómez, sigue en el periodismo, e inicia con altibajos su carrera diplomática, siendo destituido con el golpe de 1948 (el canciller era Andrés Eloy Blanco).
En 1945, Premio Municipal de Poesía por "Trópicos lacerados", aunque hubo "escaramuzas gubernamentales para negárselo". 

Refiere: "La grandeza o pureza del Poeta deben adivinarse a través de su obra y no a través de la historia novelada o de las anécdotas de su vida (...) Porque escribir un poema (...) sea cual fuere la parte de técnica, pertenece a la naturaleza del crecimiento de una planta, del vuelo de un pájaro, de la respiración (...) El Poema es un organismo verbal que contiene, suscita o segrega poesía: ninguna de las disciplinas que utiliza la crítica - retórica, estilística, psicología o psicoanálisis - llega a los fundamentos. El Poeta vive en lo trágico vive en comunión con su pueblo y con su mundo...".
Añade: "Un Poeta que no conozca la historia de su pueblo y que no intuya las formas en que ese pueblo va a trascender lo trágico de su historia y de la historia del mundo, no pasará de ser un simulador o un hábil compositor métrico (...) El Poeta actual - afirma -, no existe para nadie: la sociedad lo rechaza - la burguesía y las masas, para simplificar, lo rechazan -. Porque un poema escapa al valor bursátil o al valor trabajo. Sin embargo, hay signos de regreso; parece que un nuevo sentido religioso - y Poesía y Religión tienen la misma fuente - se levanta, se está levantando en alguna parte, luego el Poeta será revalorizado... Entretanto no queda más camino que morirse de hambre, de la manera más digna posible...".
Habla de la edad madura y el mensaje poético. Y está la crítica: "Estamos necesitados de crítica, pero de crítica que acompañe al Poeta en ese viaje que va del desorden al orden".
El acontecer venezolano llama su atención y, al finalizar, manifiesta el reportero: "El Poeta combate su soledad trabajando, buscándole solución a su problemática poética. Un tanto aislado y golpeado, no desmaya en su quehacer lírico".

Fuente: José Cañizalez Márquez. Entrevista a Pablo Rojas Guardia. Élite, Caracas, nr. 1965 del 25/05/1963.

Cfr.:

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