domingo, 30 de octubre de 2016

HOJUELARIOS

De un mensaje telefónico
Luis Barragán


Distaba todavía la entronización de la antipolítica en Venezuela, cuando nos incorporamos a las luchas liceístas que, por entonces, ofrecían un escenario natural para la contestación. Tuvimos la fortuna de afiliarnos tempranamente a una corriente ideológica universal, estudiándola y debatiéndola de acuerdo a nuestros modestos alcances y, así, desde el humanismo cristiano, confrontamos – incluso – a las corrientes y grupos marxistas, convencidos y orgullosos de nuestra utopía que también sabía de dificultades en el mismo partido de adscripción.

Recordábamos en días pasados esta etapa de un gran ímpetu romántico, quizá propio de la edad, al escuchar el testimonio de un viajero a La Habana, en las inmediaciones de la Asamblea Nacional. Palabras más, palabras menos, repartían lo poco que había y, ejemplo de absoluta tranquilidad y sosiego, pudía caminar las calles de la ciudad – acaso – extrañando el asedio de la delincuencia.

Reconoció la persona amiga, alrededor de una taza de café, muy a pesar de su actual militancia en el PSUV,  la dramática realidad que padecemos, demasiada lejana a la que nos vio crecer en un aula de la secundaria, debitándola a la torpeza y hasta traición pequeño-burguesa de Maduro Moros, por lo que entendimos que la añeja vocación política del condiscípulo es ahora una resignada formalidad burocrática.  Luego de una que otra grata reminiscencia de los adolescentes que fuimos, le preguntamos qué más faltaba para que este fuese el socialismo de sus sueños, si ni siquiera podía saber cuán justo es el reparto de la miseria cubana y hasta dónde llegaba el terror cotidiano que no admite un desesperado hurto famélico, derivado del férreo control político y social que ejerce una dictadura de más de medio siglo.

No hubo tiempo para profundizar en una discusión que atascaba la anécdota de inesperada reaparición, una tras otra, riendo de la añeja rivalidad que se supuso gigantesca y decisiva por entonces, más de las veces, resuelta a golpes y porrazos en unos comicios estudiantiles que, así lo creíamos, definían el curso entero de la humanidad. Luego de un abrazo fraterno, siendo la terquedad una de sus características, nos despedimos advirtiéndole que examinara al madurato desde la perspectiva del marxismo que proclama, como secuencia lógica de un chavismo que lo concibió y acunó en el Estado Cuartel que aspiró y subvencionó todo un proyecto continental, pretendiendo saquearnos culturalmente. Valga la coletilla, deseando confiscarla, ha aprovechado la historia común para exhibirse como una  opción que saca sus consignas del peor libro de auto-ayuda o de una caja de detergentes, porque la de hojuela de maíz es para la nomenclatura.

Transcurridas varias semanas, todavía no recibimos respuesta del mensaje telefónico que le enviamos, meditando sobre la situación de los isleños, infinitamente peor ya que no supieron de gobiernos democráticos que dejaran una infraestructura hospitalaria, vial o eléctrica, aunque trastocada cada vez más en escombros. Y, peor aún, la tiranía se hizo un hábito que, sencillamente, nosotros rechazamos.
Fotografía: Pieza de Efraín Ugueto (Colección: NFL).
31/10/2016:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/28019-luis-barragan

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