El asunto Esequibo
Nicomedes Febres
* Nunca he estado muy pendiente de los problemas limítrofes de Venezuela porque si uno a título personal no va a resolver nada, entonces para qué carrizo va a estar preocupado también por ese asunto, de allí que era mejor dejarlo en manos de los militares y de los diplomáticos, verdaderos responsables de la parte técnica del problema, junto con los políticos de verdad. Pero una cosa piensa el burro y otro el que lo monta, porque cuando estudiaba Ciencias Políticas, en esas materias opcionales que debía tomar para completar los créditos académicos debí estudiar el asunto de acuerdo a mis limitaciones horarias que eran muchas. Por esa razón banal me inscribí en un seminario relativo al Diferendo con Guyana dictado por mi entrañable y viejo amigo Pedro Nikken, a la sazón Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Era Pedro una de las voces más autorizadas sobre el tema limítrofe y en ese seminario descubrí a un presidente Betancourt capaz de jugar varios tableros políticos a la vez, porque si hay un caso bien sustentado sobre los derechos venezolanos en las zonas en reclamación es el caso del territorio Esequibo. Era un caso técnica y jurídicamente ganado por Venezuela y la conclusión lógica era que había que negociar porque de satisfacerse las legítimas aspiraciones nuestras, eso significaría más de los dos tercios del territorio de Guyana lo que acabaría con la existencia de esa nación. Ya el gobierno de Betancourt había echado las bases de un acuerdo beneficioso para nuestro país y en política internacional en asunto de límites territoriales se debe saber manejar el tiempo histórico con prudencia. Por ese narcisismo patológico de ser un protagonista histórico del planeta, el difunto nos metió en un berenjenal que pone en peligro los derechos de Venezuela sobre el Esequibo, y por eso llegó a arriesgar los derechos venezolanos con tal de hacerse querer por la comunidad angloparlante del Caribe. Cómo van a explicar históricamente los militares, esos de patria, socialismo o muerte, que bajo un régimen militar, porque éste es un gobierno militar con careta de maduro, se vaya a perder ese territorio? Un territorio que siempre los militares han usado como justificación moral para exigir grandes presupuestos ni supervisados ni controlados. Un territorio que ha sido el argumento para que los militares se rasguen las vestiduras del patrioterismo chambón como lo hizo el general Pablo Antonio Flores cuando el doctor Caldera lo destituyó y no lo nombró ministro de la defensa cuando era el militar de mayor antigüedad dentro del ejército y se fue para la isla de Anacoco, ubicada en el río Cuyuní para protestar contra el gobierno recién iniciado de Caldera en 1969. Cómo van a hacer los militares, la institución más desprestigiada y repudiada por los venezolanos según las encuestas, para conseguir consenso social ante el conflicto Esequibo? Van a llegar al extremo al que llegaron los militares argentinos de declararle la guerra a Inglaterra por el asunto de Las Malvinas para tapar su rechazo popular y la pésima gestión económica y social de ese abominable régimen? Cómo van a prepararse los generales arroz y caraota ante lo que viene, si están dedicados a comprar y vender comida con pingues beneficios para los intermediarios? Faltan diez meses según nos avisa el diputado Barragán que se ha apersonado del tema.
* En las fotos el diputado Luis Barragán y Pedro Nikken.
Fuentes:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10211516611091663
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/29260-esequibo
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