"Desde el momento en que el artista acepta considerarse como un funcionario, abdica, se reconoce listo para aceptar todas las capitulaciones a que lo obligarán los países totalitarios. Lo que significa decir que deja de ser artista. Y al mismo tiempo se coloca en la imposibilidad de experimentar nada que se asemeje a la alegría de crear, que es inseparable de la verdadera libertad ..."
Gabriel Marcel
("El misterio del ser", Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1964: 209)
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