EL MUNDO, Barcelona, 17 de mayo de 2017
LA ÚLTIMA COLUMNA
Homenaje a Negrín
Emilia Landaluce
Muchos niños del franquismo corrían a la cama con una amenaza equivalente a la del hombre del saco. "¡Que viene Negrín!".
Mañana se cumplen 80 años desde el nombramiento de Juan Negrín (1892-1956) como presidente del Gobierno. Y apenas una semana después de que Podemos, PSOE y Ciudadanos votaran a favor de exhumar a Franco y Primo de Rivera del Valle de los Caídos, Ximo Puig ha organizado un acto de homenaje "y desagravio" al político canario, tal y como rezaba el teletipo de Efe que se reprodujo en la web de este periódico. Los lectores no tardaron en recordar las sombras del desagraviado Negrín: su sumisión a Stalin (reprochada incluso por sus compañeros socialistas), las escapadas a los cabarés (eso lo contaba Prieto) y su empeño fatal por prolongar la Guerra Civil... Tampoco olvidaron el grotesco envío del oro de Moscú o la peripecia del Vita, uno de los episodios más sonrojantes para el exilio. En pocas líneas: Negrín fletó a México un barco con cajas repletas de divisas, joyas y monedas procedentes de las incautaciones de la República y del expolio de algunas instituciones culturales y religiosas. [Hay que recordar que gran parte de la colección de monedas del Museo Arqueológico -muchas de valor incalculable- se fundieron en lingotes]. Nadie sabe muy bien qué fue de aquel tesoro salvo que Prieto y Negrín se pelearon por él...
El homenaje a Negrín preocupa a poca gente, a la que le importa que Franco siga en Cuelgamuros. De momento, resulta sorprendente que Garicano, vehemente defensor de la exhumación, no haya protestado por el homenaje de Puig y, ni mucho menos, haya acudido al Gobierno mexicano para reclamar el tesoro del Vita. ¿Quién sabe si su valor superaría al rescate que él quiso pedir a Bruselas?
En la tumba de Franco no sólo está el resarcimiento de los años más crudos de la dictadura. Escarbando en el pasado nos encontraremos también los asesinatos de Paracuellos, Gernika, el golpe del 34, y así hasta que nos caigamos todos a la fosa para pedirle cuentas a Abel.
Fuente:
http://www.elmundo.es/opinion/2017/05/17/591b3afe268e3efc758b4845.html
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