domingo, 14 de mayo de 2017

VOCES A REIVINDICAR



Hazaña, épica, heroísmo

Luis Barragán

Solemos desconfiar de algunos términos vapuleados por el poder establecido en los últimos años, cuyos ocupantes se tienen por hazañosos, épicos y heroicos.  El día que recobremos plenamente la libertad, recuperaremos también el sentido, autenticidad y vigencia de voces que muy bien le conceden un justo significado al esfuerzo voluntario, desprendido y persistente de personas y movimientos que, teniendo por delante una gratificante humildad, nos reconcilian con lo mejor de la oposición democrática.

Dando un testimonio espontáneo de ciudadanía, al calor de las más duras y difíciles circunstancias, surgen sendos grupos de auxilio médico y paramédico, como el de la Cruz Verde o los Cascos Azules, metidos en el riesgoso corazón de las manifestaciones cívicas, convertidos sus integrantes en el objetivo favorito de la respuesta represiva. O abogados que, organizados o no por el meritorísimo Foro Penal, diligencian gratuitamente la libertad de los injustamente detenidos gracias al relámpago escabroso de una sistemática, selectiva o masiva persecución que burla los más caros y elementales principios constitucionales.

Igualmente, citemos a los vecinos de casas o apartamentos lacrimogenados o abaleados que prontamente refugian a quienes huyen del candelazo irresponsable y a ciegas de las fuerzas de opresión, aumentando el peligro de un allanamiento al azar de las fuentes del temido cacerolazo que las aturde. Debemos incluir a los más osados jóvenes que se colocan con sus artesanales escudos, enguantando la mano para devolver los cartuchos de gas, en una primera fila defensiva ante las tanquetas y ballenas para las cuales no tienen más entrenamiento y destreza que la de su apasionado fervor venezolanista, deseándolos el gobierno como el grupo paramilitarmente adiestrado de sus sueños por una guerra civil de salvación continuista.

Nada aficionados a los selfies recreativos, por casualidad, al marchar en una ocasión con el profesorado de la USB, tuvimos ocasión de descubrir a Mónica Kräuter, quien nos hizo el honor de compartir una fotografía tomada por Luis Buttó.  Ella, químico de profesión, es la autora de un utilísimo catálogo de recomendaciones para neutralizar los efectos de los gases tóxicos arrojados a una población desarmada, proteste o no, investigando la docente otras sugerencias afines. Y, además de agradecerle la gráfica, lo hicimos porque – sencillamente – sus consejos fueron aplicados en casa, limpiándola del tremebundo gas que la invadió, aunque el impacto de una bala quebró el vidrio del vecino, cuyo ventanal exhibe una gruesa pieza de cartón ya que no consigue la adecuada lámina transparente.

Si no estuviesen tan desprestigiados los premios de la paz, fueren o no de Oslo, estas personas y movimientos deberían reconocérseles por una tarea que, repetimos, tiene la humildad como su mejor verdad. Habrá oportunidades futuras de historiar los días que cursan para reivindicar la hazaña, la épica, el heroísmo que acentúa una lucha tan desigual frente a la dictadura, aunque sabemos que hacer la historia más de las veces es distinta a escribirla: no siempre sus hacedores realmente la hacen y no siempre sus escribidores la protagonizan, falseándola.

Parlamento externo

La semana que concluye, tuvimos ocasión de conocer personalmente a Álvaro de Lamadrid, parlamentario argentino que se apersonó en el hemiciclo de sesiones de la Asamblea Nacional, imponiéndose de la situación real del país. Lamentablemente, no sabíamos de su visita y nos hubiese gustado intercambiar impresiones con el destacado dirigente de Unión Cívica Radical (UCR), autor de una interesante bibliografía apenas explorada por las redes: agradecemos inmensamente su solidaridad.

Idéntico agradecimiento merece el diputado uruguayo Daniel Radío,  quien denunció a viva voz la realidad venezolana en la Asamblea General de Montevideo, con un exacto conocimiento y un estupendo afecto por la causa de la democracia, libertad y justicia. De una extraordinaria claridad, supo ahondar en las características de un régimen que, como el de este siglo, nos ha hundido como Radío tampoco pudo adivinar cuando lo conocimos en nuestro país, luego de El Caracazo.

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