Sencillo, no hay precedente alguno de la reciente
golpiza parlamentaria en la historia venezolana, y mucho menos de la inmensa prefabricación de mentiras gubernamentales.
Excepto el asalto al Congreso del 24 de
enero de 1848 que dijo zanjar las diferencias entre el monagato y el paecismo,
provocando la muerte de Santos Michelena.
Y es que tampoco la vida parlamentaria ha
transcurrido en forma pacífica, pues, acuñado el término a finales de los noventa,
el “parlamento tropical” fue escenario de fuertes dimes y diretes e intercambio individuales de golpes y “jamaqueos”,
pero nunca de la gavilla violenta que cayó encima de la oposición solamente
armada de pitos, cornetas y cámaras fotográficas, mientras que la sesión
continuaba y el presidente del cuerpo se regocijaba de la aprobación de los
ansiados créditos adicionales.
Comenta María Efe, pues no la vi, la entrevista
realizada a Paulina Gamus en la televisión, comentando las incidencias
parlamentarias de años anteriores. Nunca había pasado algo semejante a lo de ayer. Quizá Guillermo Morón
pudo abundar más en la consulta que le hicieron, en torno a los siglos
anteriores, pero la entrevistadora falló
a lo mejor por su juventud.
Guillermo Morón en Noticias 24:
El historiador Guillermo Morón, en Noticias24
Radio, fijo posición sobre los señalamientos que realizó el presidente Nicolás
Maduro en su contra: “Yo no lo he escuchado, no oigo cadenas. No le voy a
responder a quien tiene que demostrar cosas como Presidente”.
Morón relató que en su momento “sí le respondí a
Rómulo Betancourt cuando se metió conmigo, fue algo inaudito que un hombre tan
grande como él se metiera con uno tan pequeño como yo, pero igual le respondí.
“Las malas palabras de Maduro no me importan en lo
más mínimo, yo estoy a salvo para efecto de la historia”, aseveró.
El historiador manifestó que aunque no vio la
cadena, sí observó lo que ocurrió en la Asamblea Nacional durante la plenaria
de ayer. “Lo que sucedió en la AN es lo más vergonzoso que ha pasado en
Venezuela desde el siglo XVI, vergüenza que va a seguir hasta que termine este
régimen gobernado desde Cuba, lo cual es lo peor que le ha pasado al país”.
En este sentido, aseguró que la agresión que
sufrieron algunos diputados en el hemiciclo “fue un atropello terrible, una
vulgaridad, una cayapa“.
Con respecto a que se le negará el derecho de
palabra a los parlamentarios de la opisción, Morón argumentó que eso no ha
ocurrido “en ninguna parte del mundo, ni siquiera en China donde todavía
gobierna el Partido Comunista, ni en Grecia, eso solamente ha ocurrido en la
Venezuela de ahora”.
En relación a las acusaciones de que no es un
seguidor de los preceptos de Simón Bolívar, indicó que “El Libertador fue el
hombre más importante que ha tenido este país. No solamente le dio
independencia a Venezuela, también a Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Yo soy
uno de los seguidores de la obra legítima y extraordinaria de Bolívar. Lo que
he dicho es que es mentira que lo envenenaron o que Santander pateó su tumba”.
Por otra parte el historiador opinó que este es un
Gobierno que se va “a olvidar rápidamente, porque esta dictadura va a durar muy
poco”.
“El presidente Hugo Chávez, en su momentos fue el
importante. Esta es una dictadura que aún no es tiranía, y Dios quiera que no
se convierta en eso”, puntualizó.
Sobre los sucesos de 1848, hay una información
esencial en la red de redes, por ejemplo:
Mijares y los sucesos de 1848
Augusto Mijares (“La evolución política de
Venezuela 1810-1960”, 1962), refiere que no hubo tal fusilamiento del Congreso
ni atropello a la Cámara del Senado, ocurriendo una dispersión tumultuaria de
la Cámara de Representantes el 24 de enero de 1848, donde las turbas dieron
muerte a los representantes Antonio Salas, Juan García y Francisco Argote,
siendo herido Santos Michelena. Y éste, producto de las heridas, fallece el 12
de marzo. Otros ciudadanos fueron heridos y asesinados.
Ha quedado para la historia dilucidar las
responsabilidades. Sin embargo, acota Mijares, lo peor fue que Monagas hizo que
el Congreso declarara Fiesta Nacional el 24 de enero de 1849, festejando algo
que su ministro del Interior había tildado de “suceso escandaloso y lamentable”
que, por cierto, abrió una década de
despotismo, censura de la prensa, inmoralidad administrativa y nepotismo.
LB
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