De un escándalo histórico
Luis Barragán
Recientemente, Alfredo Romero, vocero de una entidad muy seria y respetada
como el Foro Penal, informó en torno a los resultados del feroz oleaje
represivo naturalmente del gobierno. A la fecha, indicó, 64 muertes durante las
protestas, siendo 42 las directamente abonadas por ellas, más 2950 arrestos,
1329 personas aún presas, 355 presentadas a los tribunales militares quedando
189 detenidos. Desde el primero de abril del presente año, batiendo el triste record de 2014, las cifras
revientan de indignación ante un régimen que se dijo segura sucursal de los
monjes trapenses cuando rasgaba sus vestiduras para iniciar esta otra centuria
y, como nunca antes, masiva e indiscriminadamente ahora remite a civiles a la
jurisdicción castrense, por subrayar apenas un detalle.
La prensa registra la congratulación personal que hizo Nicolás Maduro a un
grupo de efectivos de la GNB, por la batalla (SIC) librada en defensa de la
paz: “esa gente está vencida y con la constituyente la vamos a enterrar”. No
sorprendería una candidatura para el Nobel y quizá el mismo galardón, ya que
varias veces fue premiado - el mismo gobierno de todo este siglo - por la FAO gracias a una gestión que redujo al
país a una aguda y constante crisis humanitaria.
Las macabras estadísticas no deben menos que escandalizarnos, habida cuenta
que los marxistas de esta hora, los ocupantes de Miraflores, clamaron a los
cielos por la emblemática represión de los, por cierto, alzados en armas, en la
ya remota década de los sesenta del siglo pasado. Incomparable de revisar los
números, pues, agreguemos, en una época
dificultosa, valga el detalle, hubo parlamento y medios de comunicación social
para la denuncia e investigación de los casos.
Década en la que hubo un número menor de muertes y prisioneros políticos y
éstos, está suficientemente documentado, por regla no padecían las
circunstancias difíciles y peligrosas de los actuales, ni el gobierno podía
soslayar tan fácilmente sus responsabilidades, como acontece ahora. E, incluso,
a los mentados socialistas del siglo XXI, se les ocurrió, por estos años,
sancionar y promulgar una ley de auto-protección, so pretexto de no olvidar la
vieja represión, que, al iniciarnos en las lides parlamentarias, disculpándonos
por la inelegante cita, tuvimos ocasión de adversar frente al otrora
mayoritario oficialismo que pobló los palcos de sus agresivos partidarios (https://www.youtube.com/watch?v=7lZJep-zz-Q).
Los apedreadores de oficio que, excepto los días feriados, exhibían sus
mejores capuchas en los alrededores de la UCV que les servía de una autonómica
guarimba, apostando luego por el comandante que los condujo al poder, no pocas
veces literalmente armados, hoy se quejan hasta por el tropiezo de un mosquito
contra el vidrio de sus lujosos y blindados automóviles. Carecen de toda
autoridad moral para continuar en el poder y, faltando poco, pretender lavarse
las manos ante las muertes injustas y prematuras de jóvenes venezolanos que
pacíficamente los protestan.
29/05/2017:
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