NOTITARDE, Valencia, 5 de mayo de 2013
"Caminando con Cristo"
Amar, enseñar, recordar y creer (Jn.14,23-29)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
El texto del evangelio de este domingo, tomado del evangelista San Juan, entra dentro de la categoría de los llamados “discursos de despedida”, que Jesús dirige a sus apóstoles antes de ascender al cielo y antes de enviar al Espíritu Santo sobre la comunidad apostólica y sobre toda la Iglesia naciente (Que tendrá la misión de continuar su obra en el mundo).
El texto de hoy hace referencia a cuatro verbos claves: amar, enseñar, recordar y creer. Jesús afirma que quien lo ama escucha su palabra y la pone en práctica; por el contrario quien no lo ama no hace caso a sus palabras. Quien lo ama tendrá la dicha de convertirse en morada del Padre y del Hijo, que por medio del Espíritu Santo vendrán a hacer presencia, a colocar su estancia en la vida del creyente que se abre a la experiencia de amor al Dios Uno y Trino, manifestado en la persona de Jesús; porque las palabras que ha enseñado Jesús a lo largo de su existencia terrenal no son palabras suyas, sino del Padre eterno y será el Espíritu Santo el que ayudará al creyente a recordar y hacer vida todas las enseñanzas del Divino Redentor. Palabras que se resumen en el amor; porque quien ama a Dios y al prójimo vive al estilo de Cristo y es realmente discípulo suyo. Jesús sabe que ya su misión de salvar y rescatar al hombre del pecado y de la muerte ha sido cumplida; con su resurrección la muerte ha sido vencida; ahora el vuelve al seno del Padre, no para abandonarnos, sino para prepararnos un lugar y manifestarse de nuevo al final de los tiempos y llevarnos junto con Él al Padre. Mientras dura este período de peregrinación (tiempo de la Iglesia en medio de mundo), nos envía el Espíritu Santo, llamado el Defensor, que brinda consuelo para que nos enseñe y recuerde de nuevo sus palabras, que son palabras de vida eterna. Así el Espíritu Santo viene a ser “Maestro interior” dentro de la vida del creyente, aquel que en silencio, pero de manera efectiva va guiando al creyente a vivir de acuerdo a la Buena Noticia que el Hijo eterno del Padre Dios vino a traer al mundo. Jesús pide a sus discípulos que no tengan miedo ni se angustien, que Él les deja su paz; esa paz que sólo el Espíritu Santo de Dios puede dar al ser humano; no es la paz del mundo ni como la da el mundo; es ese sosiego, fortaleza y serenidad interior que sólo Dios con su infinito amor puede brindar a cada uno de sus hijos. Para que esto pueda ser realidad en la vida de cada discípulo, de cada creyente; necesita tener fe, creer en las palabras de Cristo, creer en sus promesas, aceptar con corazón y mente abierta las enseñanzas del Salvador del mundo. Jesús se va al Padre y nos invita a la alegría, porque Él nos señala el camino, nuestro destino, la meta de nuestra existencia que es vivir para siempre en el amor que tiene su fuente en Dios Padre. El cristiano que cree en Cristo y le cree a Cristo como revelador del Padre y comunicador del Espíritu Santo, está invitado a la felicidad; porque Jesús no miente ni hace falsas promesas, su palabra es verdad. Él que junto al Padre y al Espíritu Santo son un solo Dios; sin embargo, se reconoce inferior al Padre, no en cuanto divinidad; porque el Hijo y el Espíritu Santo tienen igualdad de naturaleza divina con el Padre; es inferior al Padre en cuanto hombre, en cuanto ser humano; no en cuanto Dios.
El texto de hoy sin nombrar la palabra Trinidad hace alusión directa al Padre, el cual Jesús menciona manifestando que quien lo ama, escucha sus palabras y las hace vida entrará en comunión con Él y con el Padre que vendrán a vivir en su corazón, haciendo morada en su vida; Él se reconoce como Hijo eterno del Padre, que procede de Él y a Él regresa después de haber cumplido la misión que le encomendó en el mundo y El Espíritu Santo que vendrá en su nombre para defender, enseñar, recordar y guiar a los creyentes en sus peregrinar hacia la Casa del Padre. Abramos nuestra vida al amor, dejémonos enseñar y guiar por el Espíritu Santo de Dios que dentro de nosotros nos impulsa a creer y vivir en paz y la alegría de sabernos amados y rescatados por Dios en Cristo Jesús.
IDA Y RETORNO: Estamos en el mes de mayo, mes dedicado a Nuestra Madre La Santísima Virgen María; invoquémosla con fe y pidámosle que bendiga de manera especial a Venezuela y que interceda ante su Hijo Jesús por nosotros. Sabemos el valor que tiene una madre y los cristianos auténticos estamos llamados a amar a la Madre de Cristo, Él que es verdadero Dios y verdadero Hombre y que siempre amó y honró a María y no podemos imaginar lo contrario; porque si nosotros siendo pecadores amamos y honramos a nuestras madres, Jesús el Hijo perfecto, supo amar y respetar a su Madre María; que nos dejó como Madre a los pies de la cruz en la persona del joven discípulo Juan. No temamos en acercarnos a María y pedirle que nos bendiga con su amor maternal y que nos acerque siempre a su Hijo Jesús, nuestro Mesías y Único Redentor.
Villegas
En su homilía de ayer, el Padre Alí Villegas se refirió a las descargadas que desea Jesús, por la sobreabundacia de preceptos y ritos que caracterizaban al pueblo judío, como al Concilio de Jerusalén. Nos llamó la atención que, parte de la homilía, finalizándola, colocasen una pista de fondo y cantara, silente la agrupación musical (LB).
Pieza: Luis Araujo ("Selva tropical").
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