De los puentes funestos y oportunistas
Luis Barragán
Absolutamente nadie, en su sano juicio, niega la posibilidad y necesidad de un diálogo entre las fuerzas de oposición y las del gobierno. Sin embargo, ¿no hemos escarmentado lo suficiente cuando se trata de postergar y consolidar la consabida impunidad de un régimen que tiene en su haber más de treinta muertes injustas, prematuras e innecesarias en apenas un mes, procurando aplastar a cualquier precio la disidencia, en lugar de propiciar la definitiva e inmediata transición democrática? ¿Acaso no ha hecho trizas cualquier previsión constitucional para una salida pacífica y electoral a la pavorosa crisis que generó y sigue agravando? ¿No intenta burlarse aún más de la buena fe de los venezolanos disparándole a quemarropa en una declaración de guerra lo suficientemente documentada en medio de sus faenas de represión, grabadas las consignas que anteceden al calculado empleo letal de las armas supuestamente no letales?
Partícipes involuntarios de una diáspora inédita en todo nuestro historial
republicano, los coterráneos que se encuentran en el exterior ya están
justificadamente alertas al movimiento de los oficialistas que intentan huir
preventivamente del colapso de un socialismo tan real como el que más, caracterizados
por niveles de vida que nunca lograrán legitimar. Cierto, pudieron incurrir en
los excesos de un acoso contraproducente, pero razonablemente les indigna que
gobernantes y ex - gobernantes, contratistas y ex - contratistas, familiares y
relacionados con el bolsillo repleto, traten de montar un discurso de
victimización y aleccionar a todo aquél que los haya sufrido y los sufren hasta
provocar un forzado destierro.
En días pasados, Maripili Hernández fue descubierta al azar por un par de
venezolanos residenciados en Barcelona y, con todo el respeto que les fue
posible, la increparon (https://www.youtube.com/watch?v=rjZhjBj61cc).
Ella, pidió respeto reivindicando su
oficio periodístico y las otras personas que la acompañaban, según la
cámara, en el breve tiempo de grabación
solicitaron que no hubiese violencia (Jesús María Casal), pontificando en torno
a la exacerbada confrontación que no permitirá reconstruir al país (Hiram
Gaviria).
En un comunicado público, el Instituto para las Transiciones
Integrales de España (IFIT) señaló que el encuentro entre referentes
venezolanos del gobierno y de la oposición forma parte de un programa que
promueve el diálogo y la transición de alto nivel, al igual que ocurre en otros
países como Túnez, Sri Lanka, Siria, Ucrania, Colombia y El Salvador, buscando
propuestas creativas y realistas a los conflictos; y la misma fuente de
información trae una explicación de Gaviria, ya que se trató de una “conversación sobre la situación en Venezuela
y evaluar las posibilidades de una solución pacífica y consensuada a nuestra
grave crisis estructural” (http://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Instituto-Espanol-para-Transiciones-Integrales-tiende-puente-para-dialogo-en-Venezuela-20170511-0084.html).
Ahora bien, aleccionados por lo ocurrido en 2014 y en
2016, no todo esfuerzo de mutua comprensión e intercambio dirigido a una
solución satisfactoria para el drama venezolano, es real y convincentemente un
diálogo, institución universal enmarcada en sendos procesos de paz que
distorsionó y fulminó Nicolás Maduro, asestándole todo el descrédito posible
después de asaltar y dinamitar el propio lenguaje, en un esfuerzo deliberado de
traición. Circunstancia ésta que agrava
indeciblemente sus reconocidas limitaciones políticas para salvar una
embarcación que está hundiéndose, sentido el peso de una violencia que el mismo
director de la orquesta que la amenizaba, no otro que Gustavo Dudamel, busca
desesperado un bote de salvación.
Lo que ha ocurrido a la salida
supuesta de un restaurant español, distante y pretendidamente seguro ante
cualquier mirón, es algo más que un episodio. Si de moral se trata, resulta
inconcebible compartir distendidamente una cena mientras las calles venezolanas
se convierten en el paredón que enluta a numerosas familias; y si de política
hablamos, no apunta a un ejercicio del realismo necesario, porque los partidos
adscritos a la unidad democrática o, por lo menos, Vente Venezuela, no están
informados y, menos, asumen como una iniciativa significativa la de un
instituto español que, por muy buena fe que exhiba, poco o nada contribuye a la
tarea común de auspiciar y lograr la deseada transición en paz. Y, como la
política no se entiende sin la indispensable dimensión moral, siendo inútil o
ineficaz la separación de ambos elementos, la reacción de los venezolanos que,
por casualidad, tropezaron con los supuestos comensales, confirma la inevitable
premisa, pues, transterrados, a ellos
debemos también darles una respuesta a la altura de sus más genuinas angustias.
Lejos estamos de una descalificación
personal de los referentes involucrados, esperando que un amigo de muchos años,
como Casal, nos conceda una explicación, aunque – es necesario decirlo
directamente – no esperamos otra de Gaviria. Éste, precisamente, jugó un papel
demasiado sospechoso, como el propio reconocimiento legal de su partido, en
2014, incluyendo la promesa incumplida de su renuncia a la curul y no
constituye una referencia confiable en el proceso de recomposición política en
Venezuela, porque abona a ese estrecho y, a veces, extenso terreno del
oportunismo en el que no pocos pretenden arar y redondear su suerte personal y
política.
Agotadas todas las posibilidades
objetivas de supervivencia para un régimen que literalmente quebró al país,
ansioso por saquearlo moralmente antes de huir, es necesario reafirmar que todo
diálogo lo es para facilitar una salida lo más sanamente posible, evitándole a
todo trance un baño de sangre al país. Y, por supuesto, que ese diálogo no
remite a un burdo ejercicio terapéutico y, acaso, recreativo, por muy generosas
que sean las atenciones de alguna institución benefactora.
Asumamos que los venezolanos nos
enteramos del celebérrimo diálogo en 2016, gracias a las infiltraciones
auspiciadas por el propio gobierno que daban cuenta de conversaciones previas y
privadas, por ejemplo, en República Dominicana, cubiertas por un manto de
misterio que sólo concernían a los partidos concurrentes. Es importante
reconocer que, por mucho que algunos se crean Henry Kissinger y Lê Ðức Thọ
acordando secretamente el alto al fuego en 1970, camino a la paz de Vietnam, lo
es cierto es que el diálogo posible en Venezuela exige un mínimo de publicidad
que permita recuperar la confianza en el término, recuperando el propio lenguaje mancillado
por el régimen.
15/05/2017:
http://www.ventevenezuela.org/los-puentes-funestos-oportunistas-luis-barragan/
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/29932-barragan
http://www.scoopnest.com/es/user/PrensaMCM/864214112544346112
http://www.entornointeligente.com/articulo/9988685/VENEZUELA-De-los-puentes-funestos-y-oportunistas-17052017
15/05/2017:
http://www.ventevenezuela.org/los-puentes-funestos-oportunistas-luis-barragan/
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/29932-barragan
http://www.scoopnest.com/es/user/PrensaMCM/864214112544346112
http://www.entornointeligente.com/articulo/9988685/VENEZUELA-De-los-puentes-funestos-y-oportunistas-17052017
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