domingo, 5 de marzo de 2017

INSIGNE VENEZOLANO

EL UNIVERSAL, Caracas, 28 de febrero de 2017
Cruxent, el espíritu de la materia
Miguel Azpúrua

Así se titula un libro sobre la vida científica del profesor Josep María Cruxent, escrito y publicado por el IVIC, siendo el autor su paisano Ferrán Caballero, en 2008. Hoy en día donde campea la ignorancia, la despreocupación y la indiferencia, sobre las actividades y descubrimientos científicos de abnegados investigadores, que dedicaron toda su vida para dar a conocer a Venezuela y el mundo, en aspectos arqueológicos, antropológicos y morfológicos, que evidencian que nuestro territorio y el del continente americano -contrariando atrevidas teorías sin fundamento-, estuvo habitado desde tiempos que se remontan entre 14 y 16 mil años AC. Por ello, vamos a esbozar aspectos biográficos y existenciales del profesor Cruxent. Nacido en Sarría-San Gervasio, distrito de Barcelona, Cataluña, España, el 16 de enero de 1911; hijo de Josep María Cruxent y de doña Mercedes Roura, cursa entre 1930 y 1936 en la Universidad de Barcelona, Arqueología y Artes Plásticas, y también en la Escuela de Artes y Oficios  de la “Llotja”; estudios que fueron interrumpidos por la cruenta Guerra Civil Española (1936-1939), en la cual Cruxent participó a favor de la República, destacándose en el sitio de Teruel, Aragón; a la finalización del conflicto, Cruxent luego de una estadía en Francia, emigró a Venezuela, adonde llegó a fínales de 1939. Nacionalizándose al poco tiempo.

Sus inicios en nuestro país fueron duros, se dedicó a trabajar proyectando películas; y en 1942 comienza en la docencia nacional, impartiendo clases de Arte y Dibujo Técnico, en La Victoria, en el colegio “Santa María”; también en el liceo de Los Teques “San José de Tarbes”, y colegio “La Salle” en Caracas. Meteóricamente pasa a formar parte de sociedades culturales del país, incorporándose de lleno a diversas actividades arqueológicas.  Y a partir de 1953 es el pionero y fundador de la cátedra de Arqueología de la Universidad Central de Venezuela y de la Escuela de Sociología. El doctor Marcel Roché lo recomienda para unirse al departamento de Arqueología del Instituto de Investigaciones Científicas (IVIC); y en colaboración con Irving Rouse (Arqueólogo y botánico norteamericano, 1913-2006) escriben y publican “Arqueología cronológica de Venezuela”, en 1958. A partir de allí su labor es intensa, se adentra en Guayana, en una expedición franco-venezolana, buscando nacientes del río Orinoco y el deslinde de la frontera con Brasil; en Cubagua desentierra las ruinas de Ciudad Cádiz; en el estado Falcón -Taima-Taima y Muaco- encuentra restos paleolíticos del mastodonte americano; desentierra cementerios indígenas en la poblaciones larenses de El Tocuyo y Quíbor, descubriendo su antiquísimo origen, partiendo del sistema de datación del carbono 14 (6 protones y 8 neutrones), concebido y desarrollado por Willard Frank Libby -químico norteamericano, ganador del Premio Nobel de Química en 1960-,  a partir de 1949.

De la misma manera investigó, excavó y analizó, desde 1987 -conjuntamente con arqueólogos hispanos y en especial con la doctora Kathleen Deegan, de la Universidad de La Florida-, con motivo de celebrar el V centenario del “descubrimiento” de América en 1992: en La Isabela, primera villa fundada por el Almirante Cristóbal Colón en Santo Domingo, en el transcurso de su segundo viaje al “Nuevo Mundo”, el 6 de enero de 1494, donde dejó un contingente de soldados, artesanos y religiosos; sobre los restos del original asentamiento del “Fuerte Navidad”, cuyos pobladores, murieron de enfermedades, mengua, y el resto asesinados por el cacique Canoabo, del grupo caribe “Taíno”, dos años antes. 

Paralelamente Cruxent, tuvo una destacadísima actividad pictórica, realizando muestras y exposiciones de su arte “paracinético” en varias ciudades del mundo, Bogotá, Washington, París, Santiago de Chile, Bruselas, San Juan de Puerto Rico, Santo Domingo, Museo de Bellas Artes y Galería de Arte Nacional, de Caracas; combinando  el “informalismo”, con adición de elementos vegetales a sus lienzos y efectos luminiscentes en sus trabajos. Fue integrante del grupo de artes plásticas, “El Techo de la Ballena”, creado en 1961, y participa en la presentación pictórica “Sujetos plásticos de la Ballena”, en el Salón capitalino “Galería-Librería Ulises”, en 1963. Asentado en Santa Ana de Coro, es nombrado director del Centro de Investigaciones Antropológicas, Arqueológicas y Paleontológicas, “CIAAP”, del estado Falcón. La universidad “Francisco Miranda” de Coro, le confiere el doctorado Honoris Causa, en 2002, como reconocimiento a su labor como arqueólogo, y difusor en medios de comunicación con centenares de publicaciones acerca de sus investigaciones sobre el origen de nuestras etnias primigenias.  Recibió en vida numerosos reconocimientos y condecoraciones, todos muy merecidos, por cierto; un ser humano excepcional, y un orgullo del gentilicio patrio.  Imagen arqueológica patrimonial  de la primera capital de Venezuela; y allí lo sorprendió la muerte, el 23 de febrero de 2005, a los 94 años de edad. Por iniciativa de sus familiares, fue creada en 2009 la “Fundación Cruxent” con fines divulgativos de la obra y acción de este notable científico.  

Fuente:
http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/cruxent-espiritu-materia_641264

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