lunes, 20 de mayo de 2013

DE LOS ESPACIOS ILUSOS

De la Plaza Farruco
Luis Barragán


Finalizando 2012, la exposición inaugural del Museo Nacional de Arquitectura (MusArq), cuya vecindad con el Nuevo Circo le concede varias significaciones, incluyó el Proyecto de la Plaza de la Revolución,  elaborado por la Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales (OPPPE), dirigida por Farruco Sesto y que un poco evoca aquella dirigida por LLovera Páez en la década de los cincuenta.  Anunciada por Chávez Frías hacia 2007, en la Avenida Bolívar de Caracas, probablemente sea uno de los tantos y costosos bocetos que el arquitecto ha tendido sobre la urbe amenazada que, siguiendo a Teodoro Petkoff, presuntamente forma parte de un complejo y continuo negociado como el que ejecutó Pérez Jiménez al transformarla.

Paradójicamente, una ciudad tan agorafóbica dará cobijo a una obra de considerables dimensiones que estará delimitada por varios inmuebles residenciales, acarreando una inmensa inversión económica y dislocación de su intransitable vialidad, considerada la intervención de La Hoyada y sectores aledaños que procuran un nuevo destino, después de instalada, desmantelada y restaurada la infraestructura de los mercados populares para el tormento de más de dos décadas. No cabe duda que la plaza se levanta como una provechosa prioridad, ante otras de las urgencias que todavía el par de satélites artificiales no logra siquiera aliviar.

Propio del imaginario habanero, más que del moscovita de principios de siglo, el oficialismo sueña con una gigantesco templo al aire libre, donde plebiscitarse con las masas obedientes y seducidas por el espectáculo que ha de dispensar épicamente. De vez en cuando, bautizan como plaza de la revolución cualquier rincón citadino que sirva de escenario para el populismo de movilización convertido en un hábito precario, quizá por fallar el metarrelato del asalto al cuartel de invierno que pueda darle una superior prestancia y motivación epopéyica.

Los grandes espacios están así concebidos para la predicación sistemática de quienes posiblemente piensen en el achicamiento y la lejanía del Paseo de los Próceres, el cual exige un mínimo del protocolo y la marcialidad que lucen reñidos con una suerte de Primera Declaración de Caracas y la hazaña retórica que supondrá.  Por lo demás, flanqueada por los celosos y privilegiados vigilantes que habitarán sus costados, la descomunal plazoleta constituirá un desafío para los promotores y diseñadores de los actos proselitistas, distantes y diferentes a los que la antigua oposición o gobierno protagonizaban en la Plaza de los Museos de Bellas Artes, la Plaza de la Concordia, la Plaza O’Leary, la Avenida Bolívar, la Sala Plenaria de Parque Central, El Poliedro  o la Avenida Bolívar que el pluralismo político empleó oportuna y  convincentemente.

La ciudadanía necesita de espacios amplios y libérrimos de tránsito, recreación y esparcimiento. Negadas las aceras, con una lenta y penosa movilidad en la metrópoli de sus inseguridades y desencantos, el complicado borrador de la Plaza Farruco no autoriza al desahogo de los viadantes, sino el hacinamiento móvil que   soportará  la frecuente tempestad de los dardos propagandísticos.

Por cierto, objetivamente, no fue casual que Betancourt promoviera y entregara el Parque del Este,  en lugar de proveerse de un gran palco que forzara a los venezolanos a presenciarlo y escucharlo.  Hay sensateces necesarias de reivindicar, a pesar del difícil historial urbanístico y arquitectónico que tenemos.

Valga acotar,  la aludida oficina está relevada de toda la inquietud  que provenga de la Asamblea Nacional, pues la Comisión Permanente de Cultura – a la que pertenecemos – no la conoce y tampoco al titular,  por lo que respecta a sus roles ministeriales y misteriosos.  Y no puede decirse que ésta Comisión no tiene por competencia el patrimonio material pasado, presente y futuro de nuestras ciudades, ya que ella – en una ocasión – investigó las supuestas modificaciones realizadas en la Casa de Gobierno de Los Teques, por iniciativa del PSUV y el apoyo de la MUD.

Fotografías: LB (MusArq, Caracas, 2012)
http://opinionynoticias.com/opinionnacional/15223-de-la-plaza-farruco

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