María Corina y la autopista
Luis Barragán
El tiempo le ha concedido la razón, como la tuvo en 2014. Era, es y será
necesario tomar las calles para encauzar la legítima y pacífica protesta
venezolana que nos conduzca a una efectiva transición democrática, plenamente
reconocidas la crisis humanitaria y la dictadura que padecemos y sobre las
cuales ella nos había alertado con antelación.
Algunos creyeron una intemperancia de la resuelta decisión de tomar las
autopistas del país, fundamentalmente las que tejen a la ciudad capital,
formidable teatro de la indignación
ciudadana. Simplemente, las calles y avenidas resultarían demasiado estrechas
para exponer toda la multitudinaria, pacífica y constitucional protesta que las
desbordarían, como en efecto ocurrió, por lo que las largas y anchas autopistas
serían el mejor lugar para darle un vivo e inequívoco testimonio al mundo de
una corajuda y gigantesca concurrencia convocada boca a boca, byte por byte,
sin medios públicos de transporte, cortada la comunicación entre el este y el
muy temido oeste de Caracas, sin campaña alguna de publicidad por radio y
televisión, teniendo al Estado listo para todo sabotaje.
Una y otra vez, hemos llenado las autopistas chamusqueadas por los disparos
de algo más que los artefactos lacrimógenos, cercados por tanquetas y observados,
como también bombardeados, desde los heilicópteros. Una superlativa
movilización ciudadana que ha obligado a responder a la dirigencia partidista,
convertida la oposición venezolana en una irrefutable referencia universal que
demanda una pacífica transición democrática.
Recordamos, meses atrás tuvimos que defender a María Corina Machado en la
entrevista que nos realizara la emisora televisiva de la Asamblea Nacional,
porque proponía el empleo de las autopistas para el mejor testimonio de un
pueblo en su ascenso ciudadano. E, incluso, nos colmó de rabia que, desde
Miami, un periodista tarifado la atacase tan injustamente, meses más acá, por
la propuesta.
En la reciente marcha a la altura de Los Ruíces, acompañando a los
profesores de la USB, repentinamente distinguimos a Kiko Bautista, en medio de
la autopista, creyendo que le daríamos la mano en un gesto regocijado de
saludo. Quedó tan sorprendido como el profesor Luis Alberto Buttó, con quien el
suscrito conversaba al caminar: “!Y tú que te quejabas de María Corina y estás
aquí en la autopista!”, atinamos en decir con firmeza. Y lo hicimos
espontáneamente frente al enmedecido que apuntamos con un dedo acusador. Por
cierto, tan espontáneo que no se nos ocurrió tomar un video del minúsculo
episodio.
22/05/2017:
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