martes, 7 de mayo de 2013

APUNTACIÓN ENDÓGENA (2)

De la (pre) fabricación casera del fascismo
Luis Barragán


Superada la consabida experiencia europea, el fascismo exhibe características y consecuencias propias en este lado del mundo, añadido el altísimo precio que todavía pagamos por la banalización de los asuntos públicos, inevitablemente compartidos, celebrada la quiebra de los partidos como agencias de socialización política. Peor, en una sociedad ultrarrentista, de literal supervivencia y zozobra, que nos retrotrae a la premodernidad.

Violencia, falseamiento de la realidad, sadismo e ilusión épica, exponen algunas notas del fenómeno que padecemos, hallando asidero en los sectores sociales que pugnan por respirar.  A la lenta demolición de una básica cultura democrática,  sigue la incansable tarea de prefabricar y administrar a un enemigo a la medida del gobierno que ha de derrotarlo en cada coyuntura o episodio, mas no definitivamente.

Los recientes sucesos del parlamento, ejemplifican un libreto que le es esencial al poder establecido, así implique mentir descaradamente. La misma selección y manipulación de los videos, el juramento de un maquillaje donde hubo una brutal golpiza o la conversión de un pito, una corneta o una cámara fotográfica en sendas armas de detonación nuclear, no sólo ejemplifica tal descaro, sino también el insólito camino transitado para la urgida aprobación de las numerosas solicitudes de crédito adicional, revelando la profundidad y temeridad de los intereses representados. Empero, correlacionados los elementos,  quizá asistimos a un fenómeno de integración de necesidades, recursos y respuestas que habla de un inadvertido proceso de fascistización que muy ilustra el mundo de los motorizados.

Resuelto aparentemente el problema de los buhoneros, los motorizados constituyen el único factor de perturbación real y espontáneo del orden público, comprobado por la movilización que paralizó un intento de reforma legal para disciplinarlos con mayor rigor, en una ocasión,  pero también por el temprano uso que el gobierno hizo de sendos grupos o escuadrones para fines de inteligencia y represión, emblematizándolo. La permisividad oficial, indiferencia y tolerancia, guarda correspondencia con la manifiesta disposición de una herramienta que garantiza una rápida respuesta ante cualquier vicisitud, beneficiando al resto de un gremio ya agigantado.

Huelga comentar los inconvenientes, riesgos y peligros que suscita diariamente, confundidos justos y pecadores en las calles.  Provocando una respuesta fascista de víctimas y de victimarios, brevemente nos percatamos de las necesidades estructuradas que derivan en conductas que explican el propósito gubernamental de hacerse de un enemigo a la medida.

Sectores aventajados disponen de las divisas indispensables e importan masivamente las motocicletas, principalmente de origen chino, inundando el mercado y abaratando el alquiler y la compra. Además, configurando una suerte de competencia desleal indirecta, aquellas de una procedencia,  modelo y marca diferente, más sofisticadas y potentes, por un proceso de selección natural del hampa, no sobreviven en nuestras ciudades.

Ante los alarmantes niveles de desocupación, ayudando   a disfrazar las estadísticas, la motocicleta se ha convertido en una alternativa laboral (lícita o no),  duradera al disponer de espacios públicos que son expropiados de hecho, para las más disímiles diligencias y cargas.  Reducida dramáticamente las opciones de adiestramiento en otros oficios y de un empleo estable y socialmente seguro, donde realizarse como emprendedores, además, el mototaxismo habla de las facilidades de negociación del vehículo, del escaso rigor para ejercerlo, y de la apremiante movilidad citadina.

Incompetente para solventar los problemas de empleo, vialidad e inseguridad personal, aunque claramente contribuye a los negocios que se realizan bajo su sombra,  el gobierno está condenado a una permisividad que luce ilimitada. Por añadidura, políticamente beneficiado, esa permisividad opera como una contraprestación para sus adeptos parapolicialmente organizados.

Por consiguiente, confundidos el trigo y la cizaña,  por una parte,  los motorizados se saben los más fuertes de la ciudad, expresando al populacho que impone pautas de circulación vial y desarrolla un espíritu de cuerpo tal que, automáticamente, concita la inmediata solidaridad de sus pares frente a la agresión defensiva de los automovilistas y peatones que los rechacen. Éstos son los privilegiados que obstaculizan la labor de quienes se victimizan como los más pobres, comprendiéndose como los justicieros por excelencia de la urbe.

Acotemos, por otra, que las víctimas de los usos y abusos de los motorizados, incluso, más pobres que ellos, no tienen autoridad a la cual recurrir para una actuación oportuna, eficaz y convincente. Impotente, suele explicarse la contrariedad y el enigma a través de sus más elementales prejuicios, siendo el racial y el social los  más expeditos: comenzando, el drama está reflejado en el desarrollo  hasta inconsciente o involuntario de un lenguaje denigrante que, obviamente, estimula el de un contralenguaje de los victimarios, solapándose mutuamente.

Para finalizar, nada más y nada menos que en las estelares fechas comiciales, en un par de ocasiones, el jefe del comando oficialista señaló que las personas desprecian a los motorizados por “monos”, siendo el gobierno el único que les da la mano, cuando sabía muy bien que el temor de la ciudadanía era el de una incursión aterrorizadora por las calles, vista en incontables oportunidades.  Declaraciones semejantes, las que no ayudan siquiera a diagnosticar correctamente la materia,  integran esa dinámica perversa de la fascistización que, por si fuese poco, soterradamente nos carcome.

http://www.noticierodigital.com/2013/05/de-la-pre-fabricacion-casera-del-fascismo/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=964317

Fotografías, en orden descendente: Élite, Caracas, nr. 43 del 10/07/1926; ibídem, nr. 1297 del 12/08/1950; y Últimas Noticias, Caracas, 28/06/1966.

Post-data: Que el el fascio endógeno tenga por símbolo una motocicleta y las relaciones que genera, no significa, en modo alguno, denostar personalmente de los trabajadores viales y mensajeros a los que antes se les pedía que fuese propia. Cuán equivocado está el anónimo correo recibido (hay pseudónimos que desprenden el tufo), al suponerlo increparnos.

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